Agosto en fiestas
Como en Huesca, que ayer vivi¨® el inicio de San Lorenzo, media Espa?a est¨¢ este mes inmersa en sus semanas grandes

Nadie en Huesca necesita marcar en el calendario el 9 de agosto porque es una fecha que est¨¢ grabada permanentemente en el coraz¨®n de los oscenses. Es el d¨ªa del chupinazo, el del arranque de las fiestas de San Lorenzo. Durante una semana, en esta localidad de casi 52.000 habitantes, un pueblo grande, la alegr¨ªa se desborda.
Las calles, a las que el cierzo deja vac¨ªas con su soplo helado, est¨¢n a rebosar las 24 horas. Una bonita mutaci¨®n que cambia a la ciudad. En esos siete d¨ªas se para el tiempo. Huesca se asila en una burbuja feliz ¡ªblanca y verde y con olor a albahaca (los colores y el aroma de las fiestas)¡ª en la que las prioridades son disfrutar de los Danzantes, del pollo al chilindr¨®n y el melocot¨®n con vino, de los toros (m¨¢s de merendar que de las faenas de los diestros) o de la charanga que espera a la salida para acompa?ar a la gente de la plaza a los bares y las pe?as.
Este estallido de ilusi¨®n no es exclusivo de Huesca. Es el estado emocional en el que se encuentran todos los pueblos de Espa?a estos d¨ªas. Agosto es el mes de las fiestas populares. Aunque no hay estad¨ªsticas oficiales, en todas las provincias, la mayor¨ªa de los pueblos celebran su semana grande. Para muchos se trata del principal foco econ¨®mico y de atracci¨®n tur¨ªstica de todo el a?o. Para sus Ayuntamientos, obligados a no defraudar a los vecinos con una oferta de ocio deslucida o demasiado costosa, se convierten en la verdadera prueba de fuego.
Todo gira en torno a esa semana. Son rituales que se repiten con una emoci¨®n infantil: desempolvar la pa?oleta, reservar mesa para el almuerzo con los amigos, preparar el cuarto de los hijos que vuelven a casa ex profeso para disfrutar de las fiestas...
Puede cambiar el contenido, las tradiciones, pero en esta Espa?a que recela cada vez m¨¢s de todo lo que suene a uniformidad, la excitaci¨®n que envuelve a las fiestas de cada uno de sus municipios es perfectamente intercambiable. El de Huesca no necesita de muchas palabras para hacerle entender a alguien de Betanzos o Ceuta por qu¨¦ es feliz en San Lorenzo. Ellos lo saben porque han experimentado algo parecido en San Roque o La Virgen de ?frica.
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