?Maremoto o tormenta?
A pesar del auge populista, no estamos asistiendo al fin del sistema tradicional de partidos. Todo volver¨¢ a su cauce

Si uno lee con detalle la prensa diaria, o se para a ver las ¨²ltimas contribuciones acad¨¦micas, parecer¨ªa que el ¨¦xito de los partidos protesta es una realidad en las democracias occidentales consolidadas. De hecho, al aluvi¨®n de noticias, opiniones, art¨ªculos y libros que han puesto el grito en el cielo sobre el futuro de la democracia de partidos en los pa¨ªses europeos, se ha unido recientemente el informe elaborado por la casa financiera Bridgewater. Este trabajo, que ofrece informaci¨®n sobre el apoyo electoral a partidos populistas desde 1900 hasta 2016, vendr¨ªa a asegurar que desde la Gran Recesi¨®n (2008) los niveles de voto a formaciones extremas se han incrementado notablemente e incluso habr¨ªan superado los valores registrados durante el per¨ªodo de entreguerras.
Sin embargo, esta informaci¨®n a nivel agregado podr¨ªa estar ocultando ciertos matices que, si hacemos un an¨¢lisis elecci¨®n a elecci¨®n, pondr¨ªan de relieve el excesivo alarmismo actual. Para ello, nos valemos de una base de datos ¨²nica, del proyecto Who Governs Europe, que recoge informaci¨®n sobre la evoluci¨®n del porcentaje de voto a formaciones antiestablishment a lo largo de 474 elecciones en 16 democracias consolidadas de Europa occidental desde 1900 hasta 2016. En particular, esta base de datos permitir¨ªa apostillar algunas afirmaciones recientes. Por un lado, si ordenamos todos nuestros valores de mayor a menor, tendr¨ªamos que el top 10 de mayores porcentajes de votos a partidos populistas estar¨ªa repartido entre elecciones que tuvieron lugar en los a?os treinta, noventa y cincuenta, as¨ª como en lo que va de d¨¦cada, sin encontrar un patr¨®n claro aparente.
Ahora bien, a fin de trazar unas l¨ªneas generales, ?qu¨¦ es lo que podemos observar? Por un lado, parece claro que, a excepci¨®n de Suiza y Malta, en los ¨²ltimos tres a?os se ha producido un incremento en el porcentaje de voto a partidos antiestablishment. Igualmente, existe una tendencia ascendente en el voto a este tipo de formaciones desde finales de la II?Guerra Mundial, a excepci¨®n de nuevo de Suiza y Malta, pero tambi¨¦n de Finlandia, Italia y, en menor media, Portugal y Reino Unido. Adem¨¢s, los casos m¨¢s polarizados ser¨ªan aquellos afectados por la crisis econ¨®mica (Chipre, Grecia, Islandia, Italia y Espa?a, aunque no ocurre lo mismo con Irlanda o Portugal) y la inmigraci¨®n (Austria, Francia y Holanda, aunque no es as¨ª en Alemania o Suiza). Por otro lado, en la mayor¨ªa de pa¨ªses europeos el apoyo electoral actual a partidos pol¨ªticos extremos es mucho menor que el que se dio, por ejemplo, en el per¨ªodo de entreguerras. Es m¨¢s, en un buen n¨²mero de pa¨ªses el r¨¦cord de polarizaci¨®n no corresponde a elecciones posteriores a 1995. De igual modo, y lo que es m¨¢s interesante, no podemos obviar que los actuales niveles de polarizaci¨®n pol¨ªtica est¨¢n ¨ªntimamente relacionados con el incremento, sobre todo en los ¨²ltimos a?os, de la fragmentaci¨®n de partidos. Y, a nuestro modo de ver, no significa lo mismo que un solo partido antiestablishment obtenga un elevado apoyo electoral ¡ªcomo ocurr¨ªa mayoritariamente en los a?os treinta¡ª que ese porcentaje se reparta entre varios partidos que, por su menor peso, tendr¨¢n una menor capacidad de influencia en el Gobierno.
Por todo ello, debemos preguntarnos si el auge actual de los partidos populistas en Francia, Holanda, Grecia, Espa?a, Austria, Islandia o Italia, por citar los ejemplos m¨¢s sonados, es para tanto. De hecho, en todos estos pa¨ªses menos Grecia, el m¨¢s vapuleado por la crisis econ¨®mica y financiera de 2008, son partidos tradicionales los que siguen llevando la voz cantante. Ello nos hace cuestionar muchas de las voces que afirman la llegada de un nuevo apocalipsis democr¨¢tico. ?Que estamos ante un periodo de realineamiento? No hay duda. ?Que la crisis econ¨®mica ha puesto de manifiesto las deficiencias de la democracia? Tampoco. Pero de ah¨ª a decir que asistimos al colapso de los sistemas de partidos tradicionales, o al colapso de la democracia de partidos, nos parece un poco exagerado. En otras palabras, es cierto que la mar pol¨ªtica est¨¢ muy enrarecida, pero de ah¨ª a decir que se nos viene encima un maremoto resulta, como hemos visto, demasiado. Como mucho, estamos experimentando una tormenta tropical, y pronto volver¨¢ la calma.
Fernando Casal B¨¦rtoa es profesor asistente de Pol¨ªtica Comparada en la Universidad de Nottingham.
Jos¨¦ Rama es investigador visitante en la Universidad de Nottingham e investigador doctoral en la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
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