?rboles de Nicaragua
El ideal revolucionario se marchita entre el populismo y el capitalismo salvaje
Un nuevo bosque brot¨® en las calles de Managua. Son cientos de ¨¢rboles de metal. ?rboles electrificados para que tambi¨¦n brillen de noche con miles de lucecitas de colores. Cada una de estas esculturas mide unos quince metros de alto y su copa tiene cinco o seis metros de ancho. Su precio unitario ronda los 30.000 d¨®lares y ya hay m¨¢s de ciento cuarenta de estos misteriosos monumentos, todos iguales. Estos ¨¢rboles son una iniciativa de Rosario Murillo, vicepresidente de Nicaragua y esposa del Presidente Ortega. Seg¨²n ella, esa arboleda esot¨¦rica debe alegrar al pa¨ªs porque estos son ¡°¨¢rboles de la vida¡± (su forma recuerda, en efecto, el ?rbol de la vida pintado por Gustav Klimt).
Otros art¨ªculos del autor
?Para qu¨¦ se necesitan esos car¨ªsimos ¨¢rboles de metal electrificados en un pa¨ªs cuya naturaleza produce tantos maravillosos ¨¢rboles de verdad y tanta vida aut¨¦ntica? Es un misterio m¨¢s del r¨¦gimen personalista y populista en el que vino a degenerar lo que alguna vez fue la heroica Revoluci¨®n Sandinista.
Las calles de Managua bullen con el comercio informal t¨ªpico de los pa¨ªses pobres (casi la mitad de la poblaci¨®n vive en la pobreza). La carretera que conduce del aeropuerto Sandino hasta Managua atraviesa lo que semeja un enorme mercado al aire libre. La estaci¨®n de las lluvias acaba de comenzar y el calor h¨²medo empapa al visitante. Pero esto es preferible antes que morir de una pulmon¨ªa en los centros comerciales ferozmente refrigerados de los barrios pr¨®speros.
Nicaragua puede parecer simple de lejos pero es muy compleja de cerca (suele ocurrir con nuestros pa¨ªses latinoamericanos). En un pasado no tan lejano esta sufrida naci¨®n era, para el resto del mundo, nada m¨¢s que una caricatura emblem¨¢tica de las tiran¨ªas tropicales, un latifundio de los Somoza. Luego, la Revoluci¨®n Sandinista convirti¨® a Nicaragua en una supuesta ¡°nueva Cuba libre¡±, la promesa de un para¨ªso en la tierra. Este ensue?o ¡°tan violentamente dulce¡± ¡ªpalabras de Julio Cort¨¢zar¡ª estall¨® con furia y pas¨® de largo r¨¢pidamente, como las tormentas sobre el lago de Managua.
La seguridad y el crecimiento econ¨®mico se han obtenido al precio de pervertir la democracia y cercenar la libertad
Ahora en Nicaragua los ideales revolucionarios se marchitan bajo una espesa arboleda de confusiones entre populismo autoritario y capitalismo salvaje. Hay cierta seguridad y alg¨²n crecimiento econ¨®mico, obtenidos al precio de pervertir la democracia y cercenar la libertad.
Asisto al festival Centroam¨¦rica Cuenta. En s¨®lo cinco a?os ¨¦ste se ha convertido en una de las principales citas literarias del continente. El festival es impulsado por el escritor Sergio Ram¨ªrez, que fue vicepresidente en el primer gobierno revolucionario pero que luego se distanci¨® de la codicia de Ortega y su familia.
En su libro de memorias, Adi¨®s muchachos, Sergio Ram¨ªrez relat¨® su doloroso desenga?o tras la Revoluci¨®n Sandinista. Este libro contin¨²a la gran tradici¨®n de los ensayos pol¨ªticos latinoamericanos que, como el Facundo de Sarmiento, fueron escritos a partir de la propia experiencia, no sobre la base de teor¨ªas. En esas p¨¢ginas Ram¨ªrez se autocritica y critica a los intelectuales que, embelesados por el brillo de una utop¨ªa, supeditaban la realidad a las consignas pol¨ªticas.
Centroam¨¦rica Cuenta testimonia el compromiso de Ram¨ªrez con esa lucidez valiente. Este festival se celebra sin ning¨²n apoyo del r¨¦gimen familiar de Ortega. Por el contrario, la prensa oficial y las instituciones que dependen del Estado ¡ªque son la gran mayor¨ªa¡ª ignoran u hostilizan a esta reuni¨®n internacional, la m¨¢s importante que ocurre en Nicaragua.
Pese a ello, la gente se entera y acude igualmente, repletando los auditorios. Estas masivas concurrencias son alentadoras. Pero tambi¨¦n resultan intrigantes porque los temas de estos coloquios no son pol¨ªticos sino que son literarios, en el m¨¢s amplio sentido: nada de lo humano les es ajeno. Esa libre pluralidad de voces podr¨ªa ser la clave del ¨¦xito de este festival. El lenguaje es el aut¨¦ntico ¨¢rbol de la vida. La demagogia pol¨ªtica quisiera transformarlo en un ¨¢rbol artificial, donde s¨®lo brillen las lucecitas de sus esl¨®ganes vac¨ªos. Sin embargo, la gente se cansa de las palabras huecas.
La literatura preserva la rebeld¨ªa del lenguaje contra las consignas muertas, esas falsas plantas metalizadas con las que el poder intenta comprarnos. El verdadero ¨¢rbol de la vida nos ofrece el fruto siempre distinto e imprevisto de la libertad.
Carlos Franz es escritor. Su novela m¨¢s reciente es Si te vieras con mis ojos.
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