El secuestro de las redes sociales
Los represores tambi¨¦n han aprendido a publicar en Twitter y lo hacen con las trampas de la demagogia. Los populismos y autoritarismos han comprendido que las nuevas tecnolog¨ªas se pueden convertir en un instrumento de control
Hace m¨¢s de un lustro las redes sociales herv¨ªan por la primavera ¨¢rabe y los rostros de aquellos j¨®venes manifestantes se iluminaban con las pantallas de sus tel¨¦fonos m¨®viles. Eran a?os en que Twitter se ve¨ªa como un camino hacia la libertad, pero poco despu¨¦s los represores tambi¨¦n aprendieron a publicar en 140 caracteres.
Con cierta suspicacia primero y con mucho oportunismo m¨¢s tarde, los populistas han encontrado en Internet un espacio para difundir sus promesas y captar adeptos. Se valen del incre¨ªble altavoz que brinda el mundo virtual y colocan las trampas de su demagogia, en la que quedan atrapados miles de internautas.
Art¨ªculos anteriores de la autora
Las herramientas que una vez dieron voz a los ciudadanos se han ido transformando en un canal para que los autoritarismos entronicen sus discursos. Asimilaron que en estos tiempos de posverdad, un tuit repetido hasta el cansancio resulta m¨¢s efectivo que colocar vallas en la carretera o pagar por espacios publicitarios.
Los reg¨ªmenes totalitarios han pasado a la ofensiva en la web. Les tom¨® algo de tiempo darse cuenta de que pod¨ªan usar las mismas redes que sus opositores, pero ahora lanzan a los polic¨ªas inform¨¢ticos contra sus cr¨ªticos. Lo hacen con la misma met¨®dica precisi¨®n con que han vigilado por a?os a sus disidentes y controlado la sociedad civil de sus naciones.
Desde hackeos de sitios digitales hasta la creaci¨®n de falsos perfiles de usuarios, los Gobiernos antidemocr¨¢ticos est¨¢n probando todo aquello que les ayude a imponer matrices de opiniones favorables a su gesti¨®n. Cuentan a su favor con la irresponsable ingenuidad con que muchas veces se comparte contenido en el ciberespacio.
Uno de estos giros radicales lo ha dado el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan. Durante las protestas de 2013, cuando era primer ministro, quiso promulgar varias leyes para restringir el uso de Facebook y Twitter. A la red del p¨¢jaro azul la lleg¨® a catalogar como ¡°una fuente permanente de problemas¡± y ¡°una amenaza para la sociedad¡±.
Sin embargo, cuando se produjo el intento de golpe de Estado en Turqu¨ªa el a?o pasado, Erdogan ech¨® mano de estas herramientas para convocar al pueblo hacia las plazas e informar de su situaci¨®n personal. Desde entonces se ha dedicado a expandir su poder tambi¨¦n a golpe de tuits, reafirmando en el mundo virtual la deriva dictatorial de su r¨¦gimen.
Erdogan ha pasado de enemigo de las redes a utilizarlas para expandir su deriva dictatorial
En marzo pasado, los administradores de Twitter tuvieron que admitir que varias de sus cuentas, algunas vinculadas a instituciones, organizaciones y personalidades en todo el mundo, hab¨ªan sido hackeadas con mensajes de apoyo a Erdogan. El sult¨¢n azuz¨® a sus huestes cibern¨¦ticas para dejar claro que tampoco en Internet se anda con juegos.
En Am¨¦rica Latina varios casos refuerzan el proceso de apropiaci¨®n que los autoritarismos vienen haciendo con las nuevas tecnolog¨ªas. Nicol¨¢s Maduro ha abierto en Twitter uno de los tantos frentes de batalla con los que pretende mantenerse en el poder y acallar las revueltas populares que estallaron desde inicios de abril.
Los venezolanos no solo deben lidiar con la inestabilidad econ¨®mica y la violencia de las fuerzas policiales, sino que Internet se ha vuelto para muchos de ellos un territorio hostil donde los chavistas gritan y amenazan con total impunidad. Desvirt¨²an sucesos, convierten a victimarios en v¨ªctimas e imponen etiquetas como quien lanza golpes.
