Tensiones soterradas

La extrema gravedad de la situaci¨®n que sigue al ataque terrorista en Catalu?a debe cerrar el paso a cualquier disensi¨®n entre el Gobierno y la Generalitat. Despu¨¦s de conocer que una docena de terroristas estaban preparando impunemente una masacre que se miraba m¨¢s en el espejo del 11-M o del Bataclan que en otros atentados menos sofisticados y letales, y que el principal sospechoso de conducir la furgoneta que sembr¨® de muerte La Rambla de Barcelona segu¨ªa ayer en paradero desconocido, no deber¨ªa quedar espacio alguno para las fisuras que hace unas horas dejaron en evidencia m¨¢s o menos disimuladamente ambas Administraciones. Son demasiados los cabos que contin¨²an sueltos como para que las autoridades se permitan el lujo de un exceso de frialdad y de un diagn¨®stico contrapuesto de la situaci¨®n. La informaci¨®n debe ser precisa, coordinada y solo as¨ª ser¨¢ cre¨ªble.

No es momento de ponerse medallas ni de hacer alardes, sino de m¨¢xima eficacia, coordinaci¨®n, transparencia en los datos comprobados que se puedan facilitar a la opini¨®n p¨²blica y de extremar el esfuerzo para empezar a sacar lecciones clave de lo ocurrido esta semana. El Gobierno no elev¨® ayer al nivel 5 la alerta, pero debe demostrar que la 4, reforzada, pero sobre todo la capacidad de generar sinergias con el Gobierno catal¨¢n son suficientes para garantizar a la ciudadan¨ªa que est¨¢n a la altura del desaf¨ªo que enfrentamos.

Hasta ahora, los Gobiernos de Mariano Rajoy y de Carles Puigdemont han intentado guardar las formas, garantizar una buena coordinaci¨®n y comparecer suficientemente unidos como para calmar a unos ciudadanos espantados por lo ocurrido y necesitados de respuestas. Aunque con retraso, la muestra de uni¨®n institucional ante el dolor y la acci¨®n conjunta funcion¨® el viernes. Aunque fuera en m¨ªnimos y con una frialdad visible.

Pero algo fall¨® ayer cuando el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, y la Consejer¨ªa de Interior catalana dieron versiones contrapuestas sobre la supuesta desarticulaci¨®n del comando. El Gobierno central asegur¨® que s¨ª lo est¨¢, mientras el catal¨¢n record¨® que a¨²n falta por identificar a tres de sus miembros, uno de ellos el autor material del atropello masivo del jueves. La aclaraci¨®n posterior, atribuyendo la discrepancia a un malentendido, aunque debe ser bienvenida, no contribuye a despejar las dudas sobre cu¨¢l es el alcance real de la coordinaci¨®n informativa y operativa entre las administraciones, que convendr¨ªa aclarar para tranquilidad de todos.

M¨¢s grave a¨²n result¨® la lamentable intervenci¨®n del conseller de Interior, Joaquim Forn, separando a las v¨ªctimas del ataque de La Rambla entre ¡°catalanes¡± y ¡°personas de nacionalidad espa?ola¡±, como si esas v¨ªctimas fueran de nacionalidades distintas. Desconocemos qu¨¦ atribuciones, criterios o par¨¢metros tiene el conseller para atribuir a los fallecidos dichas distinciones. Lamentamos que una persona con una posici¨®n institucional tan importante muestre, en un momento de dolor y de responsabilidad tan crucial, unos prejuicios ideol¨®gicos tan preocupantes. Sin duda alguna, una falta de respeto tan inmensa a las v¨ªctimas y, por extensi¨®n, a todos los ciudadanos de este pa¨ªs, exige una rectificaci¨®n p¨²blica en toda regla.