EDUSI: neutralizaci¨®n de la autogesti¨®n ciudadana
El urbanismo participativo ha terminado por cumplir la misma funci¨®n que ten¨ªan los refer¨¦ndums durante el franquismo
El pasado lunes 22 de mayo, el Ministerio de Hacienda y Funci¨®n P¨²blica del Gobierno de Espa?a publicaba la resoluci¨®n provisional a la segunda convocatoria de las Estrategias de Desarrollo Urbano Sostenible Integrado, o EDUSIs. Cerca de 300 millones de euros de fondos FEDER que se han distribuido entre 40 municipios espa?oles, a los cuales deben sumarse los 700 millones repartidos previamente entre los 83 municipios seleccionados en la primera convocatoria.
Concebidas a partir del Europe Horizon 2020 como las herederas de los programas Urban I y Urban II desarrollados a partir de la d¨¦cada de los 90, los objetivos tem¨¢ticos (OT) de las EDUSIs incluyen tanto la regeneraci¨®n f¨ªsica, econ¨®mica y social del entorno urbano en ¨¢reas urbanas desfavorecidas (OT9) como las acciones integradas de rehabilitaci¨®n de ciudades y de mejora del entorno urbano (OT6). Si bien su propaganda oficial suele incidir en una aproximaci¨®n ¡°participativa¡± y ciudadana orientada a la cohesi¨®n social y la lucha contra la pobreza, el peso real de la participaci¨®n ciudadana en el objetivo europeo de integralidad es simplemente marginal.
En realidad, si nos aproximamos al funcionamiento de la integralidad presente en las EDUSIs desde el punto de vista de la ¡°participaci¨®n¡±, podremos ver c¨®mo esta ¨²ltima ha sido concebida desde una cu¨¢druple estrategia de cooperaci¨®n o colaboraci¨®n entre:
- Administraciones P¨²blicas Territoriales: UE, Estados, Regiones o CCAA y Municipios (Integraci¨®n Administrativa Vertical)
- ?rganos Administrativos Sectoriales: Vivienda, Urbanismo, Servicios Sociales Auton¨®micos y Municipales, Medio Ambiente, Educaci¨®n, Cultura y Turismo (Integraci¨®n Administrativa Horizontal)
- Agentes p¨²blico-privados implicados: Asociaciones civiles, Fundaciones, ONGs, Sociedades Mercantiles p¨²blicas y/o privadas, entidades financieras, centros de investigaci¨®n y desarrollo (Consolidaci¨®n de Gobernanzas) e
- Individuos destinatarios de las pol¨ªticas p¨²blicas (Participaci¨®n ciudadana).
Hist¨®ricamente, la raz¨®n de ser de la participaci¨®n ciudadana en los proyectos de rehabilitaci¨®n y regeneraci¨®n urbana tiene su origen en un intento de neutralizaci¨®n de la auto-gesti¨®n ciudadana promovida por el Advocacy Planning estadounidense durante la d¨¦cada de los sesenta. El Advocacy Planning fue una pr¨¢ctica espont¨¢nea de algunos arquitectos y urbanistas que trabajaban de forma gratuita y voluntaria para distintas comunidades urbanas marginales de cara a poder definir con ellos un proyecto concreto de regeneraci¨®n urbana que presentar a la administraci¨®n p¨²blica para que les concediera la financiaci¨®n necesaria para su ejecuci¨®n.
Por su parte, el Participatory Planning que est¨¢ en el origen de los programas Urban I y Urban II, alud¨ªa ya a una ¡°participaci¨®n ciudadana¡± general que permitiera incluir a cualquier agente urban¨ªstico p¨²blico o privado interesado en la fase de dise?o de la estrategia de regeneraci¨®n. En el primer caso reg¨ªa una l¨®gica de grupos excluidos auto-organizados y antagonismo de clase. En el segundo, la ¡°participaci¨®n integral¡± se propuso precisamente como estrategia destinada a diluir la eficacia de la acci¨®n directa de los ciudadanos afectados a trav¨¦s de su inserci¨®n en un complejo entramado de intereses p¨²blicos y privados.
Si bien esto no quiere decir que no exista un gran n¨²mero de experiencias urban¨ªsticas que incluyan la participaci¨®n ciudadana como un elemento real y eficiente, es obligado reconocer que dado que la mayor parte de la financiaci¨®n disponible para la regeneraci¨®n urbana en Espa?a proviene directamente de fondos FEDER europeos a los que se accede en un r¨¦gimen de competencia entre distintos municipios, en los ¨²ltimos a?os han surgido una gran cantidad de distintos despachos de urbanismo que se autodefinen como expertos en participaci¨®n ciudadana (o en su versi¨®n m¨¢s pedante, en ¡°innovaci¨®n urbana¡±) que se han especializado en la realizaci¨®n de farsas procedimentales a las que tildan de participativas aunque ello se reduzca a la celebraci¨®n de talleres participativos sin ning¨²n tipo de control de qu¨®rum y a los que suelen acudir entre 20 o 30 personas sobre poblaciones de entre 60.000 y varios cientos de miles, como por ejemplo el proceso participativo desarrollado para el dise?o de la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible Integrado de Zaragoza, entre Septiembre y Diciembre de 2015.
Dado un contexto en el que el urbanismo participativo ha terminado por cumplir la misma funci¨®n que ten¨ªan los refer¨¦ndums durante el franquismo, tal vez haya comenzado la hora de seguir la m¨¢xima que esgrim¨ªa hace unos a?os el fil¨®sofo esloveno Slavoj Zizek, seg¨²n la cual existen ocasiones en las que ¡°es mejor no hacer nada que implicarse en actos localizados cuya funci¨®n ¨²ltima es hacer funcionar m¨¢s suavemente el sistema. Hoy la amenaza no es la pasividad, sino la pseudoactividad, la necesidad de ¡®ser activo¡¯, de ¡®participar¡¯, de enmascarar la vacuidad de lo que ocurre¡±.
Jorge Le¨®n es socio de Mart¨ªn y Le¨®n Arquitectos, y profesor de urbanismo en la Escuela de Arquitectura y Tecnolog¨ªa de la Universidad San Jorge.
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