Un nuevo partido con viejas siglas
La democracia interna no est¨¢ en las primarias, sino en el equilibrio de poder dentro del partido. Pedro S¨¢nchez podr¨ªa plantear congresos anuales o bienales en los que se elija a la ejecutiva, se vote su gesti¨®n y se renueve el discurso
El retorno de Pedro S¨¢nchez a la secretar¨ªa general del PSOE, ¨²ltimo episodio, de momento, de la crisis cr¨®nica que arrastra este partido desde hace d¨¦cada y media, suscita reflexiones que conviene ordenar.
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Algunos comentaristas presentan a los afiliados de los partidos como un conjunto de individuos distorsionado por radicalismos o sesgado por intereses personales que no representar¨ªa a los votantes. Sin embargo, el resultado de estas elecciones ¡°internas¡± refleja las preferencias de los votantes del PSOE. Desde febrero, las encuestas publicadas, y otras no publicadas, mostraban que la mayor¨ªa se inclinaba por Pedro S¨¢nchez. La raz¨®n es que los afiliados no forman una c¨¢psula ajena al entorno social, hay una ¨®smosis con los votantes. Es m¨¢s, aunque entre ellos hay, sin duda, quienes anteponen sus intereses personales, en tales casos operan con racionalidad: votan a los candidatos que entrev¨¦n que tienen m¨¢s posibilidades electorales, porque son los que aseguran el poder o cargos p¨²blicos, al fin, la materia prima que producen los partidos.
Los viejos estandartes del PSOE han cometido muchos errores durante los ¨²ltimos lustros. Pero nada comparable a su gesti¨®n de esta crisis y sus intentos de influir en ella con discursos gastados y declaraciones que abrasaron su cr¨¦dito. Es una l¨¢stima c¨®mo han destruido su patrimonio.
Las inversiones de alianzas en la ¨¦lite socialista que han mostrado estas elecciones revelan un conjunto carcomido por conveniencias e intereses personales. Desde 2010, todas las lealtades y confianzas personales han saltado. Quien deb¨ªa su mayor ¨¦xito pol¨ªtico a un candidato apoyaba a otro, quien apoy¨® a un candidato hace tres a?os se presentaba como irreconciliable alternativa, etc¨¦tera. Han volcado a la opini¨®n p¨²blica un partido dominado por los resentimientos, carente del m¨ªnimo de confianzas personales para hacer pol¨ªtica. Renovar esta ¨¦lite pol¨ªtica es imprescindible.
Muchos de los que hasta la noche del 21 apoyaron a D¨ªaz o L¨®pez correr¨¢n en socorro del vencedor
En toda elecci¨®n se vota futuro. La campa?a de D¨ªaz estuvo lastrada por el pasado invocando a los anteriores secretarios generales, apoy¨¢ndose en aparatos con poco prestigio entre sus afiliados, recordando la gesti¨®n de los Gobiernos socialistas que, a estas alturas, est¨¢ amortizada. Sin ideas sobre el futuro, salvo hablar de un partido ganador que es historia desde 2011. Record¨® a Bono en el congreso del 2000: solo ofrec¨ªa una salida autoritaria y aparatista a la crisis del partido y eso no lo pueden votar los afiliados.
Muchas interrogantes sobre el futuro del PSOE se despejar¨¢n en pocas semanas. Al contrario de lo que se dice, es dudoso que se desencadene una pugna entre facciones. Muchos de los que hasta la noche del 21 apoyaron a D¨ªaz o L¨®pez correr¨¢n en socorro del vencedor. La mayor¨ªa de la que hoy dispone S¨¢nchez dentro del ¡°nuevo partido¡± es abrumadora. Ah¨ª residen los riesgos, porque el futuro de esta nueva criatura se va a decidir en la cabeza de Pedro S¨¢nchez. Lo que proponga ser¨¢ aprobado sin discusi¨®n. El terreno en el que se va a despejar el futuro del PSOE es su organizaci¨®n, su modelo de partido. Ah¨ª se va a dilucidar si opta por ser una instituci¨®n o convertirse en el s¨¦quito de un l¨ªder.
