Hacia lo peor de los dos mundos
Si la prioridad es la econom¨ªa, lo l¨®gico es pensar que Reino Unido debe permanecer en la Uni¨®n Europea, y eso es lo que muchos conservadores y laboristas piensan en privado. Pero no se atreven a decirlo, porque ¡°el pueblo ha hablado¡±
Parece que lo m¨¢s probable es un Brexit blando. Pero, en ese caso, ?para qu¨¦ tanto l¨ªo?
Los brit¨¢nicos no saben lo que quieren, dec¨ªa el titular de portada del gran diario suizo Neue Z¨¹rcher Zeitung. O dicho de otra forma: los brit¨¢nicos no se ponen de acuerdo en qu¨¦ quieren ni saben c¨®mo conseguirlo. En el primer aniversario del refer¨¦ndum que aprob¨® la salida de la Uni¨®n, resulta doloroso ver el caos en que se encuentra el pa¨ªs.
En cambio, el resto de la UE est¨¢ haciendo serios esfuerzos para recuperarse. Desde que el presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, apareci¨® ante el Louvre la noche de su victoria electoral, a los sones del himno de Europa, y todav¨ªa m¨¢s desde su ¨¦xito en las elecciones legislativas, existe un nuevo optimismo sobre la capacidad de la pareja franco-alemana de volver a enderezar el proyecto europeo. En el primer trimestre de este a?o, la econom¨ªa de la eurozona creci¨® m¨¢s deprisa que la de Reino Unido. Despu¨¦s de las victorias del Brexit y Trump, en muchos Estados miembros ha aumentado el apoyo popular a la UE. Angela Merkel ha dicho que Europa tiene que cuidar de s¨ª misma porque ya no puede depender de Estados Unidos ni de Reino Unido.
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Las autoridades de Par¨ªs, Berl¨ªn y Bruselas tienen sus propios problemas, y el Brexit, para la mayor¨ªa, no es m¨¢s que una cuesti¨®n irritante pero secundaria. Una fuente alemana bien informada ha contado que, en la primera entrevista entre Macron y Merkel, dedicaron unos 60 segundos al tema.
La UE de 27 hablar¨¢ brevemente del Brexit durante la cumbre de hoy por la ma?ana en Bruselas, mientras May se toma el t¨¦ en Downing Street. Quiz¨¢ se disputen el reparto de los organismos europeos que est¨¢n en Londres, pero todos est¨¢n de acuerdo en el mensaje b¨¢sico de la UE al Gobierno brit¨¢nico: ¡°No, no pod¨¦is tenerlo todo¡± (The Daily Mail lo llamar¨¢ intimidaci¨®n).
Mientras tanto, las elecciones en Reino Unido han dado nuevo impulso a un Brexit m¨¢s blando. Los laboristas arrebataron votos a los conservadores, sobre todo en circunscripciones que en 2016 votaron por la permanencia en la UE. Ahora tenemos un Parlamento sin una mayor¨ªa partidaria de un Brexit duro, ni mucho menos de la tonter¨ªa que le gusta repetir a May, que ¡°ning¨²n acuerdo es mejor que un mal acuerdo¡±. Los laboristas, los dem¨®cratas liberales y los nacionalistas escoceses quieren un Brexit blando o permanecer en la UE. Incluso el Partido Unionista Democr¨¢tico (DUP) de Irlanda del Norte, favorable al Brexit, y cuyos 10 votos necesita el Gobierno, quiere que se mantenga abierta la frontera con la Rep¨²blica de Irlanda. Adem¨¢s, los resultados electorales han empujado a los diputados conservadores que votaron por la permanencia a luchar por un Brexit m¨¢s blando y dar prioridad a la econom¨ªa y el empleo. El ministro de Hacienda, Philip Hammond, defiende una visi¨®n del Brexit diferente a la que propuso May al pueblo brit¨¢nico. En un discurso pronunciado el 20 de junio en la City, volvi¨® a convertir la econom¨ªa en el aspecto prioritario del Brexit.
Las autoridades de Par¨ªs, Berl¨ªn y Bruselas tienen sus propios problemas, y el ¡®Brexit¡¯ es secundario
Sin embargo, es una postura ligeramente extra?a e incoherente. Porque, si las prioridades son la econom¨ªa y el empleo, es evidente que lo mejor para Reino Unido es permanecer en la UE. Por eso David Cameron, en la campa?a del refer¨¦ndum, apel¨® exclusivamente (demasiado exclusivamente) a las consecuencias econ¨®micas. En otro discurso pronunciado tambi¨¦n el d¨ªa 20, el gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, relacion¨® directamente el hecho de que haya ¡°menor crecimiento de las rentas reales¡± con las negociaciones del Brexit. Es decir, que ya se ven las consecuencias negativas. Y no hemos hecho m¨¢s que empezar.
