El Rif, una hidra pac¨ªfica
Una serie de movilizaciones reclaman desde hace meses mejoras elementales al Gobierno de Marruecos
Fue George Steiner quien dijo, tanto en Un Largo s¨¢bado, el libro de conversaciones con Laure Adler, como en una entrevista en las p¨¢ginas de Babelia de este peri¨®dico: ¡°Los errores y las esperanzas rotas nos ayudan a completar el estado adulto. (¡) Pero es mucho m¨¢s importante cometer errores que intentar comprenderlo todo desde el principio y de una vez. Es dram¨¢tico tener claro a los 18 a?os lo que has de hacer y lo que no¡±. Y no duda en sentenciar: ¡°Estamos matando los sue?os de nuestros ni?os¡±.
Otro art¨ªculo del autor
?De qu¨¦ forma est¨¢ pasando esto en el Rif? La cuesti¨®n planteada por Steiner est¨¢ sustentada en un c¨²mulo de condiciones materiales impl¨ªcitamente incorporadas en el contexto de su respuesta. Es decir: acceso a la educaci¨®n, sanidad, servicios sociales b¨¢sicos, entre otros. En el Rif sucede una situaci¨®n previa, puesto que dichas condiciones escasean, por no decir que no existen del todo. Las demandas de los j¨®venes que salieron el d¨ªa 29 de octubre de 2016 a la plaza p¨²blica de Alhucemas, justo despu¨¦s de la muerte de Mohsin Fikri en el cami¨®n de basura, triturado al igual que el pescado que intent¨® salvar, concretan precisamente la reivindicaci¨®n directa de estas condiciones. Piden a viva voz un hospital oncol¨®gico especializado y equipado, dado el alto n¨²mero de enfermos afectados de c¨¢ncer en la zona. Reclaman una universidad multidisciplinar en la provincia de Alhucemas, para no tener que desplazarse a m¨¢s de 400 kil¨®metros, con todo lo que ello conlleva de gasto a?adido. Y tambi¨¦n demandan unas infraestructuras b¨¢sicas, como puede ser una autov¨ªa que conecte la zona con el resto de Marruecos, para incentivar y catalizar las inversiones y, por ende, crear posibilidades reales de empleo. Estas demandas, simples derechos para una vida digna, han sido reclamadas, reiteradamente, desde hace m¨¢s de nueve meses de forma pac¨ªfica. Pac¨ªfica, pac¨ªfica y pac¨ªfica, insist¨ªan en la plaza de Alhucemas cada vez que convocaban una concentraci¨®n o una marcha.
?Es nueva est¨¢ situaci¨®n del Rif? Muy a mi pesar, dir¨ªa que no. Mohamed Chukri, autor de El pan a secas, dej¨® plasmado en una conferencia pronunciada en M¨¢laga en septiembre de 1997, el equivalente hist¨®rico de lo que hoy acontece en el Rif. ¡°He escrito mi infancia desde la mirada de un adulto; (¡) Me esfuerzo en darle un lugar a esa infancia robada ¡ªo lo que a¨²n peor, brutalizada¡ª por los que nos arrebataron nuestra vida, los vampiros de la sociedad¡±. Chukri rememora en ese texto, que titul¨® Ra¨ªces, y sin ficci¨®n de por medio, su infancia una vez instalado con su familia en T¨¢nger. ¡°(¡) yo ten¨ªa siete a?os. Cada vez que aprovechaba cualquier momento para jugar con los ni?os del barrio donde hab¨ªamos montado nuestra barraca, ellos me persegu¨ªan gritando ??Vete hijo del hambre! ?Fuera rife?o!?¡±, escribi¨®.
Ese ¡°vete hijo del hambre¡± no dista mucho de unas declaraciones que hizo la diputada marroqu¨ª, Khadija Al Ziani, del Partido Uni¨®n Constitucional, cuando calific¨® en su cuenta de Twitter a los manifestantes del Rif de ¡°bastardos¡± y ¡°sediciosos¡±, y recordando as¨ª la famosa expresi¨®n que dedic¨® amablemente Hassan II a los rife?os cuando los calific¨® de ¡°escoria¡± y ¡°apaches¡±. Aquel ¡°fuera rife?o¡± que recibi¨® Chukri como bienvenida al llegar a T¨¢nger se asemeja mucho a las declaraciones de los seis partidos pol¨ªticos que conforman la coalici¨®n de gobierno en Marruecos, cuando al un¨ªsono en la televisi¨®n p¨²blica acusaron a la ciudadan¨ªa del Rif de separatista. De un insulto a otro no hay mucha distancia, excepto la del tiempo: m¨¢s de 75 a?os.
Piden infraestructuras b¨¢sicas, como puede ser una autov¨ªa, para incentivar y catalizar las inversiones y crear posibilidades reales de empleo
El Rif est¨¢ viviendo un dej¨¢ vu colectivo. La ¨²nica novedad al respecto es la tr¨ªada pac¨ªfica que abandera hoy la sociedad rife?a a la hora de exigir sus derechos. No hay otra herramienta posible al alcance que el uso de la palabra. Es como una hidra pac¨ªfica, a la que cada vez que se le amputa una cabeza para silenciar su mensaje se regeneran, en su lugar, dos cabezas pronunciando el mismo mensaje. Palabras sustituidas por palabras como caparaz¨®n en contra de la exclusi¨®n. Una proliferaci¨®n m¨¢s que l¨®gica en una ¨¦poca en que las redes sociales est¨¢n al alcance de la mano de todos. Lo m¨¢s flagrante, e incluso metaf¨®ricamente real, de este proceso para decapitar el mensaje de los j¨®venes rife?os es el relato de las familias de los detenidos. Cuenta que cuando visitaron por primera vez a sus familiares en la c¨¢rcel de Casablanca se les exigi¨® no hablar en lengua rife?a. Les negaron el uso de la ¨²nica posibilidad que les quedaba, y otra vez m¨¢s se oblig¨® a las familias de los detenidos a revivir lo mismo que sinti¨® Chukri en sus primeros d¨ªas en T¨¢nger. ¡°La hablaba intentando disimular mi acento y ocultar as¨ª mi origen rife?o en una sociedad que nos despreciaba¡±, escribi¨® en Ra¨ªces.
Uso aqu¨ª la poes¨ªa como prolongaci¨®n de las palabras que resuenan en el Rif. Quiero imaginar a Mohsin Fikri sentado al lado de Pablo Neruda en uno de esos espl¨¦ndidos sof¨¢s que hay en la eternidad, mientras Neruda le susurra al o¨ªdo en una lengua inmortal: ¡°Oye Mohsin, he escrito estos versos, que inclu¨ª en Residencia en la tierra, para ti¡±. Mohsin Fikri, compungido todav¨ªa por la magnitud de su viaje, se deja o¨ªr y Neruda, cerrando los ojos, se los recita:
¡°Despu¨¦s de mucho, despu¨¦s de vagas leguas,
confuso de dominios, incierto de territorios,
acompa?ado de pobres esperanzas
y compa?¨ªas infieles y desconfiados sue?os,
amo lo tenaz que a¨²n sobrevive en mis ojos,
oigo en mi coraz¨®n mis pasos de jinete,
muerdo el fuego dormido y la sal arruinada, (¡)¡±.
Mohamed El Morabet es periodista y escritor.
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