Seguridad y ciberamenazas
La transformaci¨®n tecnol¨®gica exige una reflexi¨®n sobre sus riesgos en la vida diaria
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Hace muy poco, la mayor¨ªa de los ciudadanos escuchamos por primera vez el t¨¦rmino, luego muy famoso, WannaCry. Ha tenido que ocurrir algo as¨ª para comenzar a tener mucha m¨¢s conciencia de las llamadas ciberamenazas.
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Pero esto no es m¨¢s que una parte de un todo a¨²n desconocido para los ciudadanos: la transformaci¨®n tecnol¨®gica. Vivimos en presente cambios que en otras ¨¦pocas tardaban d¨¦cadas en producirse. Cualquiera de nosotros, tenga la edad que tenga, ha modificado h¨¢bitos, formas de consumir, de comunicarse y de hacer negocios. Es dif¨ªcil imaginar qu¨¦ sociedad van a conocer nuestros hijos con cambios que se producen a velocidad exponencial.
El cambio digital tambi¨¦n est¨¢ afectando a la gobernanza de los Estados, al papel de la Uni¨®n Europea en el mundo, a los modelos de negocio de casi todos los sectores econ¨®micos y a la seguridad de las empresas y de los ciudadanos. Hay una conclusi¨®n fundamental: falta m¨¢s informaci¨®n y concienciaci¨®n acerca de este proceso de transformaci¨®n. La dificultad de abordarlo estriba en la complejidad de cuestiones que debieran ser objeto de reflexi¨®n.
Una muy importante es el papel que juega Europa en la transformaci¨®n digital. ¡°Los europeos tenemos que tomar el destino en nuestras manos¡±, ha dicho recientemente la canciller Merkel. La realidad es que las principales empresas tecnol¨®gicas del mundo son norteamericanas y, aunque es conocida la potencia de las multinacionales USA, es especialmente sangrante este desequilibrio en el ¨¢mbito tecnol¨®gico.
Europa necesita corregir esta asimetr¨ªa con medidas urgentes. Confiemos en que, con la victoria del europe¨ªsta Macron en Francia, se refuerce el eje franco-alem¨¢n para ir en la l¨ªnea del ¨²ltimo de los cinco escenarios que la Comisi¨®n ha propuesto (White paper on the future of Europe) como estrategias posibles para el horizonte 2025 y que se refiere al refuerzo de la Uni¨®n. Si as¨ª fuera, Europa tiene que reinventarse tecnol¨®gicamente para abandonar su actual dependencia del exterior, reforzar el Mercado ?nico Digital y los servicios digitales con inversi¨®n conjunta en investigaci¨®n e innovaci¨®n para crear varios Sillicon Valley o polos tecnol¨®gicos de ciberseguridad como el de Beersheba en Israel.
Los ciberriesgos atentan contra la estabilidad de los pa¨ªses y las empresas, contra la informaci¨®n estrat¨¦gica de los negocios, contra la intimidad de las personas
Cuando hablamos de Europa, l¨®gicamente nos referimos tambi¨¦n a Espa?a, porque tenemos los mismos problemas, riesgos y retos. Son muchos los temas a debatir. Adem¨¢s de la necesidad de una adecuada seguridad inform¨¢tica de las empresas y particulares, habr¨ªa que hablar de la seguridad de las infraestructuras cr¨ªticas, el Internet de las cosas, la rob¨®tica y sus efectos en la econom¨ªa y la sociedad, el derecho a la privacidad en el tratamiento de los datos personales, etc¨¦tera.
Los usuarios son implacables con sus prestadores de servicios esenciales (telecomunicaciones, agua, gas, electricidad¡), pero muy tolerantes con sus prestadores de servicios digitales (redes sociales, mensajer¨ªa, motores de b¨²squeda) en cuanto al tratamiento de sus datos personales. Los Gobiernos regulan a los primeros, pero dejan sin regular a los segundos. El crecimiento vigoroso de estos prestadores de servicios en EE?UU solo se explica por el valor de los datos que manejan. Hay que poner precio a este intangible.
Para avanzar en este camino de reflexi¨®n, hemos llegado a otra conclusi¨®n: el debate no debe hacerse desde una ¨²nica perspectiva, la tecnol¨®gica o la econ¨®mica. Es necesario contar con la opini¨®n de otros perfiles, como juristas, soci¨®logos, polit¨®logos, etc¨¦tera, para abordar de forma global este fen¨®meno. La ciberseguridad, como conjunto de medidas de todo tipo: t¨¦cnicas, organizativas, legales, y como respuesta a los nuevos riesgos, desde la Administraci¨®n, las empresas y los ciudadanos, afronta un reto muy especial.
A diferencia de otro tipo de riesgos: naturales (terremotos, enfermedades, inundaciones), t¨¦cnicos (accidentes) y otros intencionados (terrorismo, sabotajes, asaltos), los ciberriesgos atentan contra la estabilidad de los pa¨ªses y las empresas, contra la informaci¨®n estrat¨¦gica de los negocios, contra la intimidad de las personas. Las amenazas pueden originarse y dirigirse en y hacia cualquier lugar del mundo, son instant¨¢neas, sin grandes costes para los atacantes y cambian r¨¢pidamente de perfil y de modus operandi. Sin duda es el gran reto de la seguridad en la actualidad.
Por eso es muy necesaria una larga reflexi¨®n conjunta para que Europa y Espa?a vayan a la cabeza de la transformaci¨®n digital y no a remolque, y muy especialmente en lo que concierne a la ciberseguridad.
Javier G¨®mez-Navarro es presidente Fundaci¨®n ESYS.
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