La pol¨ªtica de la inacci¨®n en el caso del Popular
Los reguladores bancarios tienen medios para evitar la fuga de dep¨®sitos y la hemorragia de liquidez; tambi¨¦n las coartadas legales necesarias para no aplicarlos
No hay decisi¨®n inexplicable que no pueda explicarse. As¨ª es la pol¨ªtica financiera europea transmitida al com¨²n de los ciudadanos. El informe del Banco Central Europeo sobre la liquidaci¨®n del Banco Popular es un ejemplo se?ero, casi hasta brillante, de los beneficios de la confusi¨®n. A la pregunta de por qu¨¦ se liquida un banco solvente (el Popular lo era), el BCE responde con una relaci¨®n de hechos, bien conocidos puesto que est¨¢n perfectamente ordenados en los medios de comunicaci¨®n, que desembocan en varias conclusiones: a) los gestores son responsables; b) el banco hubiera quebrado en pocas horas de no haberse procedido a la liquidaci¨®n debido a una fuga inquietante o masiva de dep¨®sitos y c) hubo una cobertura negativa intensa de la prensa.
Una ligera observaci¨®n bastar¨¢ para descubrir que la cadena de argumentos es cacof¨®nica o tautol¨®gica o las dos cosas. El BCE no responde, ni de lejos, a la cuesti¨®n principal, que sigue siendo sencilla: ?por qu¨¦ se toma la decisi¨®n de liquidar un banco solvente? S¨ª, por supuesto, el banco ten¨ªa problemas de liquidez y estaba sufriendo una fuga importante de dep¨®sitos. Pero ?desde cu¨¢ndo la ausencia de liquidez es, per se, motivo de liquidaci¨®n? O, dicho de otro modo, para retrotraernos al origen del problema y no perdernos en la est¨¦ril causalidad: ?por qu¨¦ no se evit¨® la fuga de dep¨®sitos, la p¨¦rdida de confianza y el estrangulamiento de liquidez? La cadena conocida de hechos que acabaron con la liquidaci¨®n del Popular, y que se resume en ¡°no hacer nada¡±, parece sugerir, por inacci¨®n, que en el siglo XXI, con una estructura bancaria europea compleja, no hay instrumentos para evitar lo que se conoce como estampida bancaria. Si esto fuera as¨ª, tendr¨ªamos un grave problema: el de una superestructura que sirve para bien poco.
Pero, claro, no es as¨ª. Dejando a un lado la responsabilidad de los gestores ¡ªmanifiesta e indiscutible¡ª, la superestructura bancaria tiene medios para evitar la fuga de dep¨®sitos y la hemorragia de liquidez, que, por mor de la brevedad y el convencimiento de que el BCE los conoce, no vamos a relatar aqu¨ª. Y, por cierto, los reguladores bancarios disponen tambi¨¦n de las coartadas legales necesarias para no aplicar tales medios. De forma que la pregunta ?por qu¨¦ se liquid¨® un banco solvente? ¡ªsin coste p¨²blico, es cierto¡ª sigue en pie y ya sabemos que no existe intenci¨®n alguna de responderla.
Pero el toque maestro est¨¢ en la menci¨®n a la presi¨®n medi¨¢tica. La apelaci¨®n es (intencionadamente) confusa. Quiz¨¢ el BCE entienda que la informaci¨®n no debe tocar ni manchar las crisis bancarias, porque exacerban la inquietud y amplifican el p¨¢nico. Aqu¨ª habr¨ªa que traer a colaci¨®n los casos de los bancos italianos (o algunos alemanes), en cantares durante a?os, cuyos dep¨®sitos y liquidez no han sido erosionados por una sola brizna de inquietud. Con algo de exageraci¨®n, el argumento recupera un cl¨¢sico inmortal: la prensa es culpable o un estorbo. Como en aquellos tiempos de ¡°extraordinaria placidez¡± en los que cuando se desplomaba un edificio se met¨ªa en la c¨¢rcel al guardia jurado. Por haber estado all¨ª.
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