Pierden los salarios
Para superar la crisis hace falta otra pol¨ªtica de rentas y m¨¢s gasto social
Los efectos de la Gran Recesi¨®n sobre la econom¨ªa espa?ola han causado una profunda convulsi¨®n en el mercado laboral. El Gobierno de Rajoy afront¨® la crisis con una reforma laboral que deprimi¨® los salarios (su participaci¨®n en el PIB ha ca¨ªdo en torno al 15% en los ¨²ltimos cinco a?os) y aument¨® la precariedad laboral. Lo m¨¢s significativo de esta devaluaci¨®n salarial es que ha afectado de forma mucho m¨¢s intensa a los salarios m¨¢s bajos y en aquellos mercados o sectores con menor retribuci¨®n. Los trabajadores con peor remuneraci¨®n son los aut¨¦nticos perdedores de la crisis; esa crisis que formalmente ha concluido, pero cuyas consecuencias todav¨ªa est¨¢ pagando el conjunto de la econom¨ªa.
El coste de la Gran Recesi¨®n para la estructura laboral espa?ola no se va a pagar f¨¢cilmente. De hecho, quedan algunos a?os de factura. Espa?a tiene casi 16 millones de inactivos y una tasa de empleo del 63,9% (frente al 71% de media comunitaria); y la rotaci¨®n del empleo, debido a la elevada temporalidad, implica que cada cotizante a la Seguridad Social se consigue a costa de casi 35 contratos. Todas estas deficiencias estructurales configuran una econom¨ªa real que est¨¢ lejos de la imagen de prosperidad macroecon¨®mica que aparece en la evoluci¨®n del PIB o del continuado descenso de la tasa de paro.
Editoriales anteriores
Este profundo desequilibrio entre la prosperidad macroecon¨®mica y un mercado laboral que crece a costa de contratos precarios y salarios bajos, plantea una pregunta inc¨®moda y suscita algunas propuestas para corregirla. No est¨¢ claro que el crecimiento basado en la depresi¨®n de las rentas salariales sea un fen¨®meno pasajero. Frente a la hip¨®tesis optimista, com¨²n a la salida de otras recesiones, de que los salarios acabar¨¢n por subir y la calidad de los contratos tender¨¢ a mejorar, en esta crisis los salarios bajos y los contratos por d¨ªas pueden convertirse en signos permanentes. La econom¨ªa espa?ola est¨¢ creciendo a tasas pr¨®ximas al 3% con 1,9 millones de trabajadores menos; es una descripci¨®n sint¨¦tica, pero exacta, del futuro pr¨®ximo del empleo.
El reequilibrio entre perdedores y ganadores (curiosamente, las pensiones no salen estad¨ªsticamente mal paradas de la crisis, aunque a partir de este a?o empezar¨¢n a perder poder adquisitivo) requiere al menos cambiar la pol¨ªtica de rentas e intensificar la protecci¨®n social. Los empresarios tienen que entender que una econom¨ªa con salarios bajos deteriora la proyecci¨®n del consumo, sobre todo de la compra de bienes duraderos. Adem¨¢s, aumenta el malestar social y eleva la pauperizaci¨®n, algo que tiene consecuencias imprevisibles, pero da?inas, sobre la seguridad ciudadana. El Gobierno tiene que exprimir su capacidad de influencia para facilitar un acuerdo social que permita un crecimiento sostenido y controlado de los salarios al menos durante los pr¨®ximos cinco a?os.
Un Gobierno como el espa?ol no fabrica las crisis ni puede corregirlas. Pero est¨¢ obligado a disponer de recursos p¨²blicos para que los damnificados no se hundan sin remisi¨®n en la pobreza. Eso significa m¨¢s protecci¨®n al desempleo y rentas de apoyo a familias en trance de pauperizaci¨®n. Desafortunadamente, nada de esto est¨¢ en el horizonte del Ejecutivo.
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