Carreras de drones: zumbidos donde antes hubo ladridos
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ODAV?A pueden o¨ªrse los ladridos de los perros junto al edificio del Can¨®dromo en Barcelona. Ya no se trata de animales de carrera, sino de las mascotas de los vecinos del barrio del Congr¨¦s que las llevan ah¨ª a pasear. Hace 11 a?os, el lugar dej¨® de cumplir las funciones para las que fue creado. Hoy sus instalaciones sirven de base para Incubio, una aceleradora de ?start-ups tecnol¨®gicas, y la pista por la que antes corr¨ªan los perros est¨¢ a punto de convertirse en el primer circuito ?urbano europeo dedicado a las ?carreras de drones.
En una ¨¦poca de fuerte crisis vocacional entre los j¨®venes, un dron de carreras encarna una serie de valores muy atractivos para aquellos que se sientan atra¨ªdos por las nuevas tecnolog¨ªa.
¡°Que yo tenga noticia, s¨®lo hay un dron¨®dromo urbano en todo el mundo y queda en Corea¡±, dice Sim¨®n Lee, director de Incubio. El del Can¨®dromo Meridiana ser¨ªa el segundo. La idea naci¨® en 2016 como met¨¢fora de la renovaci¨®n del edificio dise?ado en los a?os sesenta por el arquitecto catal¨¢n Antonio Bonet Castellana y se materializ¨® en una incubadora de drones que hoy alberga tres equipos de desarrolladores seleccionados de entre m¨¢s de 800 postulantes de todo el mundo. Incubio tambi¨¦n apadrina otros programas, como el de desarrolladores de videojuegos o el de innovaci¨®n en lenguajes ?audiovisuales.
En una ¨¦poca de fuerte crisis vocacional entre los j¨®venes, un dron de carreras encarna una serie de valores muy atractivos para aquellos que se sientan atra¨ªdos por las nuevas tecnolog¨ªas. Conjuga el ingenio mec¨¢nico con el desarrollo electr¨®nico y, al tener como objetivo la competici¨®n, aporta un incentivo adicional al proyecto. Para cuando quieren darse cuenta, afirma Lee, los desarrolladores ya se han convertido en ingenieros y en emprendedores.
En el imaginario popular, los drones a¨²n se relacionan con la industria b¨¦lica, pero lo cierto es que sus usos son muy variados. Los tres equipos residentes en Incubio dedican sus investigaciones a mejorar la autonom¨ªa, la navegaci¨®n y las posibles aplicaciones de los aparatos en el sector de la agricultura, pero en lo que a drones se refiere, el ¨²nico l¨ªmite es la imaginaci¨®n: en ?frica se est¨¢n haciendo pruebas piloto para llevar medicamentos a zonas de dif¨ªcil acceso, en una isla de Singapur un dron ha sustituido al reci¨¦n jubilado cartero en el reparto de la correspondencia, y ya existen minidrones que reemplazan a las abejas en las tareas de polinizaci¨®n de las flores.
Un dron de carreras no deja de ser un coche teledirigido que vuela, explica Lee. La particularidad es que lo hace a m¨¢s de cien kil¨®metros por hora y que el piloto vive la experiencia en primera persona gracias a unas gafas que le permiten ver el recorrido como si estuviera montado en el aparato. La palabra ¡°dron¡± viene del ingl¨¦s drone, que significa abejorro. Si todo sale bien, Lee espera que para fin de a?o los zumbidos de estos insectos rob¨®ticos vuelvan a dar vida a la pista por la que, hasta hace no muchos a?os, corr¨ªan y ladraban los galgos.
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