El Senado brasile?o estudiar¨¢ ilegalizar el ¡®funky¡¯
Una iniciativa popular obliga a debatir sobre ese tipo de m¨²sica con Rom¨¢rio de instructor

La ley brasile?a permite que cualquier idea capaz de reunir 20.000 apoyos en menos de cuatro meses sea, como m¨ªnimo, debatida en el Senado. Lo que no preve¨ªan los estatutos era que por esta rendija se colase una historia como la que ha propiciado una propuesta ciudadana de ilegalizar el funky, el popular tipo de m¨²sica que, m¨¢s que por su sonido, se define por su actitud desafiante y el hecho de que suena en favelas. Es, en otras palabras, m¨²sica ¡°de pobres¡± en un pa¨ªs marcado por la desigualdad. Tambi¨¦n es m¨²sica de gran ¨¦xito, para disgusto de muchos en las clases altas.
El responsable de instruir la causa es Rom¨¢rio, quien en los noventa fuese futbolista en el Bar?a de Johan Cruyff, y hoy senador por el Partido Socialista Brasile?o. Quiz¨¢ como era esperar de ¨¦l, que en 1994 discuti¨® con Cruyff por la cantidad de veces que sal¨ªa de fiesta y zanj¨® la cuesti¨®n con la famosa frase ¡°Si no salgo, no meto goles¡±, el senador ya ha adelantado que ¨¦l votar¨¢ contra la propuesta en el debate.
A esa sesi¨®n parlamentaria, a¨²n sin fecha, se ha invitado a una serie de expertos en la materia. Por ejemplo Anitta, el mayor fen¨®meno musical de los ¨²ltimos a?os en Brasil, precisamente funky. La colorida comisi¨®n, una aut¨¦ntica met¨¢fora de lo jaranero que puede ser el pa¨ªs fuera de las instituciones, comprende tambi¨¦n una veterana, Valesca Popozuda (siendo popo traducible como trasero) y una icono comercial, Nego do Borel, de relativa fama en los ¨²ltimos a?os.
La mano que cre¨® la propuesta est¨¢ en el extremo opuesto de este grupo. Se trata de Marcelo Alonso, un dise?ador web que en su p¨¢gina de Facebook explica, entre memes hom¨®fobos e islam¨®fobos, que el funky es ¡°un crimen contra la salud p¨²blica¡± y que la idea de ilegalizarlo no surge de ¨¦l sino que es ¡°la voluntad del pueblo¡±. No es motivo de alegr¨ªa que ese esp¨ªritu elitista haya reunido 20.000 firmas tan r¨¢pido. Pero ahora que la propuesta se las ver¨¢ con iconos de las favelas y un exfutbolista internacional, ha logrado una de las historias m¨¢s brasile?as en a?os.
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