Ciberpichones
Si WannaCry pasa a la historia del cibercrimen no ser¨¢ por su maestr¨ªa t¨¦cnica
Los ingleses lo llaman trampa para pichones (pigeon drop). El ejemplo m¨¢s conocido entre nosotros es el timo de la estampita, pero tambi¨¦n la primera escena de El golpe pertenece a esta venerable categor¨ªa. Lo que tienen en com¨²n estas estafas es que la v¨ªctima (el pich¨®n) se merece haber sido estafada, pues solo siendo un miserable ha podido caer en ella. El pich¨®n ha querido hacer pasta f¨¢cil a costa de enga?ar a un tonto, y all¨ª no hay m¨¢s tonto enga?ado que ¨¦l mismo. El timo de la estampita debe su celebridad a que lleva impl¨ªcita en su estructura una forma de justicia parad¨®jica y po¨¦tica, como en la tragedia griega.
La crisis del WannaCry, el ¨²nico ciberataque que ha logrado abrir la portada de la prensa de referencia mundial, tiene un ¨¢ngulo de trampa para pichones. WannaCry es un software malicioso (abreviado malware) que combina un tipo de virus inform¨¢tico especializado en propagarse por la web (un gusano) con un programita que encripta los contenidos de tu ordenador y te exige un rescate por desencriptarlos (ransomware).
El gusano es muy bueno, lo que no sorprende, porque fue dise?ado por la NSA (Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, encargada de la ciberdefensa en un sentido amplio que incluye la ciencia del ciberataque). La segunda parte de WannaCry, por el contrario, es una chapuza indigna de este emergente negocio, que ya ten¨ªa nobles precedentes. Quien rob¨® el gusano a la NSA debe ser un superhacker, pero quien le a?adi¨® el c¨®digo de ransomware es un chapuzas, tal vez un ni?o con talento en un garaje sin encanto, como sospechan algunos expertos en ciberseguridad.
Y los que han ca¨ªdo en esta chapucera mezcla de un gusano de ¨¦lite con un ransomware de baratillo son, naturalmente, los pichones: el servicio brit¨¢nico de salud, la mayor firma de telefon¨ªa espa?ola, una importante aerol¨ªnea china y ¡ªlo m¨¢s espeluznante de todo¡ª el Ministerio ruso del Interior. Los ordenadores personales no han sufrido la extorsi¨®n (te vas a re¨ªr, pero la raz¨®n es que tienen cerrada a cal y canto una conexi¨®n llamada ¡°puerto 445¡±). Las redes corporativas mejor protegidas tambi¨¦n tienen cerrado ese puerto. No as¨ª las empresas e instituciones citadas m¨¢s arriba. Son el pich¨®n de esta estafa, porque cre¨ªan estar ahorrando superfluos gastos en ciberseguridad cuando, en realidad, se hab¨ªan dejado abierto el puerto por el que les entr¨® la peste.
Si WannaCry pasa a la historia del cibercrimen no ser¨¢ por su maestr¨ªa t¨¦cnica, sino por haber revelado la capacidad destructiva de una chapuza. Ense?emos a madurar a los pichones.
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