La doble vida de Ben Affleck
Tanto su carrera profesional como su vida personal pasan de cero a 100 en segundos
Cuando Ben Affleck era ni?o, le pidi¨® a su madre tener un perro. Ella le prometi¨® uno si superaba una prueba: pasear un perro imaginario una semana. El peque?o Ben cumpli¨® obedientemente durante cinco d¨ªas, pero fue incapaz de rematar la faena dos d¨ªas m¨¢s y se qued¨® sin mascota.
Ahora, a punto de cumplir los 45 a?os, su vida y su carrera parecen dividirse en esa misma proporci¨®n de d¨ªas laborables en los que cumple como profesional, padre y marido, y el fin de semana en el que echa todo por tierra. En la primera parte, est¨¢ una carrera con dos premios Oscar, una Copa Volpi al mejor actor en Venecia de la que casi nadie se acuerda (por Hollywoodland), una lista de mujeres bellas a su lado (de Gwyneth Paltrow a Jennifer Garner, pasando por Jennifer L¨®pez) y tres hijos, as¨ª como un t¨ªtulo universitario en Relaciones Internacionales, con especialidad en Oriente Medio. En el terreno del desmadre, sus campeonatos de p¨®ker (lleg¨® a ser el mejor de todo el Estado de California y est¨¢ vetado en el Hard Rock de Las Vegas por su habilidad para contar cartas), sus adicciones o pel¨ªculas como Jersey Girl, Las fuerzas de la naturaleza o Batman vs Superman. Su carrera como director parec¨ªa ajena a los fracasos, pero su ¨²ltimo filme, Vivir de noche, se estrell¨® en taquilla y cr¨ªtica tras la vitoreada Argo.
?Con qu¨¦ Ben Affleck nos quedamos? ¡°Mis sue?os m¨¢s salvajes se han hecho realidad, pero el precio que he pagado por este pacto con el diablo es que mi identidad ya no me pertenece. Te conviertes en una figura p¨²blica y cambian las reglas. La prensa puede resultar invasiva y deshonesta y t¨² tienes que tragar con eso¡±, dec¨ªa en enero a The Guardian. Quiz¨¢ por eso, la que podr¨ªa ser su mejor interpretaci¨®n hasta la fecha es la del pavisoso de Perdida, al que la prensa acusaba de asesinar a su mujer por el mero hecho de no reaccionar como se espera de un viudo.
Durante a?os se vio c¨®mo Ben Affleck es capaz de pasar de 0 a 100 y de 100 a 0 en cuesti¨®n de segundos. Estrell¨® su potencial de estrella tras su campanada con El indomable Will Hunting (con su inseparable Matt Damon y por la que gan¨® el Oscar a mejor guion) cuando cay¨® sobre sus hombros la megaproducci¨®n Pearl Harbor, que no tuvo el ¨¦xito esperado. Su careo con los medios comenz¨® cuando ¨¦l mismo reconoci¨® que no hab¨ªa cosa que odiara m¨¢s que el mote que pusieron a su relaci¨®n con Jennifer L¨®pez (Bennifer, el precursor de Brangelina) y los premios Razzie empezaron a cebarse con su carrera.
Sus cambios de peso por sus h¨¢bitos poco saludables no ayudaban, llegando a entrar en una cl¨ªnica de desintoxicaci¨®n en 2001.
Pero cuando ya muchos lo daban por enterrado y se asum¨ªa que Ben Affleck era el tonto y Matt Damon el listo, lleg¨® su primera resurrecci¨®n. Se acab¨® el fin de semana de desenfreno y el lunes a las siete de la ma?ana ah¨ª estaba: convirti¨¦ndose en un gran director con Adi¨®s, peque?a, adi¨®s y empezando una relaci¨®n de 10 a?os con Jennifer Garner, con la que form¨® una familia. Tres hijos maravillosos como tres grandes pel¨ªculas como director, pues a su aclamada opera prima siguieron The Town y, sobre todo, Argo, que gan¨® el Oscar a la mejor pel¨ªcula.
En estos momentos, esos s¨ª, Affleck parece dispuesto a desandar el camino. Su aspecto f¨ªsico est¨¢ desmejorado, su matrimonio terminado y su carrera al borde del precipicio. Las risas que gener¨® su mirada perdida durante una entrevista de promoci¨®n del tremendo batacazo de Batman vs Superman y los saltos a la yugular por su primer fracaso como director dan fe de lo predispuesto que parece el mundo en ver en Ben Affleck un perdedor, coloc¨¢ndolo como ¡°el Affleck malo¡± en comparaci¨®n con la excelencia oscarizada de su hermano Casey.
Pero, como ¨¦l dice, su identidad ya no es suya en el ¨¢mbito p¨²blico y no se esfuerza por cambiar su imagen, aunque tiene madera de eucalipto para recuperarse de la quema. Sus proyectos actuales, no obstante, son muy arriesgados. Por un lado, insiste en ser ese nuevo Batman que con tan mal fario naci¨®, incluso despu¨¦s de haberse apeado como director del proyecto. Y, por otro, se atrever¨¢ a hacer una nueva adaptaci¨®n, que ¨¦l mismo protagonizar¨¢ y dirigir¨¢, de Testigo de cargo, que fue llevada magistralmente al cine por Billy Wilder. De su relaci¨®n extramatrimonial o no con Lindsay Shookus mejor ni hablar. Ya se ha escrito demasiado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.