Las im¨¢genes de los manifestantes asesinados por la Guardia Nacional Bolivariana las enfrenta el Palacio de Miraflores lanzando bulos sobre una supuesta conspiraci¨®n internacional para destruir el chavismo. Contra la fiscal general, Luisa Ortega D¨ªaz, la batida ha sido encarnizada en las redes sociales, donde los simpatizantes de Maduro la han tildado, como m¨ªnimo, de loca.
De tanto intentar manipular tendencias y adulterar estados de opini¨®n en la web, el oficialismo venezolano ha terminado por pillarse los dedos con la puerta. Recientemente fueron suspendidas m¨¢s de 180 cuentas de Twitter que repet¨ªan cual ventr¨ªlocuos consignas gubernamentales. La penalizaci¨®n podr¨ªa extenderse a otras tantas vinculadas a instituciones y medios ac¨®litos.
El ministro de Comunicaci¨®n venezolano, Ernesto Villegas, defini¨® esta suspensi¨®n de cuentas como una operaci¨®n de ¡°limpieza ¨¦tnica¡± y Maduro amenaz¨® a los administradores de la red de microblogging con una frase cargada de desfasado triunfalismo: ¡°Si ellos apagaron 1.000 cuentas, vamos a abrir 1.000 m¨¢s¡±.
Con su conocida incontinencia verbal, el sucesor de Hugo Ch¨¢vez estaba revelando la estrategia que su r¨¦gimen ha seguido en los ¨²ltimos a?os en Internet. La de plantar usuarios que confundan, mientan y, sobre todo, desvirt¨²en lo que est¨¢ ocurriendo en el pa¨ªs. Un cercano aliado les ense?¨® esa estrategia.
Los chavistas amenazan con impunidad. Y Trump ha hallado una forma de gobernar sin l¨ªmites
En Cuba, los soldados del ciberespacio tienen una larga experiencia en el fusilamiento de la reputaci¨®n digital de los opositores, el bloqueo de sitios cr¨ªticos y el entrenamiento de trolls para inundar la zona de comentarios de cualquier texto que les resulte especialmente molesto. Pero su principal arma es dosificar el acceso a Internet entre los m¨¢s confiables o mantenerlo a precios prohibitivos para la mayor¨ªa.
¡°Tenemos que domar el potro salvaje de las nuevas tecnolog¨ªas¡±, sentenci¨® Ramiro Vald¨¦s, uno de los comandantes hist¨®ricos de la Revoluci¨®n, cuando en la isla comenzaron a aflorar los primeros blogs independientes y las cuentas de Twitter gestionadas por opositores.
Desde entonces, mucho ha llovido y el castrismo se ha lanzado a la conquista de esos espacios con la misma intensidad que vocifera en los organismos internacionales. Su objetivo es recuperar el espacio que perdi¨® mientras miraba con suspicacia las nuevas tecnolog¨ªas. Su meta: acallar las voces disidentes con su algarab¨ªa.
Hasta en las democracias de m¨¢s larga data las tecnolog¨ªas est¨¢n siendo secuestradas para propinar golpes mortales a las instituciones.
En la Casa Blanca, un hombre pone a su pa¨ªs y al mundo al borde del abismo con cada tuit que escribe. Todas las noches en que Donald Trump se va a la cama sin publicar en esa red social, millones de seres humanos respiran aliviados. Ha encontrado en los 140 caracteres una manera de gobernar en paralelo, sin limitaciones.
No son los tiempos ya de aquella red liberadora que enlazaba inconformidades y serv¨ªa de infraestructura para la rebeld¨ªa ciudadana. Vivimos d¨ªas en que los populismos y los autoritarismos han comprendido que las nuevas tecnolog¨ªas se pueden convertir en un instrumento de control.
Yoani S¨¢nchez es periodista cubana y directora del diario digital 14ymedio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.