Nunca m¨¢s

Algunas palabras son tan rotundas que las soltamos y damos por cerrado el asunto. Pero lo hacemos conscientes de que siempre hay vuelta atr¨¢s, de que decimos jam¨¢s y luego ya veremos, de que hemos aprendido del error pero casi seguro volveremos a caer al m¨ªnimo descuido porque precisamente la vida va de eso.

Sin embargo el l¨¦xico tiene un c¨®mo, un d¨®nde y un porqu¨¦, y hay momentos en los que nunca es nunca.

?l grab¨® en su memoria el color de mis ojos la primera vez que se abrieron curiosos. Tom¨® mis diminutos dedos para observarlos uno a uno, incr¨¦dulo del milagro de saber que algo suyo se abr¨ªa al mundo. Aferr¨® mi mano hasta conseguir que mantenerme erguida se convirtiera en una haza?a cotidiana. Me sujet¨® con fuerza cuando el empe?o por crecer y descubrir no encuentra l¨ªmites en el miedo. Aplaudi¨® mis terrenales triunfos mucho menos que sufri¨®, sin yo verlo, mis humanas penas. Habl¨® sin parar, ri¨® mucho, pregunt¨® incansable y call¨® tantas veces como certezas tuvo de que las respuestas no se pueden dar sino que se encuentran.

Hace cuatro d¨ªas empez¨® un nunca es nunca. Nunca m¨¢s podr¨¦ ayudarle a levantar su cuerpo castigado por los a?os. Nunca volveremos a escuchar juntos la m¨²sica que buscaba ¨¢vido a golpe de rat¨®n en "ese invento incre¨ªble". Nunca volver¨¢ a juntar sus manos con las m¨ªas para decirme infatigable: "No te preocupes, todo est¨¢ bien".

?Nunca? Si me obligo y consigo pensar m¨¢s all¨¢ del dolor de hoy, s¨¦ que nunca se ir¨¢ de mi lado como no lo hace ninguno de los buenos padres que pasan por este perro mundo.