La herida de Al Andalus
La Espa?a que derrot¨® al califato sigue siendo la gran enemiga de los radicales islamistas
Espa?a, para los ide¨®logos de la yihad terrorista, contin¨²a siendo ¡°la perdida Al Andalus¡±, una tierra paradis¨ªaca arrebatada por la fuerza al islam, cuya recuperaci¨®n es irrenunciable. Se trata de una meta lejana en el tiempo, que requiere previamente haber alcanzado objetivos intermedios, como la total expulsi¨®n de cualquier tipo de influencia occidental en el mundo musulm¨¢n, o la sustituci¨®n de los actuales reg¨ªmenes gobernantes por un ¨²nico califato isl¨¢mico que asegure la implantaci¨®n efectiva de la sharia (ley isl¨¢mica). Sin embargo, la magnitud de ese esfuerzo previo no diluye la necesidad de reparar la ¡°herida sangrante¡± de Al Andalus.
La inclusi¨®n de las referencias a Espa?a no se ha producido de manera espont¨¢nea. Los grupos militantes beben de una larga tradici¨®n doctrinal que sit¨²a ese episodio hist¨®rico como el origen de los males que afligen al mundo isl¨¢mico, azotado por la divisi¨®n interna, pero tambi¨¦n como un referente sobre el cual se pueden extraer importantes lecciones para encaminar el futuro de la comunidad musulmana y evitar los errores del pasado.
Los terroristas han incorporado y reinterpretado desde una perspectiva agresiva las reflexiones que desde hace tiempo ya estaban presentes en los principales referentes intelectuales del islamismo radical. En su primera aparici¨®n p¨²blica tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, Osama Bin Laden no dud¨® en incluir en su alegato en v¨ªdeo contra Estados Unidos las siguientes palabras: ¡°Que el mundo entero sepa que no permitiremos que la tragedia de Al Andalus vuelva a repetirse en Palestina¡±, vinculando as¨ª realidades separadas por cinco siglos de historia, como si se tratase de un mismo hecho tr¨¢gico frente al que proclam¨® que luchar¨ªa hasta entregar la vida.
El car¨¢cter m¨ªtico de tierra arrebatada explica nuestra desproporcionada presencia en la propaganda yihadista
El discurso del Estado Isl¨¢mico no solo ha heredado el grueso de los argumentos elaborados por Al Qaeda, sino que los ha potenciado debido a su hiperactividad propagand¨ªstica, la cual no tiene parang¨®n en la historia general del terrorismo. A pesar de la pugna que mantiene abierta con el grupo dirigido actualmente por el egipcio Aiman al Zawahiri por el liderazgo del movimiento yihadista global, el papel de Al Andalus sigue resonando poderosamente en el discurso de Daesh. No solo es un argumento que legitima la violencia indiscriminada a la que hemos asistido en Barcelona y Cambrils, sino que tambi¨¦n se utiliza como arma arrojadiza para atacar a los grupos yihadistas magreb¨ªes de la ¨®rbita de Al Qaeda, a los cuales se les acusa de no hacer lo suficiente por extender el islam por la pen¨ªnsula Ib¨¦rica y el resto de Europa, retomando el glorioso testigo de los conquistadores ¨¢rabes del pasado.
Ese car¨¢cter m¨ªtico de tierra arrebatada, junto a las apetencias territoriales sobre las ciudades espa?olas de Ceuta y Melilla, constituyen caracter¨ªsticas ¨²nicas que no est¨¢n presentes en ning¨²n otro pa¨ªs, y que explican la desproporcionada presencia de Espa?a en la propaganda yihadista. Esta sobreamenaza tiene un car¨¢cter estructural, y no se ver¨¢ alterada por ning¨²n acontecimiento dom¨¦stico o internacional. El car¨¢cter perenne de los contenidos que se difunden en Internet har¨¢ posible que en las enso?aciones violentas de los radicales presentes y futuros seguir¨¢n resonando las palabras de todos aquellos que en alg¨²n momento utilizaron el mito de Al Andalus para plantear una meta y justificar la muerte de cualquier persona que se oponga en la consecuci¨®n de la nueva entelequia califal. Poco importa que el protoestado yihadista que Daesh ha tratado de construir en los ¨²ltimos a?os se encuentre en fase de descomposici¨®n: el patrimonio que el Estado Isl¨¢mico desea y necesita conservar es de car¨¢cter virtual.
Los v¨ªdeos que dibujaban una vida ut¨®pica en el nuevo califato que empez¨® a construirse en Siria e Irak se convertir¨¢n para las generaciones futuras de radicales en un llamamiento a la venganza contra aquellos pa¨ªses que, como Espa?a, contribuyeron activamente al fracaso del nuevo califato. Por tanto, nuestro pa¨ªs continuar¨¢ sobre-amenazado en las pr¨®ximas d¨¦cadas por dos argumentos inmutables: por arrebatar en el pasado al califato medieval su pieza m¨¢s valiosa, y por abortar en el presente la construcci¨®n del nuevo sue?o yihadista.
Manuel R. Torres Soriano es profesor titular de Ciencia Pol¨ªtica en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla.
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