Los cuadernos de Patmos
Un grupo de lectores del peri¨®dico viaj¨® el mes pasado a la isla griega de Patmos para asistir a un taller impartido por el pintor Pedro Cano. Sus impresiones quedaron grabadas en estas acuarelas
¡°Taller de acuarela en Patmos¡±. Esa era la propuesta lanzada desde El Pa¨ªs Viajes para visitar Rodas, Leros, Samos, y sobre todo Patmos, la m¨¢s espiritual de las islas griegas. Adem¨¢s, no era un viaje cualquiera: se propon¨ªa una experiencia ¨²nica donde se mezclaban la pintura, la historia y la antropolog¨ªa de la mano de Pedro Cano, pintor n¨®mada, uno de los artistas que mejor ha sabido trasladar la esencia de la mediterr¨¢neidad a un lienzo.?
Y el viaje fue un ¨¦xito. Dieciochos lectores tuvieron la oportunidad de pintar y descubrir el Dodecaneso m¨¢s secreto e ¨ªntimo, el que solo puede ense?ar alguien que ha viajado all¨ª en innumerables ocasiones, que habla griego y que conoce ¡ªporque los ha pintado¡ª cada rinc¨®n de esas islas.
Le he pedido a Pedro Cano que me contara sus impresiones del viaje. Son estas:
"Hace 47 a?os viaj¨¦ por primera vez a Grecia. Desde entonces, he vuelto muchas veces. Encuentro en este pa¨ªs un esp¨ªritu de hermandad y comunicaci¨®n fuera de lo com¨²n, sobre todo en sus innumerables islas. En los ¨²ltimos a?os y a consecuencia de la construcci¨®n de aeropuertos en muchas de ellas, he visto como el pa¨ªs est¨¢ cambiando. Los agricultores y los pescadores han dejado sus oficios para dedicarse a esperar a los turistas.
Patmos es una isla an¨®mala. Pr¨¢cticamente erima o sea yerma, apenas da fruta y verdura y los ¨¢rboles, a fuerza de los fuertes vientos del invierno, est¨¢n plegados y retorcidos. La isla del exilio de San Juan, donde tuvo la visi¨®n del Apocalipsis, sigue siendo un lugar diferente, pues la ausencia de aeropuerto hace que tengas que pasar horas en una nave para llegar a ella, cosa que espanta a muchos viajeros modernos. Tampoco es aconsejable ir en agosto, donde cualquier lugar con mar se convierte en una feria.
He tenido la suerte de impartir este taller de pintura en Patmos y agradezco la paciencia de la organizaci¨®n para encontrar alojamientos en La Chora, alrededor del milenario monasterio, donde parece que el tiempo se ha detenido. Hemos vivido en casas de la gente del lugar, a veces compartiendo con ellos dulces y frutas que nos ofrec¨ªan como una se?al de amistad. Los peque?os restaurantes nos han nutrido con la deliciosa comida griega y hemos brindado m¨¢s de una noche con el ouzo, una especie de an¨ªs seco particularmente digestivo.
Dieciocho personas me han acompa?ado en esta aventura y se han realizado al menos 300 acuarelas, todas del natural y todas hechas al aire libre. A veces hemos tenido como escenario los encalados laberintos de la vieja ciudad y otras hemos trabajado junto al mar, aprovechando para darnos un ba?o en playas donde nuestro grupo eran los ¨²nicos ocupantes, en un mar entre violeta, turquesa y azul, que era imposible de pintar.
Hemos visitado adem¨¢s Rodas, Samos y Leros. Tres islas completamente distintas en dimensiones y forma de vida, pero que nos han hecho ver la enorme diversidad arquitect¨®nica de estos trozos de tierra desparramados por la parte oriental del mar Egeo".
Si quieres vivir alguna de nuestras pr¨®ximas experiencias, entra en El Pa¨ªs Viajes. En julio viajamos a Per¨²; en agosto, a Kenia y Tibet; en septiembre, a Marruecos y Tanzania.
?Y muchos destinos m¨¢s!
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