Afirmar la vida
Hemos de abordar el debate de la gestaci¨®n subrogada con la seriedad y el respeto que merece
No creo en las verdades absolutas. Ni siquiera si esas verdades son las m¨ªas. En estos tiempos de pol¨ªtica convulsa, en que nos rodean prejuicios y estereotipos incuestionables, el simple hecho de dudar ¡ªes decir, de pensar¡ª puede convertirse en un deporte arriesgado cuyo precio no muchos est¨¢n dispuestos a asumir.
Recuerdo el d¨ªa, hace ya algunos a?os, en el que alguien por primera vez me habl¨® de la gestaci¨®n subrogada. Tuve que teclearlo en Google porque, como tantos, solo hab¨ªa o¨ªdo hablar de ¡°vientres de alquiler¡±. La imagen que me ofreci¨® el ordenador no me gust¨®. Se hablaba de violencia, de explotaci¨®n de mujeres, de un empresario multimillonario que hab¨ªa llegado a serlo ¡°vendiendo beb¨¦s¡±. Como mujer y como madre, lo que aparec¨ªa ante mis ojos me parec¨ªa como m¨ªnimo aberrante.
Sin embargo, casualidades de la vida me fueron acercando a la realidad de la gestaci¨®n subrogada. Ahora veo a Manuela, una ni?a de ocho a?os, inteligente y responsable, con sus padres, dos hombres que la adoran. Veo a Vega en brazos de la mujer que la gest¨® y, admirando esa escena, veo a sus padres frente a ellas. Veo a Sonia, una mujer joven que, despu¨¦s de padecer c¨¢ncer y un diagn¨®stico que trunc¨® su posibilidad de ser madre, encontr¨® una luz en la gestaci¨®n subrogada.
Es l¨®gico que este debate genere pol¨¦mica. Ya ocurri¨® en los a?os ochenta con la fecundaci¨®n in vitro: el despectivo mantra de entonces era ¡°beb¨¦s probeta¡±. Ocurri¨® tambi¨¦n con el matrimonio homosexual, con el divorcio e incluso con el voto femenino. Muchas personas, y en primera l¨ªnea las directamente afectadas, lucharon por abrir camino a un futuro que yo no dudar¨ªa en considerar m¨¢s justo e igualitario. Trajo m¨¢s oportunidades a hombres y mujeres que tambi¨¦n las merec¨ªan. Y las merecen.
Con nuestro modelo, la mujer gestante tomar¨¢ la decisi¨®n de manera libre y? consciente de lo que est¨¢ haciendo
Pero llegar a esa conclusi¨®n no fue f¨¢cil. Que si una pera es una pera y una manzana es una manzana. Que si las mujeres ¨¦ramos hist¨¦ricas por naturaleza y no deb¨ªamos decidir por nosotras mismas. Que si crear vida fuera de la uni¨®n del cuerpo de los c¨®nyuges resultaba una monstruosidad. Ya nadie habla en esos t¨¦rminos, pero cost¨® superarlo.
Este, como aquellos, es un debate de trascendencia que ya ha sido regulado en muchos pa¨ªses. Muchos espa?oles ya acuden fuera de nuestras fronteras para materializar su sue?o de ser padres o madres. Llevamos mucho tiempo cerrando los ojos a una realidad que requiere regulaci¨®n. Se trata de que la ley, como anta?o, eleve a normal lo que ya es normal en la calle.
Es nuestra obligaci¨®n afrontar este debate con la seriedad y respeto que merece. Consciente de esa responsabilidad, Ciudadanos ha planteado una proposici¨®n de ley garantista. Proponemos un modelo de gestaci¨®n altruista, que pone las condiciones para asegurar que las mujeres que se convierten en gestantes lo hacen en plena libertad, sin verse forzadas por su situaci¨®n econ¨®mica o social, y con todas las garant¨ªas legales, sanitarias, de salud sexual y de igualdad.
A m¨ª, como es l¨®gico, me gusta nuestra ley. Hay mucho trabajo detr¨¢s y han colaborado con nosotros expertos de diferentes campos. Estamos abiertos a considerar cualquier mejora que se plantee en el tr¨¢mite de enmiendas. A lo que no estamos tan dispuestos es a tolerar mentiras o manipulaciones. Ya no por nosotros sino por esos ni?os a los que las mentiras pueden afectar gravemente.
Con nuestro modelo, la mujer gestante tomar¨¢ la decisi¨®n de manera totalmente libre y perfectamente consciente de lo que est¨¢ haciendo. No est¨¢ de m¨¢s saber que muchas de estas mujeres deciden gestar para otras personas porque han vivido muy de cerca el sufrimiento que causa el hecho de no poder ser padre o madre. Son solidarias y generosas, por lo que merecen el m¨¢s absoluto respeto y reconocimiento. Entre ellas, los padres y los ni?os que nacen se establece una estrecha relaci¨®n que se mantiene despu¨¦s del parto. Reducirlas a ¡°un vientre¡± me parece despreciable.
Un ni?o no es una mercanc¨ªa. Sus padres son conscientes de las dificultades que han tenido para llegar a serlo y es algo que valoran. Por eso mismo son ni?os tan queridos. Quien se atreva a hablar de negocio, que tenga tambi¨¦n el valor de dirigirse a ese ni?o a la cara y llamarle mercanc¨ªa.
A la vuelta del verano ser¨¢ tiempo de debatir. Ruego que se haga con altura. No nos juzgar¨¢ el rival de sigla, nos juzgar¨¢n los ni?os que ma?ana ser¨¢n los hombres y las mujeres de una sociedad m¨¢s sensible, y menos prejuiciosa.
Patricia Reyes es secretaria de Igualdad de Ciudadanos, diputada en el Congreso y abogada.
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