Carlistas contra turistas
El municipio m¨¢s importante gobernado por la CUP es precisamente Berga, la antigua capital del carlismo catal¨¢n
La palabra de este verano es turismofobia. Pero podr¨ªa ser neocarlismo. Pues algunos ataques contra el turismo tienen el sabor reaccionario y comunitario del viejo carlismo.
M¨¢s all¨¢ de la adhesi¨®n a un candidato a la corona, lo que caracteriz¨® al carlismo, y a otros tradicionalismos europeos del siglo XIX, fue el miedo a las disrupciones sociales derivadas de la apertura comercial y la creaci¨®n del Estado de derecho liberal. Frente a ello, los carlistas se aferraron a los fueros y valores locales.
Hoy, quien amenaza la vida de la comunidad no es tanto el capitalismo industrial como la econom¨ªa de servicios. Pero lo que produce el miedo de fondo es lo mismo que hace dos siglos: incertidumbre laboral, emigraci¨®n a trabajos precarios en la ciudad y desarraigo.
Est¨¦ticamente, es dif¨ªcil encontrar personajes m¨¢s divergentes que un carlista del XIX, con su impoluto uniforme militar, y un encapuchado de Arran o Ernai (las juventudes de la CUP y Sortu que han reivindicado diversos actos antituristas). Uno es autoritario, el otro asambleario. Uno profundamente religioso, el otro tan anticlerical que quiere expropiar la catedral de Barcelona para convertirla en un economato.
Pero, doctrinalmente, ambos activistas son intransigentes, eligen v¨ªas de acci¨®n extraparlamentarias y persiguen dos objetivos b¨¢sicos: frenar el capitalismo liberal y quitar poder al Estado central para devolv¨¦rselo a una comunidad local supuestamente m¨¢s aut¨¦ntica.
Los j¨®venes neocarlistas tambi¨¦n parecen coincidir territorialmente con los viejos carlistas, ganando adeptos en el Pa¨ªs Vasco y el Levante. Es curioso que algunas de las comarcas donde la CUP obtiene mayor apoyo electoral, como el Bergued¨¤ o el Priorat, fueran conocidos feudos carlistas. Y el municipio m¨¢s importante gobernado por la CUP es precisamente Berga, la antigua capital del carlismo catal¨¢n.
La gran diferencia estriba en que los neocarlistas, de momento, no son violentos. No comparten ni una sola letra del himno carlista Dios, Patria y Rey. Aunque el tono de su m¨²sica es parecido: la ¨¦pica de un pueblo que se rebela contra el mundo. @VictorLapuente
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