Curso para pol¨ªticos

Usted quiere ser pol¨ªtico y no sabe c¨®mo empezar. Siente la vocaci¨®n de servir al pueblo y ha superado la barrera de entrada que constituye el desprestigio general del oficio; pero eso: que no sabe por d¨®nde empezar.

No se preocupe. Lo primero que ha de hacer para convertirse en pol¨ªtico es hablar como un pol¨ªtico. Cuando se presente en la oficina de admisi¨®n de pol¨ªticos, procure entrar hablando ya de manera distinta a como lo hacen el resto de los espa?oles.

Los pol¨ªticos no deben parecer alguien del mont¨®n. Y, lamentablemente, ese toque peculiar que los diferencie no lo pueden alcanzar con la ropa, por ejemplo, porque ellos no llevan un uniforme como la Guardia Civil. Tampoco se hacen notar por el peinado, pues no se ha dise?ado una l¨ªnea de moda espec¨ªfica para ellos. Quiz¨¢s m¨¢s adelante.

Ahora bien, con el lenguaje es otra cosa. Ah¨ª s¨ª que se pueden establecer diferencias notorias. Por eso cuando usted se presente en la oficina de admisi¨®n debe decir cuanto antes ¡°poner en valor¡±. Con eso le reconocer¨¢n sus aptitudes de inmediato.

La gente normal destaca algo, o lo resalta, o le da realce, o lo elogia, o lo revaloriza, o lo muestra con orgullo. Pero eso queda para el pueblo; usted es de otra clase y debe empezar por poner en valor alguna cosa.

El siguiente paso consiste en utilizar palabras largas cambi¨¢ndoles el acento pros¨®dico. Si oye que por la calle se habla de ¡°la administraci¨®n¡±, con acento en la ¨²ltima s¨ªlaba, d¨¦jese de vulgaridades. Los de su clase deben decir ¡°la ¨¢dministracion¡±, con acento en la primera. Y a¨²n quedar¨¢ usted m¨¢s elegante cuando hable de ¡°la c¨®nstitucionalidad¡±, de modo que el primer impulso de la voz en esa palabra llegue a lo m¨¢s alto para atraer la atenci¨®n, y luego decaiga con suavidad a fin de que se saboree cada s¨ªlaba de su prosodia.

Pero s¨®lo con eso no aprobar¨¢ el examen de ingreso. Tambi¨¦n debe esforzarse por colar cada poco tiempo la expresi¨®n ¡°el conjunto¡±. No importa si el sustantivo que viene a continuaci¨®n ya implica un conjunto. Esta simpleza expresiva es la de sus administrados, y usted debe distinguirse tambi¨¦n en eso. Diga por ejemplo ¡°el conjunto de los espa?oles¡±, ¡°el conjunto de los ciudadanos¡±, ¡°el conjunto de la sociedad¡±. Si no dice ¡°el conjunto¡±, nadie le tomar¨¢ por un pol¨ªtico. No caiga en la vulgaridad de referirse a ¡°los espa?oles¡±, ¡°los ciudadanos¡±, ¡°la sociedad¡±. Qu¨¦ pobreza, por favor.

Y como conviene alargarlo todo, no diga posici¨®n, sino posicionamiento; no diga m¨¦todo, sino metodolog¨ªa; no diga obligaci¨®n, sino obligatoriedad; no diga motivos, sino motivaciones. Y as¨ª hasta el infinito. Ah, y no diga ¡°las fuerzas de seguridad¡± sino ¡°las fuerzas y cuerpos de la seguridad del Estado¡±.

Alargar sus expresiones har¨¢ creer a los incautos votantes que se agrandan sus ideas. El com¨²n de los ciudadanos dice ¡°hoy¡±, por ejemplo. Pero usted, para ser un buen pol¨ªtico, debe decir ¡°a d¨ªa de hoy¡±. En vez de ¡°eso hoy no es legal¡±, diga ¡°eso a d¨ªa de hoy no es legal¡±. Y no lo sustituya por ¡°hasta la fecha¡±, ¡°por el momento¡± o ¡°hasta ahora¡±. ¡°A d¨ªa de hoy¡± es su ¨²nica opci¨®n. No se descuide, esto es fundamental para su carrera, tanto si aspira a entrar en un partido veterano como si ha elegido uno emergente.

Hasta aqu¨ª le hemos ofrecido una simple muestra para el ingreso. El curso completo lo puede seguir por Internet con nuestro programa C¨®mo aprender politiqu¨¦s en 30 d¨ªas. Tiene todo agosto por delante.