Vecinos contra proxenetas
La prostituci¨®n est¨¢ en un limbo legal, la trata de mujeres aumenta. Miramos para otro lado. Pero a las mafias no les basta. Invaden nuestro espacio y nos restriegan por las narices su presencia
Suelen ser orientales, en poses supuestamente sugerentes, y latinas de tetas grandes y culos orondos. Mercanc¨ªa disponible con marcar un tel¨¦fono. Estas octavillas inundan los parabrisas de los coches madrile?os, junto a los anuncios de gimnasios o pizzer¨ªas. Seg¨²n las cr¨®nicas, comenzaron a aparecer ¡°de forma aislada¡± all¨¢ por 2014. Y en el Ayuntamiento se pusieron mo?udos. Decidieron ¡°declarar la guerra a este tipo de publicidad¡±. Modificaron las ordenanzas para prohibirla. Informaron de que la Polic¨ªa Municipal intensificar¨ªa (??) su persecuci¨®n. Las calles de Madrid, declararon, ¡°no pueden ser un escaparate de im¨¢genes vejatorias para las mujeres¡±.
Pues bien, han pasado tres a?os y las tarjetas con se?oras en alquiler son ya una plaga. Las madres y profesores descubren horrorizados que los ni?os las coleccionan y las intercambian como cromos. En el Ayuntamiento vuelven a mesarse los cabellos, anuncian nuevas medidas, pero¡ Pero esta vez, algunos ciudadanos han dicho basta. La Federaci¨®n Regional de Vecinos de Madrid ha puesto en marcha, con varias asociaciones distritales y de padres de alumnos, una plataforma contra la publicidad de prostituci¨®n. La idea comenz¨® en Ciudad Lineal, en los barrios m¨¢s castigados. Han elaborado un cartel para que quien lo desee lo coloque en su veh¨ªculo: ¡°No acepto publicidad de prostituci¨®n. Por las mujeres. Por nuestros ni?os/as. Porque quiero un barrio limpio. Porque quiero un barrio libre de mafias¡±. Se puede descargar en su p¨¢gina de Facebook (No acepto Madrid). Y animan a recoger los anuncios de contactos y entregarlos en sus sedes.
De acuerdo. Asum¨¢moslo. Espa?a es un pa¨ªs de puteros. Estamos a la cabeza de la UE en consumo de sexo de pago. Y de coca¨ªna. Los cambios estad¨ªsticos europeos dejaron al aire nuestras verg¨¹enzas: la prostituci¨®n y las drogas aportan m¨¢s al PIB nacional que la I+D. (Por lo menos los trasplantes nos asean el expediente). La prostituci¨®n ha sido uno de los pocos negocios inmunes a la crisis. Bien lo s¨¦, que viv¨ª unos a?os en un barrio donde proliferan los lupanares. Ten¨ªa uno enfrente de casa. Un d¨ªa lo clausur¨® la polic¨ªa, sali¨® en las noticias. Asuntos de inmigraci¨®n. Las chicas abandonaron el chal¨¦ con sus maletas rodantes, capitaneadas por la madama. El proxeneta era un saud¨ª que ten¨ªa otros burdeles por Madrid. Al poco tiempo, el propietario de la casa, un castizo resolutivo, la volvi¨® a alquilar¡ y apareci¨® otra madama. ¡°Es que man llenao la casa de jacuzzis, a ver qu¨¦ voy a hacer¡±. Ahora han abierto otro al otro lado de la calle. Uno de chinas, dice la peluquera. Mucho m¨¢s siniestro. Siempre con las persianas bajadas.
Los espa?oles tenemos una curiosa forma de hacer, o de no hacer, las cosas. La prostituci¨®n est¨¢ en un limbo legal, la trata de mujeres aumenta. Miramos para otro lado. De puertas para adentro, all¨¢ cada cual. Pero a las mafias no les basta. Adem¨¢s invaden nuestra vida cotidiana. Nos restriegan por las narices su presencia, en parabrisas y farolas. Pronto empezaremos a encontrarnos sus anuncios en el buz¨®n, con los folletos de descuentos del Carrefour. A lo que iba: bien por esta plataforma vecinal. Tal vez ahora algo se mueva por fin.
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