Los rivales de la Iglesia
¡°No puedes ser de dos equipos rivales. Pero en tu declaraci¨®n s¨ª puedes marcar las dos equis¡±
Dice un anuncio difundido por la Iglesia espa?ola durante estos d¨ªas para favorecer sus ingresos a trav¨¦s de la declaraci¨®n de impuestos: ¡°No puedes ser de dos equipos rivales. Pero en tu declaraci¨®n de la renta s¨ª puedes marcar las dos equis. La Iglesia y la de fines sociales¡±.
He aqu¨ª una muestra m¨¢s de que el lenguaje incluye silencios que obligan a extraer deducciones.
Cuando alguien nos dice ¡°Ambrosio vendr¨¢ luego, retira el retrato del Che Guevara¡±, nos previene ante un conflicto; pero eso no se expresa con lo que se dice, sino con lo que no se dice¡ y el interlocutor entiende (gracias a un contexto compartido).
Estas deducciones se llaman en ling¨¹¨ªstica ¡°implicaturas¡±. Si cuento que ¡°ayer estaba en casa, se abri¨® la ventana y cay¨® el jarr¨®n¡±, de tan sencillo enunciado se inferir¨¢n varios hechos que yo no he explicitado: el viento fuerte provoc¨® que la ventana cediese y que, al hacerlo, su hoja golpeara el jarr¨®n, que se rompi¨®; todo lo cual fue visto por m¨ª porque estaba all¨ª. De ese modo, el mensaje completo cobra sentido gracias a unos pocos vocablos relevantes.
Veamos esta otra frase, encuadrada en una conversaci¨®n sobre dos amigos de econom¨ªa saneada: ¡°?l trabaja en un banco y ella es ingeniera¡±. Entendemos enseguida que el verbo ¡°trabaja¡±, impulsado por su relevancia en el contexto, se extiende desde la primera oraci¨®n a la segunda, pese a que el concepto ¡°trabajar¡± no se pronuncie en ¨¦sta, que adem¨¢s ya dispone de su propio verbo (¡°es¡±). Pero el receptor comprender¨¢ la correspondencia entre el primer aserto y el segundo: los dos trabajan.
En el referido anuncio de la Iglesia, ese papel relevante del verbo ¡°trabajar¡± lo cumple el adjetivo ¡°rivales¡±. Si se hubiera dicho ¡°no puedes ser de dos equipos¡± y ah¨ª se acabara el enunciado, un interlocutor podr¨ªa refutar: ¡°Soy del equipo de mi pueblo y adem¨¢s del Barcelona, as¨ª que puedo ser de dos equipos¡±. Por tanto, la palabra ¡°rivales¡± es relevante; y su omisi¨®n habr¨ªa cambiado todo el sentido. Tal relevancia se extiende al aserto posterior, de forma que los ¡°fines sociales¡± se pueden entender tambi¨¦n como rivales de la Iglesia, gracias a la ayuda del conector ¡°pero¡±. Como explica la Gram¨¢tica, esta conjunci¨®n constituye una eficaz fuente de inferencias. Por ejemplo, si alguien dice ¡°es un restaurante marroqu¨ª, pero muy bueno¡±, interpretamos que esa persona no tiene muy buena opini¨®n sobre Marruecos. Y copio de la obra acad¨¦mica este otro ejemplo (p¨¢gina 2.453): ¡°Viven en Canad¨¢ todo el a?o, pero los inviernos de ahora no son como los de antes¡±. Inevitablemente, quien lea eso toma como relevante la palabra ¡°Canad¨¢¡± en relaci¨®n con el fr¨ªo del que habla la oraci¨®n posterior. Por tanto, lo que de ah¨ª se est¨¢ infiriendo es ¡°viven en un pa¨ªs fr¨ªo, pero ese pa¨ªs ya no es tan fr¨ªo¡±. As¨ª pues, la contraposici¨®n que implica ese ¡°pero¡± se establece de nuevo entre los significados inferidos, no entre los pronunciados.
Con todo ello, deducimos que tal anuncio opone a la Iglesia con los ¡°fines sociales¡±, al expresar que no se puede elegir a la vez a dos equipos rivales pero s¨ª que cabe escoger a la vez las dos casillas (rivales). Sin la idea de rivalidad de por medio, se habr¨ªa dicho en buena l¨®gica: Igual que se puede ser de dos equipos, se pueden marcar las dos casillas.
Y estos dos rivales, claro, lo son menos ante el contribuyente si uno de ellos ofrece el empate. Pero ?qu¨¦ rival se conforma con un empate?: s¨®lo el que cree que tiene muchas probabilidades de perder.
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