La CUP avisa

La posici¨®n de la CUP no deber¨ªa enga?ar a nadie. Nunca ha ocultado sus se?as de identidad. Es m¨¢s, cuando ha podido las ha exhibido de forma descarada, desafiante e incluso bronca. El partido se proclama anticapitalista y ecologista. Su objetivo es sacar a Catalu?a de Espa?a, algo que forma parte de su ADN. Y toma las decisiones de manera asamblearia. Rascando un poco m¨¢s, y siguiendo la estela populista que contamina cada vez m¨¢s a las fuerzas de izquierda, entiende que representa al pueblo y se otorga la potestad de ser el canal privilegiado para expresar su voz.

En ese contexto es comprensible que el t¨¦rmino ¡°barr¨¢moslos¡± sea el elegido para su campa?a con vistas al intento de refer¨¦ndum del 1 de octubre, que present¨® ayer junto a organizaciones afines como Arran o Endavant. ¡°Barr¨¢moslos¡±, ?pero barrer a qui¨¦nes exactamente? A cuantos representan a las estructuras de poder que, seg¨²n la diputada Anna Gabriel, ¡°fomentan la desigualdad¡±. Ese es el camino, su llamamiento a la movilizaci¨®n.

Los grupos de la izquierda anticapitalista tienen muy claro su plan: celebrar el refer¨¦ndum, impulsar el proceso constituyente que va a desconectar definitivamente a Catalu?a de Espa?a, construir una nueva rep¨²blica fuera de la Uni¨®n Europea y de la OTAN. Y advierten de que no van a tenerlo f¨¢cil, que el choque con el Estado espa?ol est¨¢ garantizado y que por tanto conviene no bajar la guardia para que la movilizaci¨®n no decaiga. Entienden que su poder es el poder de la calle, y que son ellos los que mejor encarnan la fuerza incontaminada del independentismo. En ese sentido, la CUP y sus aliados no bajaron la guardia ayer e incluyeron, en el cartel de su campa?a, a Artur Mas como uno m¨¢s de los representantes de ese orden, de ese sistema, que est¨¢n llamados a destruir. Mas, como una de las marcas m¨¢s reconocibles, junto a Pujol, de la corrupci¨®n de la antigua Converg¨¨ncia; Mas, al que la CUP ya apart¨® del liderazgo del proc¨¦s; Mas, el mismo, el que todav¨ªa es un referente de Junts pel S¨ª, la coalici¨®n que gobierna en Catalu?a. Que gobierna, pero a la que, como vino a escenificarse ayer en toda su crudeza, son los anticapitalistas los que le est¨¢n marcando el ritmo.

Desde el momento en que Junts pel S¨ª decidi¨® forzar los cauces legales para legitimar la deriva del proc¨¦s en la clamorosa llamada de la calle a romper con Espa?a, ya empez¨® a perder las riendas del desaf¨ªo soberanista que hasta entonces pretend¨ªa gobernar con pulso firme. ¡°La calle¡±, vinieron a decirles los anticapitalistas ayer, ¡°es tambi¨¦n nuestra. Y vamos a barrerla¡±. La se?ora de la limpieza, que ocupa el lugar que un d¨ªa ocup¨® Lenin en el cartel que les ha servido de inspiraci¨®n, va a tirar de escoba para fulminar a la Monarqu¨ªa (est¨¢n el Rey y su hermana Cristina), a lo que representa el PP (Rajoy: la corrupci¨®n; Aznar: la guerra de Irak), a la banca (Ana Bot¨ªn), al maltrato animal (el torero Padilla), a los abusos ecol¨®gicos (Florentino P¨¦rez, por Castor) y, entre otros, a Mas. Quiz¨¢ haya llegado el momento en que los compa?eros de viaje de la CUP en el proc¨¦s se pregunten de una vez: ?qui¨¦n manda aqu¨ª?