Contra el Estado de malestar
Donald Trump se ha enzarzado contra medio mundo, a la espera del otro medio
Por tercera vez fracasa el intento republicano de abolir la reforma sanitaria de Obama (Obamacare).
En marzo se suspendi¨® la votaci¨®n en la C¨¢mara por miedo a perderla; a mitad de julio qued¨® bloqueada en el Senado por lo mismo; el viernes se vot¨® y se perdi¨®, pese a la abrumadora insistencia tuitera de Donald Trump en su favor.
Es una victoria sustancial de los dem¨®cratas, y de los supervivientes republicanos con conciencia social. Y la consagraci¨®n del resurrecto senador John McCain como l¨ªder de la retirada, a saber, el valiente que (contra la mayor¨ªa de los suyos) desbloquea en plan Alejandro Magno el nudo gordiano paralizante.
Las distintas versiones de la contrarreforma sanitaria se resumen en dos insidias: desprotecci¨®n social (al retirar la cobertura sanitaria a unos veinte millones de usuarios, los m¨¢s pobres, y reducir la de otros) y regalo fiscal a los ricos (al retornarles como reducci¨®n de sus impuestos los casi 800.000 millones ahorrados).
Por eso el pulso contra ese intento lo es por la defensa del Estado de bienestar (m¨¢s menos a la europea) y por su m¨¦todo clave, la financiaci¨®n a trav¨¦s de impuestos redistributivos.
Por eso lo que ah¨ª se juega interesa a todos: es una causa global. Su fuerza base es el 88% de norteamericanos contrarios a ese Estado de malestar; y el 60% de partidarios de la sanidad p¨²blica.
El triple fracaso de Trump y los suyos es m¨¢s sonoro por cuanto la demonizaci¨®n del Obamacare fue su emblema cohesionador durante siete a?os; porque se produce cuando dominan las dos C¨¢maras; porque no lo impide el secretismo expr¨¦s con que presentaron su ¨²ltima versi¨®n, ocultando su texto a los senadores (?les recuerda algo m¨¢s dom¨¦stico?); porque lo que un presidente no logre en un a?o dif¨ªcilmente lo har¨¢ en el mandato: y ya ha dilapidado el primer semestre (largo) de su primer a?o.
Ser¨¢ que el bilioso Trump debi¨® ocuparse de otras peleas: destituir a la fiscal general en funciones Sally Yates por cuestionarle su pol¨ªtica xen¨®foba; destituir al director del FBI James Comey por no defenderle de su implicaci¨®n en el espionaje ruso; intentar echar al fiscal general Jeff Sessions por lo mismo; forzar el cese de su portavoz Sean Spicer, a¨²n m¨¢s facha que ¨¦l. Y enzarzarse contra medio mundo, a la espera del otro medio.
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