Cuando el trabajo es cosa de ni?os
Unos 50 millones de menores de 14 a?os trabajan en ?frica y reclaman su derecho a un empleo adaptado a su edad y en condiciones dignas
A¨²n no son las siete de la ma?ana y Ousmane Gueye ya lleva dos horas despierto. Tras hacer la ¨²ltima comida antes del ayuno de Ramad¨¢n y con las primeras luces del amanecer, recorre con paso cansino la Avenida Burguiba de Dakar rumbo a la peque?a tienda en la que trabaja. A esa misma hora, pero en el barrio de Medina, la peque?a Khadiya Fall se ha dado cuenta de que no queda detergente para lavar los platos y se asoma a la puerta de la casa de la familia Diop en la que vive como dom¨¦stica. Mientras, en Ouakam, al norte de la ciudad, Pape Ndiaye transita con una carreta llena de hierros y tirada por un caballo al que se ven todos los huesos. Ousmane tiene 16 a?os; Khadiya y Pape, 14. Los tres son ni?os trabajadores, peque?os que hacen cosas de adultos. O eso parece a primera vista.
Est¨¢n por todas partes. Incluso hoy, 16 de junio, D¨ªa Mundial del Ni?o Africano. Son aprendices de mec¨¢nicos, sirvientas, vendedores de pa?uelos y agricultores; empujan carritos de caf¨¦, lavan coches, bajan a la mina y van a buscar el agua al pozo. Est¨¢n en Ghana, Guinea-Bissau, N¨ªger, Mal¨ª, Sierra Leona, Mauritania, Chad o Mozambique. Y, por supuesto, en Senegal. En ?frica entera. "No me dieron a elegir", dice Ousmane con cara de resignaci¨®n, "era trabajar o trabajar". Khadiya es de Thi¨¨s y vino a Dakar a casa de unos parientes. "Con lo que gano, puedo ayudar en casa", asegura sonriente. Pape fue a una escuela cor¨¢nica hasta el a?o pasado, pero su padre lo sac¨® de all¨ª. "Consigo unos 1.000 francos CFA al d¨ªa (un euro y medio) dando viajes con el caballo. Estoy contento, s¨ª", apunta.
"Seamos claros, en ?frica los ni?os trabajan. Pensar o pretender lo contrario es una utop¨ªa", asegura el benin¨¦s Aim¨¦ Bada, coordinador regional de la ONG africana Enda Jeunesse Action. En 1994, Bada era solo un adolescente cuando, junto a menores de cuatro pa¨ªses, fund¨® en Bouak¨¦ (Costa de Marfil) el Movimiento Africano de Ni?os y J¨®venes Trabajadores (MAEJT). "No es que est¨¦n deseando trabajar, es que el contexto les obliga a ello. Y si esto es as¨ª, tenemos que proteger sus derechos, que la labor que realizan sea adaptada a su edad y condiciones y que sea limitada para que tengan tiempo para formarse, si lo desean", a?ade.
Unos 50 millones de ni?os africanos de entre 5 y 14 a?os trabajan, lo que supone un porcentaje del 26,4%, el mayor del mundo por delante de Asia y Pac¨ªfico (18,8%) y Am¨¦rica Latina (5,1%), seg¨²n las cifras de la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo (OIT). Este organismo de Naciones Unidas asegura que la erradicaci¨®n de la pr¨¢ctica va m¨¢s despacio en ?frica que en cualquier otro continente y cita como explicaciones la pobreza, el elevado crecimiento demogr¨¢fico, las crisis alimentarias recurrentes y la inestabilidad pol¨ªtica y los conflictos. Pr¨¢cticamente, todos los pa¨ªses han ratificado los convenios y acuerdos internacionales contra el trabajo infantil, especialmente los relativos a tareas peligrosas. Pero una cosa es la teor¨ªa y otra la pr¨¢ctica.
Seamos claros, en ?frica los ni?os trabajan. Pensar o pretender lo contrario es una utop¨ªa ?Aim¨¦ Bada, Enda Jeunesse Action
La jueza Aissetou Kante, especializada en menores y familia, lo tiene claro. "El trabajo infantil forma parte de la tradici¨®n de numerosas sociedades africanas, est¨¢ enraizado. Lo normal es que aqu¨ª el ni?o se forme en un oficio. La ley lo permite, pero proh¨ªbe que hagan trabajos duros, se reconoce a los menores derechos econ¨®micos, pero se les protege de trata o explotaci¨®n. En nuestras legislaciones hay una convivencia de las pr¨¢cticas tradicionales socialmente aceptadas y los est¨¢ndares m¨¢s occidentales", asegura Kante.
?Y qu¨¦ pasa entonces con la escuela? "Ir al colegio es un derecho fundamental, no hay duda. Pero una vez m¨¢s nos tropezamos con la realidad. Si los padres no tienen los medios econ¨®micos para enviarlo a la escuela o si necesitan que el ni?o colabore para sostener la casa familiar, no los vamos a meter en la c¨¢rcel por ello. En EE UU si un ni?o est¨¢ dos d¨ªas sin ir a clase los Servicios Sociales van a su casa a ver qu¨¦ pasa. Eso es un derecho real. Aqu¨ª ese derecho es virtual, el Estado no tiene medios para aplicarlo", explica la jueza, para quien es muy importante distinguir entre explotaci¨®n y trabajo infantil, "hay una tendencia a confundir ambos conceptos y no son lo mismo".
