El d¨ªa que los gatos se adue?aron del parque
El primer s¨¢bado del mes los felinos se concentran en un espacio verde de San Francisco
Dolores Park es lo m¨¢s parecido a la playa en San Francisco. Es el ¨²nico lugar en el que, durante unas horas del d¨ªa, se puede estar en manga corta en verano. As¨ª que todo el mundo va a ver y ser visto. Se celebran cumplea?os, hay m¨²sica improvisada y una econom¨ªa local consistente en trufas con sorpresa (marihuana), el vendedor de helados con su campanita y el se?or de los cocos abiertos con machete y alegra con un generoso chorro de ron. Cuando la temperatura pasa de 20 grados aparece Mr. Sunblock, un h¨¦roe local, que echa protector solar gratis mientras pasea su torso desnudo. Toda una innovaci¨®n.
El parque, antiguo punto de encuentro de la comunidad latina, con su campana recordando La Misi¨®n fundacional y una estatua de C¨¦sar Ch¨¢vez para rendir tributo al h¨¦roe colectivo, es un nido de hipsters y techies, que han terminado por tomar el barrio. A pocos bloques se encuentra la mansi¨®n del matrimonio Zuckerberg en la ciudad.
Es habitual encontrar perros en el parque. No se recuerda cu¨¢ndo dieron el ¨²ltimo ladrido y denotan una exquisita educaci¨®n.
Desde hace unos meses el primer s¨¢bado de mes se ha convertido en un d¨ªa especial. Es el Caturday. Mezcla de cat y saturday. Entre la una y media y las cinco de la tarde los due?os de gatos se juntan cerca de una de las veredas de la parte alta del parque y sacar a sus animales a pasear por el c¨¦sped, jugar juntos o, simplemente, conocer otros felinos.
El grupo, compuesto en los momentos de m¨¢s concurrencia por una treintena de gatos, comparte picnic, consejos y aventuras de sus mascotas. No hace falta apuntarse para asistir. Lo ¨²nico que se pide es que los gatos sean sociables y que est¨¦n acostumbrados a moverse en exteriores. Por supuesto, no los dejan sueltos. Van con arn¨¦s.
Wedge va por primera vez. Su due?a dice que tiene el bigote para arriba como homenaje a Salvador Dal¨ª. Se hace el t¨ªmido y se esconde en el hombro de su due?a. Solo tiene cuatro meses y se est¨¢ adaptando a ir al parque.
Los curiosos se arremolinan alrededor del grupo. Son, en su mayor¨ªa, ni?os que quieren acariciar y jugar con los kittens.
Resulta muy curioso ver c¨®mo hay diferentes medios de transporte. M¨¢s all¨¢ del tradicional transport¨ªn con el que se suele ir al veterinario, se puede optar por una mochila con ventana de ojo de buey, de modo que el gato parece un astronauta cuando se asoma. O por un cochecito que recuerda a los de los beb¨¦s, de dos alturas y cerrado, pero con tela y ventana para que pueda deleitarse con las vistas.
Cuando comienza a hacer fr¨ªo se despiden. El primer s¨¢bado de septiembre la comunidad gatuna de San Francisco volver¨¢ a encontrarse.
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