Cameron perdi¨® el refer¨¦ndum porque, a muchos votantes, limitar la inmigraci¨®n y restablecer la soberan¨ªa formal y el autogobierno democr¨¢tico ¡ªes decir, ¡°recuperar el control¡±¡ª les pareci¨® m¨¢s importante que la econom¨ªa, que les hicieron creer que tampoco ir¨ªa tan mal. Si la prioridad es la econom¨ªa, lo l¨®gico es pensar que Reino Unido debe permanecer en la UE, y eso es lo que Hammond y muchos otros conservadores y laboristas piensan en privado. Pero no se atreven a decirlo, porque ¡°el pueblo ha hablado¡± y porque no quieren dividir a sus propios partidos.
El mi¨¦rcoles 21 daba pena ver a la reina Isabel, una anciana admirable, leyendo sin ganas las ilusas promesas del Gobierno en su trono de la C¨¢mara de los Comunes.
Si hemos aprendido algo en este ¨²ltimo a?o es que, en pol¨ªtica, nadie sabe qu¨¦ va a suceder ma?ana: ah¨ª est¨¢n el Brexit, Trump y Macron. No obstante, tengo la impresi¨®n de que, despu¨¦s de un periodo de transici¨®n con las condiciones actuales, Reino Unido acabar¨¢ probablemente con un acuerdo similar al de Noruega sobre el Espacio Econ¨®mico Europeo (EEE), el acuerdo especial de libre comercio de Suiza o el de pertenencia de Turqu¨ªa a la uni¨®n aduanera. Podr¨¢n adornarlo con la Union Jack, pero Reino Unido ser¨¢ miembro del mercado com¨²n, tendr¨¢ que respetar unas reglas en las que no ha intervenido, seguir¨¢ pagando a las arcas de la UE, ver¨¢ muy poca reducci¨®n del n¨²mero de inmigrantes de la UE y tendr¨¢ que aceptar unos acuerdos vinculantes de arbitraje en los que el Tribunal de Justicia de la UE seguir¨¢ teniendo un papel muy importante. La mayor¨ªa del Parlamento seguramente se lo tragar¨¢ y saldr¨¢ del paso a la brit¨¢nica.
Daba pena ver a la reina Isabel leyendo las ilusas promesas del Gobierno en la C¨¢mara de los Comunes
Aunque no existe ning¨²n consenso entre los brit¨¢nicos (las proclamas de May sobre ¡°la unidad del pa¨ªs¡± sobre el Brexit son descaradamente rid¨ªculas), quiz¨¢ esa posici¨®n sea un medio camino entre los extremos de la salida y la permanencia. El otro d¨ªa habl¨¦ con un estudiante suizo y me dijo que, aunque sabe que su pa¨ªs depende enormemente de la UE, no quiere que Suiza se incorpore a la Uni¨®n porque ¡°sigo teniendo la sensaci¨®n de que mandamos en nosotros mismos¡±. Muchos brit¨¢nicos desean recuperar ese sentimiento, a pesar de ser conscientes de que una cosa es la soberan¨ªa formal y otra, muy distinta, el verdadero poder.
Tal como van las cosas, me parece que ese es el terreno en el que acabaremos. Pero no es inevitable. Los brit¨¢nicos europeos debemos unir nuestras fuerzas para decir, cuando se presenten los resultados de una negociaci¨®n descafeinada ante el Parlamento: ¡°Lo que hemos conseguido es quedarnos sin nada. ?Por qu¨¦ conformarnos con ser de segunda categor¨ªa, con todos los inconvenientes y muy pocas ventajas, cuando podr¨ªamos permanecer en la UE y ser miembros de pleno derecho?¡±. Al fin y al cabo, como dijo hace unos a?os el hoy ministro del Brexit, David Davis, ¡°si una democracia no es capaz de cambiar de opini¨®n, deja de ser una democracia¡±.
Timothy Garton Ash es catedr¨¢tico de Estudios Europeos en la Universidad de Oxford, donde dirige el proyecto freespeechdebate.com, e investigador en la Hoover Institution, Universidad de Stanford. Recientemente recibi¨® el Premio Internacional Carlomagno. @fromTGA
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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