Lucha pac¨ªfica en Alhucemas
Las protestas del Rif muestran las disfunciones de un pa¨ªs deseoso de cambios
Han transcurrido ya siete meses desde el inicio de las manifestaciones en la ciudad de Alhucemas, la capital simb¨®lica de la regi¨®n del Rif, y, lejos de sucumbir al cansancio, la gente est¨¢ demostrando su determinaci¨®n a continuar con la lucha.
La muerte de Mouhcine Fikri, el vendedor ambulante de pescado que fue aplastado por la trituradora del cami¨®n de la basura cuando intentaba salvar el pescado requisado por las autoridades, fue la chispa que hizo arder el coraz¨®n de una regi¨®n que est¨¢ harta de ser abandonada y maltratada por el estado.
Si queremos entender parte de lo que estamos presenciando, tendremos que hablar de lo que Mohamed Arkoun ¨C el gran historiador del islam argelino franc¨¦s, cuyo v¨ªnculo con Marruecos fue tan estrecho que hoy sus restos mortales descansan en Casablanca- denominaba las tragedias pol¨ªticamente programadas. Es decir, todas aquellas decisiones pol¨ªticas que hoy obvian la complejidad, ma?ana se encontraran con el conflicto que han pospuesto.
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La historia reciente de Marruecos est¨¢ repleta de episodios de choque con esta regi¨®n que se ha sentido hist¨®ricamente marginada econ¨®mica, cultural y pol¨ªticamente, dejando en ella un poso de resentimiento y humillaci¨®n que auguraba un futuro de lucha como el que hoy estamos presenciando.
Sin embargo, lo m¨¢s admirable es la inteligencia pragm¨¢tica con la que la gente ha encarado estas manifestaciones. Lejos de enarbolar proclamas identitarias y separatistas, lo que est¨¢n exigiendo es la abolici¨®n del decreto de 1958 por el cual se considera Alhucemas una zona militarizada, m¨¢s justicia social, desarrollo econ¨®mico que permita obtener trabajo a los m¨¢s j¨®venes, asfixiados por el desempleo, m¨¢s y mejores escuelas y hospitales y m¨¢s dignidad y reconocimiento a la cultura y la lengua de la regi¨®n.
La detenci¨®n del hasta ahora l¨ªder de estas manifestaciones, Nasser Zafzafi, acusado de interrumpir el serm¨®n del im¨¢n de la mezquita de su barrio y de atentar contra la seguridad del estado, y la de otros manifestantes, no es una estrategia inteligente por parte del estado. Al contrario, contribuye a caldear m¨¢s los ¨¢nimos.
En uno de los ¨²ltimos WhatsApp largos que he recibido desde Marruecos se dice ¨C y resumo- que lo que ocurre en Alhucemas desde hace siete meses pone de manifiesto la multitud de disfunciones del pa¨ªs, que no ata?en ¨²nicamente a la regi¨®n del Rif. La conjunci¨®n de un sistema pol¨ªtico que funciona sin partidos pol¨ªticos s¨®lidos, sin sindicatos y sin asociaciones fuertes y sin ¨¦lites leg¨ªtimas y una sociedad en ebullici¨®n, deseosa de cambios estructurales que permitan la justicia social, explican lo que hoy estamos presenciando. El fen¨®meno de Nasser Zafzafi, es el resultado de esta situaci¨®n. Una persona sin filiaci¨®n pol¨ªtica, capaz de expresarse en las dos lenguas del pa¨ªs (hace referencia al Darija ¨C el ¨¢rabe coloquial- y el amazig ¨C la lengua orignaria del Rif-) y que cuando toma el micr¨®fono, resulta convincente.
Son las palabras resumidas de una persona que dice ser de la clase media casablanquesa (En Marruecos, cuando alguien dice ser de la clase media, a diferencia de lo que ocurre aqu¨ª en Espa?a, le podemos presuponer un nivel de vida alto). Si este es el sentir de una parte de la sociedad acomodada de Casablanca, imag¨ªnese el lector, cu¨¢l debe de ser el estado de ¨¢nimo de un habitante modesto (la gran mayor¨ªa) de la regi¨®n del Rif. Ahora bien, la opini¨®n de esta persona es muy importante porque a mi juicio se?ala algunos fallos estructurales que afectan no solamente a una regi¨®n sino a todo el pa¨ªs. La actuaci¨®n que el estado lleve a cabo en Alhucemas, determinar¨¢ tambi¨¦n la reacci¨®n del resto del pa¨ªs.
Mohamed Arkoun, cuando hablaba de los pa¨ªses musulmanes, se?alaba a Marruecos como uno de los pocos estados donde se estaban dando algunos pasos reales hacia la democracia. Este es uno de aquellos momentos hist¨®ricos donde se puede dar un paso de gigante en esta direcci¨®n.
La madurez y el pacifismo de los manifestantes merecer¨ªa recibir una respuesta igualmente madura y pac¨ªfica por parte del estado. Lamentablemente, la detenci¨®n de Zafzafi y la de otros manifestantes no va en esta direcci¨®n. Aun as¨ª, aparecen nuevos l¨ªderes, entre ellos una mujer, Nawal Benaisa, que insisten en que las manifestaciones deben de continuar siendo pac¨ªficas. ¡°Pac¨ªfica, pac¨ªfica, pac¨ªfica¡± fueron tambi¨¦n las tres palabras con las que se despidi¨® el padre de Zafzafi cuando se dirigi¨® al a multitud que coreaba el nombre de su hijo.
Sa?d El Kadaoui Moussaoui. Escritor y psic¨®logo. Su ¨²ltima novela es NO (Ed. Catedral).
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