Rajoy y las cosas
La renuncia de un pol¨ªtico a la capacidad de modificar su entorno para adecuarlo a un plan concreto y audaz, es un destilado perfecto del ser conservador
En su comparecencia ante la Audiencia Nacional, Mariano Rajoy dej¨® escapar una frase aparentemente inocente, aparentemente t¨®pica, pero que resume a la perfecci¨®n su aproximaci¨®n a todos los problemas pol¨ªticos: ¡°Lo siento mucho, pero las cosas son como son y no como a uno le gustar¨ªa que fueran¡±.
Esta filosof¨ªa ha guiado su forma de enfrentarse a los tres retos m¨¢s grandes que se le han presentado a ¨¦l y al pa¨ªs en los ¨²ltimos a?os. En Catalu?a, su variante es ¡°la ley es la ley¡±. Que, por supuesto, lo es, y est¨¢ para cumplirse. Como tambi¨¦n contiene en s¨ª misma la posibilidad inexplorada de su modificaci¨®n por consenso.
Con la corrupci¨®n, sin embargo, se convierte en una manera de descubrir lo (supuestamente) ignoto: la financiaci¨®n de su partido. Y, al saber de ello, en lugar de preguntarse cu¨¢les son las causas sist¨¦micas de su propagaci¨®n, se realiza una acci¨®n quir¨²rgica, m¨ªnima, de ¡°manzanas podridas¡±.
Por ¨²ltimo, con las consecuencias sociales y econ¨®micas de la crisis, las ¡°cosas¡± son ¡°lo que hab¨ªa que hacer¡±, que en realidad se resume en un grupo de pol¨ªticas m¨¢s bien peque?o, poco imaginativo, y que, salvo en el frente financiero, apenas corrigi¨® los desequilibrios estructurales que nos llevaron a la recesi¨®n; no digamos distribuir el coste de la misma de manera m¨¢s equitativa entre clases o entre generaciones.
La renuncia de un pol¨ªtico a la capacidad de modificar su entorno para adecuarlo a un plan concreto y audaz es, en realidad, un destilado perfecto del ser conservador. Tiene sus ventajas, claro: normalmente, una mayor¨ªa de votantes, o al menos un segmento importante de los mismos, prefiere el statu quo a las ¡°aventuras¡±, por utilizar otra c¨¦lebre expresi¨®n de Rajoy.
Pero las preferencias nunca est¨¢n completamente definidas entre nosotros: un l¨ªder y su partido tienen capacidad de influir en ellas, modificarlas, abrir espacios de cambio. Para que las cosas sean como a uno le gustar¨ªa que fueran. Sin una cierta dosis, as¨ª sea m¨ªnima, de utop¨ªa, la pol¨ªtica se convierte en la administraci¨®n del presente. Hasta que, de vez en cuando, se ve superada por el futuro. @jorgegalindo
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