Sue?os
Notre Dame de Vie, la casa donde vivi¨® y muri¨® Picasso, sale a subasta por 15 millones de euros
¡°No tenemos sue?os baratos¡±.
Es indudable la demoledora eficacia de este eslogan de La Primitiva, parido en su d¨ªa por un geniecillo de la mercadotecnia de eso, de los sue?os, y repetido a machamartillo en las ondas. Tambi¨¦n es indudable la mezcla de humor y rubor que provoca a veces escuchar esa voz como de nariz, entre pija y poderosa (creo que es la voz del propio geniecillo), hablar de aviones privados, coches supers¨®nicos, yates de ensue?o surcando el mar azul y viajes al infinito en compa?¨ªa de dioses o diosas en tanga de pedrer¨ªa (o eso se imagina uno, porque ya saben, no tenemos sue?os baratos). No es f¨¢cil pensar que a algunos que yo me s¨¦, esforzados, recurrentes e impotentes militantes de la cola del paro, les haga mucho til¨ªn o¨ªr hablar del ultralujo d¨ªa s¨ª y d¨ªa tambi¨¦n cuando est¨¢n sorbiendo el caf¨¦ y despejando la lega?a. No s¨¦, suena un poco como a crueldad en forma de guillotina hecha con billetes de 500 euros.
Todo esto es para comunicar a quien tenga 15 o 20 millones de euros tontos que ahora puede acceder a un sue?o poco barato pero que en el fondo es una ganga. Leo en el suplemento House & Home del Financial Times ¨Cun cuento de hadas para multimillonarios editado en papel salm¨®n- que el pr¨®ximo 12 de octubre saldr¨¢ a subasta Notre Dame de Vie. Es la casa en la que Pablo Picasso vivi¨® sus ¨²ltimos a?os, concretamente desde 1961 hasta su muerte en 1973, en la localidad de Mougins, en la Costa Azul. Si entra usted en residence365.com se asomar¨¢ a la magia de esta bastida provenzal de 2.500 metros cuadrados (m¨¢s otros 30.000 de terreno) en la que Picasso y Jacqueline Roque vivieron y murieron (ella se peg¨® un tiro en 1986). Olivos, pinos, lavanda, glicinias, interminables salones bajo b¨®vedas de piedra, piscinas infinitas y el recuerdo del artista, que pint¨® y esculpi¨® aqu¨ª miles de obras, enmarcan el lugar. Fue puesto en venta hace unos a?os por 100 millones, pero la crisis baj¨® los humos del marchante inmobiliario de entonces.
No soporto pensar que un hortera feliz de fajo abultado y tatuajes en el culo pueda hacerse con el santuario donde vivi¨®, pint¨®, pase¨®, nad¨®, copul¨® y muri¨® el genio. La verdad, para qu¨¦ mentir, es que me gustar¨ªa tenerlo yo y solo yo. Me tendr¨¦ que acostumbrar: no tenemos sue?os baratos.
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