Despu¨¦s de Garo?a ?qu¨¦?
No se puede prescindir del parque nuclear. La vida ¨²til de las centrales deber¨¢ prolongarse a medida que acaben sus ciclos
La decisi¨®n del Gobierno de cerrar la central nuclear de Santa Mar¨ªa de Garo?a, la m¨¢s antigua del parque, es el resultado de un juego de presiones pol¨ªticas y financieras ajenas a la voluntad del Ejecutivo. Con independencia de que el cierre est¨¦ justificado o no en t¨¦rminos de estricta pol¨ªtica energ¨¦tica ¡ªla potencia es reducida, 470 megawatios¡ª y que su actividad acabara en 2012, la supervivencia de la central se ha jugado en varios tableros. Podr¨ªa decirse que el peso principal que ha empujado su cierre es el deseo del PNV, nuevo socio pol¨ªtico fuerte del PP, de no tener una nuclear cerca de Euskadi.
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El empuje del PNV no hubiera bastado de no mediar el desencuentro de las empresas propietarias, Endesa e Iberdrola, sobre el futuro de la central. El motivo aparente de discordia estaba en las inversiones necesarias, reclamadas por el Consejo de Seguridad Nuclear (entre 150 y 200 millones), para garantizar la seguridad de la central. Las posiciones de ambas han sido err¨¢ticas en el tiempo y confusas en la exposici¨®n. Pero el fondo del debate de Garo?a es la imposici¨®n fiscal sobre la producci¨®n nuclear. Las compa?¨ªas piden la anulaci¨®n de los tributos que pesan sobre los kilowatios nucleares, porque seg¨²n sus c¨¢lculos lastran la rentabilidad. El Gobierno no acepta la eliminaci¨®n fiscal y el conflicto se ha zanjado con el cierre de Garo?a.
Pero el resto del parque nuclear no es, en t¨¦rminos energ¨¦ticos, tan prescindible como Garo?a. Y por lo tanto, su vida ¨²til deber¨¢ prolongarse a medida que acaben sus ciclos. La condici¨®n inexcusable es que la prolongaci¨®n se haga en las condiciones de seguridad que fije el Consejo de Seguridad Nuclear. Ser¨ªa un grave error y un grave da?o para la pol¨ªtica energ¨¦tica que las empresas utilizaran por ejemplo Almaraz como instrumento de presi¨®n para eliminar los impuestos u obtener compensaciones. Las dudas que existan sobre la rentabilidad nuclear tienen que sustanciarse con informes independientes y arbitrajes.
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