La ciudad de carne de Anne Sexton
Un cuerpo tambi¨¦n puede ser un espacio urbano

Observa c¨®mo ha numerado las venas azules
de mi pecho. Por otra parte, hay diez pecas.
Ahora va hacia la izquierda. Ahora a la derecha.
Construye una ciudad, una ciudad de carne.
?l es un industrial. Ha mordido el hambre en bodegas
y, se?oras y se?ores, ha sido traspasado por el hierro,
por la sangre, por el metal, por el hierro triunfal
de la muerte de su madre. Pero ¨¦l vuelve a empezar.
Ahora me construye. La ciudad le consume.
Desde la gloria de los tablones, me construye.
Desde el asombro del cemento me ha moldeado.
Me ha proporcionado seiscientos signos callejeros.
Mientras yo bailaba construy¨® un museo.
Construy¨® diez bloques cuando me remov¨ª en el lecho.
Construy¨® un paso elevado cuando me march¨¦.
Le ofrec¨ª flores y construy¨® un aeropuerto.
Us¨® piruletas rojas y verdes a modo de sem¨¢foro.
Sin embargo cruz¨® en mi coraz¨®n, zona escolar, despacio.
Don m¨ªo del libro Poemas de amor (Linteo)
Anne Sexton (1928-74) escrib¨ªa como terapia. Fue su m¨¦dico Martin Orne, del hospital psiqui¨¢trico Westwood Lodge, en Massachusetts, en el que estaba interna, el que la anim¨® a hacerlo. Obtuvo el premio Pulitzer en 1967 por Vive o muere (Vitrubio). Muri¨® con 45 a?os. Encendi¨® el motor de su choche dentro del garaje y se sent¨® a esperar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.