Sue?os dorados, amargo despertar
Cuando en 2019 se aplique el Brexit, Gran Breta?a podr¨ªa encontrarse en la antesala de la recesi¨®n
En un reciente viaje a Gran Breta?a contempl¨¦ en la BBC un debate sobre las secuelas del Brexit, la pol¨¦mica sobre Gibraltar, la lamentable situaci¨®n del Servicio Nacional de Salud, las carencias en educaci¨®n p¨²blica y el deterioro de las infraestructuras de comunicaciones metropolitanas y ferroviarias, sometidas a una err¨®nea pol¨ªtica de liberalizaci¨®n. Estas tres ¨²ltimas son resultado de los recortes conservadores tras a?os en el poder. Los espectadores recriminaban a la BBC que se hubiese convertido en vocera de las tribulaciones del Brexit. Desconcierta que un segmento de la sociedad, los de mayor edad, muestre reacciones epid¨¦rmicas en contraste con su flema proverbial. Quiz¨¢s se deba a la dulce fascinaci¨®n que produce proyectarse hacia el futuro meci¨¦ndose en un pasado imperial.
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Hasta 1914, la econom¨ªa mundial estuvo dominada por Gran Breta?a, el coraz¨®n financiero y comercial de las transacciones internacionales lati¨® en la City, y las inversiones exteriores y la marina mercante brit¨¢nicas se ense?orearon del mundo. La Gran Guerra marc¨® el declinar del imperio, pero el hundimiento definitivo se produjo cuando la esterlina abandon¨® formalmente el patr¨®n-oro. Mediante la Gold Standard Act, y para detener la sangr¨ªa de reservas, Gran Breta?a suspendi¨® los pagos en oro e introdujo controles de cambio directos el 21 de septiembre de 1931. Como se?al¨® Jean Denizet: ¡°para los padres de las personas de mi edad, el derrumbe de la libra en 1931 fue el derrumbe de un mundo¡± (Monnaie et Financement, Dunot, 1967, p. 206).
A diferencia de lo ocurrido con otros, el hundimiento del imperio brit¨¢nico no supuso para los ingleses un esfuerzo de adaptaci¨®n al nuevo mundo, ahora se?oreado por los americanos. Los lazos coloniales y la preservaci¨®n del ingl¨¦s como lingua franca alimentaron el espejismo de seguir siendo una potencia imperial. En 1973, Gran Breta?a se adhiri¨® a las Comunidades Europeas, y en octubre estall¨® la primera crisis del petr¨®leo, produciendo un largo periodo de turbulencias econ¨®micas, financieras y monetarias, el peso del Estado en la econom¨ªa disminuy¨®, y la productividad enmudeci¨®. Esta coincidencia secuencial de hechos independientes se produjo tras la entrada en la CEE, pero no fue su consecuencia directa. Al establecer dicha relaci¨®n causa-efecto, los ingleses cayeron en la falacia de evidencia post hoc ergo propter hoc: ocurre despu¨¦s de esto, luego es su consecuencia.
Cuando en 2019 se aplique el Brexit, este sue?o dorado podr¨ªa convertirse en un amargo despertar a la recesi¨®n econ¨®mica. El PIB del ¨²ltimo trimestre ha crecido m¨¢s de lo esperado, pero la tasa de ahorro ha disminuido, algo habitual en las fases iniciales del ciclo debido a la descompresi¨®n de la demanda, habitualmente reprimida en la fase recesiva. El problema reside, ?ay!, en que la econom¨ªa inglesa se encuentra en la fase madura. Adem¨¢s, las llamaradas de los precios inmobiliarios alertan sobre una posible burbuja como en 1978, 1988-89 y 2002. Desde 2014, los precios de las viviendas han crecido un 8 %. Algunos expertos opinan que tendr¨ªan que alcanzar un crecimiento real del 17 % para que se produjese una burbuja. Sin embargo, dudan que puedan crecer mucho m¨¢s debido a la menor demanda esperada por parte de los inmigrantes tras el Brexit.
Los trabajadores de la UE contribuyen m¨¢s a la econom¨ªa del Reino Unido que lo que cuestan
Pero si los precios reales no han superado el pico anterior, los precios nominales s¨ª que lo han hecho (Dallas Fed Housing Database, 2017). Si a esto a?adimos el contragolpe inflacionario de la depreciaci¨®n de la esterlina, la econom¨ªa brit¨¢nica se podr¨ªa estar recalentando y creciendo por encima de su potencial y se situar¨ªa en la antesala de la recesi¨®n, como en 1990-91 y 2008-09. Pero esta vez, se enfrentar¨ªa a un contexto internacional de elevada incertidumbre y a posiciones aislacionistas entre los principales actores internacionales.
El adelanto de las elecciones a junio persegu¨ªa evitar que May tuviera que ir a las urnas en 2020, justo cuando las consecuencias del Brexit pudieran ser m¨¢s palpables. Sin embargo, los ciudadanos brit¨¢nicos le han negado una mayor estabilidad parlamentaria para liderar las negociaciones, como pretend¨ªa. Ahora, la exigua mayor¨ªa con la que cuenta podr¨ªa hacer descarrilar sus planes justo al inicio de la negociaci¨®n.
En cuanto al nudo gordiano del Brexit, un estudio del Parlamento Europeo indica que los trabajadores nacionales de la UE-27 contribuyen m¨¢s a la econom¨ªa de Gran Breta?a que lo que cuestan (Brexit Implications for Employment and Social Affairs: Facts and Figures, 2017). Cierto es que pertenecer a la UE nunca fue un juego de suma cero, tampoco lo ser¨¢ la salida, pero no se han calibrado las consecuencias del Brexit con una econom¨ªa deprimida en 2019-2020. En un escenario recesivo, las negociaciones se endurecer¨¢n y, aunque a nadie beneficie un Brexit duro ¨Cmenos a¨²n, a Espa?a¨C, deber¨ªamos ir derecho al toro si los ingleses lo plantean as¨ª. Ser¨ªa algo comprensible, claro, pero nunca deber¨ªamos ceder a costa de nuestros intereses nacionales y europeos.
Manuel Sanchis i Marco es profesor de Econom¨ªa Aplicada de la Universitat de Val¨¨ncia. Su ¨²ltimo libro lleva por t¨ªtulo El fracaso de las ¨¦lites. Lecciones y escarmientos de la Gran Crisis, Pasado & Presente.
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