Autoverano

Anda, vamos a acu?ar una nueva palabra, pongamos nuestro granito de arena en la actividad laboriosa (cual hormiga) de la RAE.

Se llama autoverano y dice as¨ª: ¡°D¨ªcese del empe?o incansable de algunos-nas ciudadanos-nas en retratar sus vacaciones mediante dispositivos m¨®viles para, b¨¢sicamente, contemplar ellos mismos una y otra vez el fruto de sus esfuerzos y de su arte y dar por saco al personal que, educado en grado extremo, se abstiene de mandarlos a donde Cristo perdi¨® el garrote¡±.

El gran Jos¨¦ Luis Coll, de haber escrito esta nueva voz en aquel libro inolvidable (El diccionario de Coll, editorial Planeta, 1977, pr¨®logo de Cela, si lo encuentran agradecer¨¢n este consejo) habr¨ªa puesto algo as¨ª como ¡°Vacaciones estivales en el coche propio¡±. Perd¨®n al maestro, y volvamos a lo nuestro.

Cada vez hay m¨¢s gente ¡ªes una forma tibia de decirlo¡ª a la que parece importarle m¨¢s demostrar que vio aquello que el propio aquello. Dejar bien sentado que estuvo all¨ª independientemente de no haberse enterado ni quererse enterar (como cantaba Conchita Velasco en La chica ye-ye) de nada de lo que hab¨ªa o quer¨ªa decir aquel all¨ª. Ense?ar ¡ªno, perd¨®n, exhibir¡ª las fotos y los v¨ªdeos de aquel conciertazo en Benic¨¤ssim o en Brazatortas aunque lo viera enterito por el visor de su peaso m¨®vil. Pero oyes, que estar, estuve. Mira, y salgo yo, adem¨¢s.

Antes, a la vuelta del verano te pasabas por la casa de alg¨²n alma sin piedad y te tragabas su sesi¨®n de filminas. Pero chico, eso se acababa, sal¨ªas a la calle, respirabas aliviado, hab¨ªa un The End.

En cambio, esto del exhibicionismo v¨ªa m¨®vil o tableta no tiene fin. Si te agarra un abencerraje del autoverano date por crucificado. Ya lo dice la francesa Elsa Godart en su l¨²cido y divertido ¨²ltimo ensayo: Selfie, luego existo.

Vade retro, Satan¨¢s.

Feliz verano (o, ay, autoverano).