Terror en Londres
El yihadismo es un proyecto derrotado que celebra la muerte de inocentes de toda raza y religi¨®n
La noche del s¨¢bado, el terror volvi¨® a golpear el coraz¨®n de Londres, una de las ciudades m¨¢s abiertas, diversas y cosmopolitas del mundo. Las siete v¨ªctimas mortales y el m¨¢s de centenar de heridos en este nuevo atentado se a?aden al inmenso dolor causado por el ataque sufrido en M¨¢nchester la semana anterior, que tambi¨¦n dej¨® un tr¨¢gico reguero de v¨ªctimas, y al sufrido en marzo en las inmediaciones del puente de Westminster y el Parlamento brit¨¢nico. No es dif¨ªcil imaginarse el estado de shock en el que esta cadena de brutales atentados ha dejado a la poblaci¨®n del Reino Unido. Los atacantes han practicado un ensa?amiento sin l¨ªmites, buscando sembrar el p¨¢nico, crear la m¨¢xima conmoci¨®n y sumir a la ciudadan¨ªa en el miedo y la desesperaci¨®n.
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Las instrucciones divulgadas en la misma noche del atentado por la polic¨ªa metropolitana de Londres, aconsejando a la poblaci¨®n correr o, en su caso, esconderse en lugares seguros, relatan con toda crudeza hasta qu¨¦ punto el terrorismo yihadista amenaza nuestra convivencia y la normalidad del d¨ªa a d¨ªa. Es forzoso protegerse ante una amenaza de tal calibre. Inevitablemente, como ya ocurriera en su momento con la navegaci¨®n a¨¦rea, muchas de nuestras rutinas diarias est¨¢n ya transform¨¢ndose, especialmente en los grandes centros urbanos, poblados ahora de barreras f¨ªsicas y con visibles despliegues policiales.
Los inconcebibles niveles de nihilismo y desprecio por la vida civilizada que practica el terrorismo yihadista revelan el absoluto fracaso de su proyecto. El yihadismo es un proyecto derrotado cuyo ¨²nico objetivo es hacernos pagar un elevado precio por haberlo revelado como lo que es: una ideolog¨ªa que celebra la muerte de inocentes de toda raza, religi¨®n y condici¨®n en cualquier parte del planeta, sea Kabul o Londres y que, por tanto, carece de capacidad alguna de imponerse. Despu¨¦s del temor y la rabia, sentimientos leg¨ªtimos, confiemos en nuestras mejores bazas: la superioridad moral, la unidad, la eficacia policial y la cooperaci¨®n internacional.
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