Mi pueblo, el mejor

Tienes coraz¨®n verbenero si, incluso cuando eres joven, prefieres la verbena de tu pueblo a un macrofestival. Por eso cuadras tus vacaciones con las fiestas y pasas semanas so?ando con el d¨ªa grande. Deber¨ªamos inventar una palabra para ese momento que es patrimonio popular: echarte a dormir al amanecer y que la charanga te despierte solo unas horas despu¨¦s, record¨¢ndote que hay m¨¢s jarana en el horizonte. Te levantas y andas, sin m¨¢s milagro que el de estar de vuelta.

Ese esp¨ªritu verbenero no nace, se hace. Te lo inculcan los t¨ªos que cada verano hacen un Tetris de camas para reunir a toda la tropa familiar, esos primos mayores que te ense?an a empalmar orquestas con el desayuno e incluso la abuela que sonr¨ªe al decirte que quien va de romer¨ªa se arrepiente al otro d¨ªa. Todos respetando una regla no escrita pero sagrada, que se transmite de generaci¨®n en generaci¨®n. En tu pueblo se come y se bebe m¨¢s y mejor, y la gente es m¨¢s abierta, y, ya ver¨¢s, si vienes lo compruebas. Mucho mejor que en cualquier pueblo de al lado.

As¨ª que di que la del tuyo es la mejor. Yo te creo, porque si hay algo que respeto es una fiesta popular, pero, hazme caso, p¨¢sate por el Xiring¨¹elu, en Pravia, el primer domingo de agosto. Se hace magia con sidra y se luce la mejor camarader¨ªa asturiana en una fiesta de prao. As¨ª que entender¨¢s que el m¨ªo es el mejor. Como el tuyo.