El descenso de refugiados tiene un precio
La prioridad pol¨ªtica es defenderse de los refugiados. Que estos reciban un trato digno es secundario
Una cat¨¢strofe aplazada
En apariencia, las noticias inducen al optimismo. Este verano est¨¢n llegando a Europa muchos menos refugiados de lo que se tem¨ªan los expertos. Actualmente, los europeos, suizos incluidos, estamos lejos del insoportable caos de 2015. Italia informa de que en julio llegaron a sus costas 10.000 refugiados, la mitad que en el mismo mes del a?o pasado. Con todo, los italianos han registrado un "r¨¦cord", ya que, en estos momentos, el viaje por el Mediterr¨¢neo es la primera opci¨®n para los que huyen de Oriente Pr¨®ximo y de ?frica. La ruta terrestre a trav¨¦s de los Balcanes se considera cerrada.
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En cuanto a Alemania, el ministro de Interior, Thomas de Maizi¨¨re, declar¨® que hasta finales de julio hab¨ªan llegado al pa¨ªs 100.000 refugiados, una cifra sensiblemente inferior a la de hace un a?o. Eso por no hablar de 2015, cuando la llegada de 890.000 solicitantes de asilo abrum¨® al pa¨ªs desde el punto de vista humano y organizativo. En Suiza, en julio el n¨²mero de refugiados ascend¨ªa a 1.700, un tercio menos que hace 12 meses. Y eso despu¨¦s de que, en junio, la ministra de Interior, Simonetta Sommaruga, advirtiese de que este verano la situaci¨®n en la frontera sur del pa¨ªs amenazaba con convertirse en "precaria".
Desde el punto de vista europeo, reina el alivio. Las cifras indican que la pol¨ªtica de los actuales partidos gobernantes ha sido un ¨¦xito. La oposici¨®n de derechas, que esperaba sacar provecho de la "hiperextranjerizaci¨®n", se ha quedado sin cebo para la campa?a electoral. Esta situaci¨®n favorece a la actual canciller federal Angela Merkel, que el 24 de septiembre se presenta a la reelecci¨®n.
Las im¨¢genes de 2015
Hay otra perspectiva diferente. El a?o 2015 ha pasado a la historia como el a?o en que la desdicha de los refugiados se derram¨® sobre Europa. De repente ve¨ªamos de cerca la cat¨¢strofe humanitaria de la emigraci¨®n masiva con sus procesiones kilom¨¦tricas a lo largo de las carreteras y sus camiones abarrotados de gente. Fueron im¨¢genes, y sobre todo destinos, que a estas alturas se cre¨ªan impensables.
Pero la realidad es que, este a?o, la cat¨¢strofe humanitaria no ha desaparecido sin m¨¢s de la faz de la tierra, sino que se ha aplazado. Se calcula que, en lo que llevamos de 2017, el n¨²mero de v¨ªctimas civiles en la guerra de Siria ha sido de 5.300. M¨¢s de 2.000 personas se han ahogado en el Mediterr¨¢neo, y no sabemos cu¨¢ntas mueren en el viaje a trav¨¦s del S¨¢hara. Pueden ser todav¨ªa muchas m¨¢s que las que perecen en las barcas agujereadas de los traficantes de personas. Y en Libia, ¨²ltima parada antes de la traves¨ªa, numerosos refugiados son torturados y asesinados.
El bajo n¨²mero de refugiados de Suiza tampoco significa que las personas que huyen de la guerra o porque esperan encontrar una vida mejor hayan dejado de pensar de la noche a la ma?ana que este pa¨ªs sea un refugio atractivo. La aceleraci¨®n de los procedimientos y las expulsiones hacen que las cifras desciendan, ya que, tras la resoluci¨®n negativa del tr¨¢mite, mucha gente desaparece y sigue su camino ilegalmente.
Fronteras impenetrables
Pero el descenso de las cifras en el continente tiene sobre todo una causa. De ahora en adelante, Europa va a sellar en serio su frontera sur. Y, adem¨¢s, con la participaci¨®n activa de Suiza. En julio, representantes de los Gobiernos de Italia, Francia, Libia, Austria, Eslovenia y T¨²nez se reunieron con nuestra ministra de Interior, Sommaruga, en este ¨²ltimo pa¨ªs. Seg¨²n comunic¨® el Ministerio, el objetivo era "coordinar las actividades a lo largo de la ruta de emigraci¨®n de ?frica a Europa a trav¨¦s del Mediterr¨¢neo central". Aunque suene m¨¢s elegante que el furioso cierre de la ruta de los Balcanes liderado en su momento por el primer ministro h¨²ngaro Orb¨¢n, viene a ser lo mismo en muchos sentidos.
Y funciona. Aunque la situaci¨®n en los campamentos libios sigue siendo insostenible, este pa¨ªs norteafricano gobernado por bandos rivales est¨¢ devolviendo a los que intentan huir en pateras. Los barcos de salvamento de las organizaciones humanitarias ya no pueden llevar a los n¨¢ufragos a Italia, o bien han decidido poner fin a sus actividades.
Aunque los pa¨ªses interesados quieren que los campamentos sirios sean m¨¢s seguros, esto es algo todav¨ªa muy lejano. La prioridad pol¨ªtica es defenderse de los refugiados. Que estos reciban un trato digno es secundario.
Edgar Schuler es jefe de Opini¨®n de Tages-Anzeiger. Traducci¨®n de Newsclips.
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