Democracia o revoluci¨®n
?Por qu¨¦ mantenemos esa dicotom¨ªa artificiosa al mirar hacia Venezuela?
No importa lo que pase en Venezuela: siempre habr¨¢ alguien que, en Espa?a, se ofrezca a interpretarlo bajo unos f¨¢ciles y comprensibles esquemas ideol¨®gicos. De un lado estar¨¢n los que entiendan cualquier hecho como un ataque a la libertad y a la democracia. A primera vista, hechos como el ataque a la Asamblea del mi¨¦rcoles pasado por parte de simpatizantes armados de Maduro dejar¨ªan poco espacio a la duda. Pero en seguida emerger¨¢n voces que lleven el argumento al conflicto socioecon¨®mico, vinculando a la mayor¨ªa en la Asamblea con la clase dominante que controlaba el Estado antes de la victoria de Ch¨¢vez en 1998.
Y as¨ª se enquistar¨¢ el debate entre democracia y revoluci¨®n. Sin separarnos del esquema unidimensional caracter¨ªstico de nuestro pa¨ªs, donde uno puede adivinar la posici¨®n de una persona en cualquier cuesti¨®n de actualidad con s¨®lo conocer su opini¨®n en otro tema, sea ¨¦ste Venezuela, la corrupci¨®n, o el IRPF.
Pero no est¨¢ claro que democracia y revoluci¨®n sean puntos antag¨®nicos en un mismo plano. Al fin y al cabo, las mayores reducciones de la desigualdad de las ¨²ltimas d¨¦cadas se han producido en democracias consolidadas. Las naciones escandinavas son el ejemplo paradigm¨¢tico, pero no el ¨²nico: el fin, paulatino o s¨²bito, de los reg¨ªmenes autoritarios trajo una mayor distribuci¨®n all¨¢ donde tuvo lugar.
Entonces, ?por qu¨¦ mantenemos esa dicotom¨ªa artificiosa al mirar hacia Venezuela? El ¡°son pa¨ªses con contextos diferentes¡± se vuelve entonces una manera de defender la trinchera. Pero, ?qu¨¦ contexto invalida la idea de que otorgar un mayor poder al conjunto de la sociedad favorece un reparto m¨¢s equitativo? Si el argumento es que en la democracia venezolana pre-1998 las instituciones estaban capturadas por parte de una vieja ¨¦lite, resulta dif¨ªcil defender que ahora no sucede lo mismo con otra, una nueva ¨¦lite.
As¨ª, el ejemplo venezolano ofrece una posibilidad de romper la mon¨®tona dicotom¨ªa del debate en Espa?a. En este caso, si la democracia es el mayor mecanismo redistributivo que conocemos, la ¨²nica manera de defender la revoluci¨®n es defendiendo la misma democracia. @jorgegalindo
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