Ese es el camino por el que transitan todos los partidos espa?oles, y la pol¨ªtica est¨¢ como est¨¢. Depender¨¢ de la generosidad de S¨¢nchez, de su capacidad para comprender que el liderazgo debe tener contrapesos y escenarios en los que hacer pedagog¨ªa pol¨ªtica a trav¨¦s del debate, confrontando ideas, eludiendo unanimidades.
Los mensajes que S¨¢nchez ha dejado en la campa?a suscitan aprensiones. Bajo la capa de participaci¨®n de los afiliados, sus propuestas sobre el partido tienden a convertir al l¨ªder en el ¨²nico resorte: elecci¨®n del l¨ªder por los afiliados, pero no de los dem¨¢s dirigentes, lo que le da un plus de legitimidad avasallador; consultar a los afiliados para ratificar las decisiones fundamentales, naturalmente tomadas antes por el l¨ªder; excluir al l¨ªder del control del parlamento interno, el comit¨¦ federal, mediante el recurso de que solo pueda ser destituido por los afiliados, etc¨¦tera.
Hasta ahora, las propuestas del que ha ganado tienden a convertir al l¨ªder en el ¨²nico resorte
Un partido as¨ª acaba en un cortejo de amigos y conocidos encabezados por el ungido. Cuando el centroizquierda necesita desesperadamente nuevas ideas y mejores dirigentes surgidos de una competici¨®n democr¨¢tica entre sus afiliados, estas propuestas conducen a un partido silente, con dirigentes cooptados por el l¨ªder o sus delegados, en el que cualquier debate sobre alianzas, programas, etc¨¦tera se reduce a representaci¨®n teatral para loar al l¨ªder.
Pero podr¨ªa ser lo contrario. Pudiera ser que el poder absoluto que en este momento tiene S¨¢nchez sobre lo que queda de la organizaci¨®n del PSOE lo utilice para reorganizarlo bajo patrones democr¨¢ticos y autolimitar su poder. Que propusiera un partido para producir ideas y personal pol¨ªtico de calidad, con resortes de control sobre los dirigentes, l¨ªder incluido.
Podr¨ªa basarse en la ley de partidos alemana y plantear congresos anuales o bienales en los que se elija a la ejecutiva, se vote su gesti¨®n y se renueve el discurso del partido; que los parlamentos internos ¡ªcomit¨¦ federal y los regionales¡ª voten cada seis meses la gesti¨®n de las ejecutivas y si perdieran se convocara un congreso ¡ªcomo fue en el PSOE hasta los a?os noventa¡ª, que estableciera reglas por las que todos los cargos internos ¡ªmiembros de las ejecutivas y de los parlamentos internos¡ª y candidatos a los cargos p¨²blicos ¡ªdesde las Cortes hasta los Ayuntamientos¡ª fueran elegidos mediante voto de los afiliados a las personas, no a listas cerradas o influidas desde arriba.
El equilibrio de poder resultante de estas reglas es la ¨²nica garant¨ªa de un partido democr¨¢tico. Porque la democracia interna no son las primarias sino el equilibrio de poder dentro del partido. No garantiza la eficacia electoral del partido, pero es condici¨®n imprescindible. Dada la situaci¨®n de la izquierda en Espa?a, es la ¨²nica v¨ªa para sentar las bases de una nueva alternativa a la coalici¨®n impl¨ªcita de PP y Ciudadanos.
Pocas veces el futuro pol¨ªtico de un pa¨ªs se ha concentrado tanto en un hombre. Hay que desearle generosidad y suerte.
Jos¨¦ A. G¨®mez Y¨¢?ez es consultor pol¨ªtico y profesor de Sociolog¨ªa en la Universidad Carlos III.
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