El continente imprevisible
Las elecciones y encuestas muestran en todos los pa¨ªses de Europa una volatilidad hist¨®rica
Los populistas est¨¢n decepcionados. Geert Wilders fue derrotado en los Pa¨ªses Bajos, en Francia fracas¨® Marine Le Pen, y Alternativa por Alemania mira de reojo con nerviosismo al m¨ªnimo del 5% que le permite entrar en los Parlamentos. La ¨¦poca salvaje de Europa ha pasado, se ha cerrado el paso al retorno de los nacionalismos y frenado el ascenso de los cr¨ªticos a la UE. El futuro pertenece a los moderados, a los europe¨ªstas, al centro. Eso es lo que suele escucharse.
Otro art¨ªculo del autor
Pero es una ilusi¨®n. Es verdad que tras el Brexit y la elecci¨®n de Donald Trump no ha vuelto a haber una mayor¨ªa para los candidatos o ideas radicales. Pero no puede deducirse una tendencia de esto. En el fondo, es probable que se trate de pura casualidad. Nadie puede saber si se est¨¢n fortaleciendo los moderados o los radicales. Es imposible un pron¨®stico sobre el futuro pol¨ªtico del continente.
Existe sin embargo un fen¨®meno cada vez m¨¢s importante en todos los Estados de Europa: el comportamiento err¨¢tico e imprevisible del electorado. Las elecciones y encuestas muestran en todos los pa¨ªses del continente una volatilidad hist¨®rica. En la Bolsa, esa volatilidad es indicio de miedo e inseguridad. El zigzag del denominado ¨ªndice de volatilidad refleja el temblor de los inversores, inseguros sobre qu¨¦ valor les garantiza un buen futuro. Con los electores de Europa ocurre igual. La variabilidad de los resultados demosc¨®picos es indicador del nerviosismo pol¨ªtico. Es como si la gente, en vista de las crisis europeas, estuviera bajo una tensi¨®n suprema que se descarga con el menor impulso y que influye en las decisiones electorales.
Basta con echar una ojeada a los cuatro mayores pa¨ªses: Alemania, Francia, Italia y Reino Unido. Por diferentes que sean las constelaciones en cada uno de ellos, todos tienen algo en com¨²n: la situaci¨®n pol¨ªtica es m¨¢s imprevisible que nunca. En Italia, la ira de los electores se ha volcado contra las denominadas ¨¦lites en el refer¨¦ndum del pasado diciembre contra el ex primer ministro, Matteo Renzi. Poco antes, el propio Renzi hab¨ªa sido saludado por esos mismos electores como el achatarrador de las ¨¦lites. Ahora, un premier de transici¨®n mantiene el pa¨ªs m¨¢s o menos pol¨ªticamente estable, pero pronto se va a ir a las urnas, y el movimiento radicalpopulista Cinco Estrellas, contrario al establishment, tiene los mejores visos de convertirse en la fuerza m¨¢s votada.
Las simpat¨ªas cambiantes de los electores son tambi¨¦n indicio de una democracia viva
Francia ha puesto sus esperanzas en un joven desconocido. Pero la elecci¨®n de Emmanuel Macron es un ejemplo ¨²nico de volatilidad nerviosa. Los favoritos caen en cuesti¨®n de semanas, radicales sin la menor oportunidad como el nacionalista de izquierdas Jean-Luc M¨¦lenchon duplican sus resultados en las encuestas y tienen la oportunidad de tocar poder. Si Macron se retira, en Francia reinar¨¢ el caos pol¨ªtico.
En Reino Unido, con David Cameron y Theresa May ya son dos los primeros ministros que se han topado con la imprevisibilidad de los electores. Hasta hace poco el laborismo, bajo Jeremy Corbyn, se tambaleaba hacia la insignificancia... y repentinamente ha vuelto a ser catapultado a los aleda?os del poder.
Un efecto yoy¨® que los socialdem¨®cratas alemanas han experimentado a la inversa. Como candidato del SPD, Martin Schulz fue favorito de los electores frente a Angela Merkel, pero pronto volvi¨® a caer. El movimiento de p¨¦ndulo supuso un r¨¦cord hist¨®rico, y muestra que Alemania solo en apariencia es un remanso de estabilidad, pues el clamor medi¨¢tico en torno a Schulz no fue m¨¢s que un nuevo looping en la monta?a rusa pol¨ªtica en la que vive Alemania desde hace a?os. La ca¨ªda del SPD, el batacazo a¨²n mayor de los liberales, el ascenso y ca¨ªda de Alternativa por Alemania, el hundimiento, aparentemente sin fin, de Los Verdes. Desplazamientos salvajes de los que solo se beneficia en algo la casi siempre inexpugnable CDU y su canciller. Pero tambi¨¦n el poder de Merkel podr¨ªa sea ef¨ªmero.
La nueva imprevisibilidad puede ser una oportunidad. Las simpat¨ªas r¨¢pidamente cambiantes de los electores son tambi¨¦n indicio de una democracia viva. Los electores se?alan con ello a los partidos moderados establecidos que quieren tener mejores respuestas a las grandes cuestiones de la ¨¦poca. La gente busca soluciones aut¨¦nticas. La dura competencia por un electorado titubeante tambi¨¦n puede ser acicate para una mejor pol¨ªtica. Pero si esta situaci¨®n de inestabilidad se prolonga demasiado, desestabiliza a la democracia.
Klaus Geiger es redactor jefe de Internacional de Die Welt.Traducci¨®n de Jes¨²s Albores Rey.
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