Frente al rechazo al trabajo infantil de los organismos internacionales, el MAEJT, integrado por decenas de miles de ni?os de 27 pa¨ªses africanos, defiende "el valor socializante del empleo", en palabras de Bada, siempre que sea adaptado a la edad y en condiciones dignas. La fuerza de este movimiento son los grupos de base que surgen en mercados, estaciones de transporte, barrios o pueblos, all¨ª donde haya ni?os que trabajen y sientan la necesidad de organizarse. En la actualidad hay m¨¢s de 3.000 de estos grupos que prestan asistencia, apoyo y asesoramiento a los ni?os trabajadores. "Hace dos meses, una peque?a fue acusada de haber robado 10.000 francos (unos 15 euros) en la casa donde trabajaba como dom¨¦stica en Dakar y dio con sus huesos en la c¨¢rcel sin juicio ni pruebas. Los miembros de su grupo se movilizaron, fueron a Comisar¨ªa y lograron que fuera liberada", explica Bada.
En Keur Serigne, un barrio de Louga, ciudad del norte de Senegal, no hay muchos chicos que vayan al instituto. Quiz¨¢s arropado por ese ambiente, Omar Sow dej¨® los estudios al cumplir los 16 a?os. "Quer¨ªa tener dinero para salir por la noche, ir a bailar, ser independiente. As¨ª que empec¨¦ a conducir una calesa. Ganaba un euro al d¨ªa m¨¢s o menos". Entonces entr¨® en contacto con otros chavales trabajadores como ¨¦l y le hablaron del MAEJT. "Yo ve¨ªa las condiciones en las que viv¨ªan: ni?os que eran explotados, ni?as que sufr¨ªan abusos, violencia de todo tipo, una vulnerabilidad enorme. Entonces decid¨ª crear un grupo de base en Keur Serigne", recuerda.
Durante dos a?os, Sow luch¨® por reducir la carga de trabajo de los chicos y para que tuvieran un salario apropiado, denunci¨® casos de violaciones, consigui¨® que un centenar tuvieran un certificado de nacimiento del que carec¨ªan y organiz¨® cursos de alfabetizaci¨®n para que los peque?os pudieran volver a la escuela. Hasta que se dio cuenta de que estaba predicando una cosa y haciendo otra. "Comprend¨ª que deb¨ªa ser modelo, que si quer¨ªa seguir trabajando por la protecci¨®n de menores deb¨ªa terminar mis estudios. Adem¨¢s, quer¨ªa reconciliarme con mi familia. Cuando decid¨ª dejarlo fue una gran frustraci¨®n para todos".
Los 12 derechos
El MAEJT vio la luz en 1994, cuando un grupo de ni?os y ni?as de Costa de Marfil, Ben¨ªn, Senegal y Mal¨ª decidieron marchar en la manifestaci¨®n del Primero de Mayo que se celebraba en Bouak¨¦. Entonces decidieron constituirse en movimiento y dotarse de unos principios fundamentales, los llamados 12 derechos:
Derecho a una formaci¨®n para aprender un oficio
Derecho a quedarse en el pueblo (a no emigrar).
Derecho a ejercer nuestras actividades con toda seguridad.
Derecho a un trabajo ligero y limitado.
Derecho a baja m¨¦dica.
Derecho a ser respetado.
Derecho a ser escuchado.
Derecho a divertirse y jugar.
Derecho a atenci¨®n m¨¦dica.
Derecho a expresarse y organizarse.
Derecho a aprender a leer y escribir.
Derecho a una justicia equitativa en caso de problemas.
En la actualidad, Omar Sow, responsable de movilizaci¨®n del MAEJT en Senegal, que agrupa a unos 18.000 miembros, trabaja para una ONG italiana tras haber terminado con sobresaliente la carrera de Filosof¨ªa en Dakar. "Uno de los pensadores que m¨¢s me gusta es Emmanuel Kant y, en concreto, su primera formulaci¨®n del imperativo categ¨®rico, en la que dice que hay que actuar de tal modo que puedas igualmente querer que tu m¨¢xima de acci¨®n se vuelva una ley universal. Yo lo traduzco diciendo que nunca debes hacer al otro lo que no quieres que te hagan a ti".
Desde Espa?a, la Fundaci¨®n Xaley lleva 12 a?os apoyando al MAEJT de Senegal con el objetivo de reforzar las capacidades de sus miembros e inspirar a la juventud espa?ola, "un intercambio enriquecedor para ambas culturas que se aleje de las relaciones de dependencia, del etno y adultocentrismo". En concreto, Xaley se ha embarcado este a?o en la renovaci¨®n de seis escuelas de Thi¨¨s en colaboraci¨®n con la Red Internacional de Educaci¨®n, la educaci¨®n entre iguales en salud biopsicosocial y el empoderamiento juvenil para la protecci¨®n de la infancia. "Hoy, D¨ªa Internacional del Ni?o Africano, es el momento perfecto para recordar que la infancia y juventud africana en situaci¨®n de vulnerabilidad no solo es receptora de ayuda internacional, sino que tambi¨¦n se moviliza activamente para transformar su realidad y¡ la nuestra", asegura Caroline J¨¦r?me, directora de Xaley.
Art¨ªculo publicado en colaboraci¨®n con la UN Foundation.
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