Gracias por unirnos, Brexit
Los 27 han cerrado filas frente a Londres y Theresa May no ha encontrado ni una fisura para romper esa uni¨®n
Es tiempo de dejar atr¨¢s los lamentos sobre los mutuos perjuicios del Brexit y, por el contrario, centrarse en las consecuencias positivas. Algunas hay. Los brit¨¢nicos ya saben que no existen algunas que les prometieron sus eur¨®fobos l¨ªderes desaparecidos del mapa, pero el resto de europeos nos hemos topado ya con una tan inesperada como espectacular: estamos unidos en la negociaci¨®n con Londres. La noticia est¨¢ en la primera parte de la frase: estamos unidos.
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No se conoc¨ªa semejante sinton¨ªa desde hace d¨¦cadas, y el dato se suma a otros que aportan luz a la salida de un t¨²nel en el que todo era oscuridad hace unos meses. La lista de graves desavenencias en los ¨²ltimos 20 a?os ha sido interminable. No ha habido ni una sola semana de tregua. El nuevo reparto de poder tras el Tratado de Niza, la guerra de Irak, el no franc¨¦s a la malograda Constituci¨®n Europea, la crisis econ¨®mica, los diktats de la troika, la austeridad, el temblor de la zona euro, los rescates, Grecia, el imposible reparto de refugiados, la recuperaci¨®n de fronteras y alambradas, el auge de la extrema derecha, el refer¨¦ndum brit¨¢nico¡
El primer abandono del club asomaba como el punto ¨¢lgido de la anunciada cat¨¢strofe, el fin de una era. Porque la tentaci¨®n, nos dec¨ªa la legi¨®n de alarmistas que hay en Europa, se extender¨ªa a otros socios que ver¨ªan en Londres el ejemplo a seguir.
Pues bien, asistimos hace meses al fen¨®meno contrario. Los 27 han cerrado filas frente a Londres. Todos apoyan la estrategia negociadora planteada por la UE y, hasta el momento, Theresa May no ha encontrado ni una fisura para romper esa uni¨®n.
Por eso, ha tenido que encajar dos derrotas estrat¨¦gicas. La primera, cuando comprob¨® que los 27 le exig¨ªan con firmeza que debiera respetar la libre circulaci¨®n de trabajadores si quer¨ªa seguir en el mercado ¨²nico, que ahora tendr¨¢ que abandonar. La segunda, cuando vio claro que no se negociar¨¢ ni en p¨²blico ni en pasillos la futura relaci¨®n de Reino Unido con la UE hasta que no queden resueltas las condiciones para salir del club, incluida la aportaci¨®n de entre 60.000 y 100.000 millones de euros por compromisos adquiridos.
Las elecciones las ha ganado en Francia el m¨¢s europe¨ªsta de los candidatos
El desconcierto en Londres ante esa unidad se est¨¢ demostrando incluso en los documentos que difunde la propia May. En su reciente manifiesto a los tories, la primera ministra no menciona dos aspectos b¨¢sicos para quienes ganaron el refer¨¦ndum: no hay comentario alguno sobre el Tribunal de la UE ¡ªdenostado en toda la campa?a¡ª ni tampoco sobre la fecha l¨ªmite de dos a?os para negociar el Brexit, convertida en una espada de Damocles para todos, pero sobre todo para Londres. Por eso, May se pone la venda antes que la herida y repite: ¡°Un no acuerdo es mejor que un mal acuerdo para Reino Unido¡±. No a?ade lo obvio: un no acuerdo es una p¨¦sima noticia para Londres.
La unidad frente al Brexit est¨¢ reportando una clara ventaja a los 27 y la amenaza de hace un a?o se est¨¢ transformando en un impulso que alimenta una oportunidad. Es la que se abre, por ejemplo, con proyectos fundamentales para la UE, como la Europa de la Defensa, boicoteados hasta hoy por Londres y lanzados por Bruselas, Berl¨ªn y, sobre todo, Par¨ªs.
Porque lo ocurrido en Francia, de nuevo en contra de lo augurado por los profetas del catastrofismo, es un elemento clave para alimentar esa oportunidad. Las elecciones las ha ganado el m¨¢s europe¨ªsta de los candidatos, Emmanuel Macron, firme partidario de esa Europa de la Defensa y con un perfil adecuado para poner a funcionar el gripado motor franco-alem¨¢n; y, de paso, pactar con Berl¨ªn una urgente reforma de la zona euro.
Para los europe¨ªstas, el triunfo de Macron es doble porque, adem¨¢s, ha ganado con holgura a la eur¨®foba Marine Le Pen, a quien esos mismos profetas ve¨ªan ya en el El¨ªseo como un paso inexorable tras el Brexit y el triunfo de Donald Trump.
Pues bien, resulta que no ha ganado Le Pen y que hasta el nuevo presidente de Estados Unidos se ha convertido, a su pesar, en otro inesperado e involuntario aliado del europe¨ªsmo. Sus incre¨ªbles comentarios sobre la salida de Londres ¡ª¡°el Brexit ser¨¢ una maravilla; habr¨¢ otras salidas de la UE¡±¡ª o sobre la disminuci¨®n del gasto estadounidense en la defensa de los europeos fomentan una respuesta unida al otro lado del Atl¨¢ntico.
Los problemas siguen ah¨ª ¡ªrefugiados, Hungr¨ªa, Grecia¡¡ª, pero reconozcamos que el viento ha cambiado. Eso s¨ª, hay que volver a retomar el rumbo, porque no hay viento favorable para quien no sabe ad¨®nde ir.
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