Mujeres poderosas que dicen tacos y se acuestan con hombres de Tinder: as¨ª es la nueva comedia rom¨¢ntica
La pel¨ªcula francesa ¡®Los casos de Victoria¡¯ no idealiza a la mujer, sino que nos la muestra en toda su complejidad
Un sal¨®n desordenado con cientos de juguetes esparcidos por el suelo. Dos ni?as peque?as que no paran de llorar mientras su madre, de unos cuarenta a?os, se prepara para salir e intenta buscar desesperada un canguro que las cuide. Bienvenidos al caos diario de Victoria y tambi¨¦n al universo de Justine Triet, una de las grandes revelaciones del cine franc¨¦s de los ¨²ltimos tiempos.
¡°?Es usted mis¨®gina?¡±, le preguntan. ¡°Mis¨®gino es pensar que las mujeres siempre somos v¨ªctimas¡±, contesta Victoria
Los dos largometrajes que ha rodado hasta el momento, La batalla de Solferino (2012) y Los casos de Victoria, empiezan de la misma manera, con esa protagonista femenina que intenta luchar contra la adversidad tanto fuera como dentro de su espacio privado, inmersa en un desmesurado desorden vital y en una vor¨¢gine cotidiana de la que no puede escapar. Toda una declaraci¨®n de intenciones por parte de una realizadora que no pretende idealizar a la mujer, sino que se preocupa en mostr¨¢rnosla en toda su complejidad y haciendo frente a los problemas que se le ponen por el camino sin recurrir a m¨¢scaras de artificio. Sus hero¨ªnas son fuertes y trabajadoras, se encargan de puestos de gran responsabilidad, pero fuman compulsivamente, dicen tacos y se acuestan con hombres que conocen en Tinder. Tienen que encargarse de la tarea tit¨¢nica de ser perfectas en todas sus facetas para que nadie las cuestione en ninguna de ellas. Porque todo el mundo a su alrededor va a estar pendiente de juzgarlas.?
Ni Laeticia en La batalla de Solferino ni Victoria en Los casos de Victoria, son modelos de comportamiento. Menos mal, no estamos para que nadie nos d¨¦ lecciones. En realidad, ambas est¨¢n a punto del colapso nervioso. Y no es para menos. Laeticia es reportera de televisi¨®n y tiene que estar pendiente de que su ex marido no burle la sentencia de alejamiento para ver a sus hijos mientras se encuentra en plena vor¨¢gine electoral. Victoria es abogada y tiene que aguantar que el padre de sus ni?as consiga la fama escribiendo sobre su vida privada y aireando trapos sucios de su relaci¨®n.
Podr¨ªamos decir que son una versi¨®n evolucionada de Bridget Jones, con la importante salvedad de que ninguna busca ni espera que aparezca un pr¨ªncipe azul que las rescate. Esa ¨¦poca de p¨¢jaros en la cabeza y de ilusiones na¨ªf ya termin¨®. Para Victoria, incluso el sexo es algo secundario, no digamos ya el romanticismo. Pero en realidad los referentes que maneja Justine aqu¨ª son muy diferentes y tienen m¨¢s que ver con el prototipo de mujer que instaur¨® la screwball comedy americana en los a?os treinta. Esas mujeres con esp¨ªritu independiente y contestatario que intentan reivindicar sus necesidades y su identidad al ritmo de vertiginosos di¨¢logos tan chispeantes como reveladores. Al final, nuestras vidas se han ido acoplando a ese modo acelerado de hablar que casi provoca crispaci¨®n constante. ?C¨®mo sobrevivir a ¨¦l? Dej¨¢ndonos atrapar un poco por esa locura.
Lo que hace Justine Triet resulta muy interesante. Mezcla dos estilos totalmente antag¨®nicos: por una parte, la comedia rom¨¢ntica a medio camino entre la tradici¨®n americana y la francesa, y por otra un minucioso trabajo observacional de sus criaturas. Porque, aunque todo trascurra a trav¨¦s de una perfecta modulaci¨®n y armon¨ªa en cuestiones de m¨¦trica interna, fresca y desinhibida, lo cierto es que no por ello dedica menos espacio a inspeccionar las dudas y las contradicciones de su personaje central a trav¨¦s de una mirada tan inquisitiva como franca.
Podr¨ªamos decir que son una versi¨®n evolucionada de Bridget Jones, con la importante salvedad de que ninguna busca ni espera que aparezca un pr¨ªncipe azul que las rescate
As¨ª, al mismo tiempo que asistimos a juicios en los que declaran perros d¨¢lmatas y monos imitadores y a momentos en los que el absurdo parece apoderarse de la funci¨®n, tambi¨¦n accedemos a la parcela m¨¢s privada de una mujer que intenta como puede encontrar algo de sentido en toda esa confusi¨®n que la rodea. Quiz¨¢s esa capacidad de an¨¢lisis, esa mirada hacia los personajes y la relaci¨®n que establecen con el mundo que les rodea, tengan que ver con que Justine Triet hab¨ªa filmado antes varios documentales y esa influencia qued¨® bien plasmada en La batalla de Solferino, que transcurre a lo largo del d¨ªa en el que Fran?ois Hollande gan¨® las elecciones. La directora nos introduce en el v¨¦rtigo de ese momento de euforias y decepciones al ritmo de una canci¨®n del grupo de Ryan Gosling, el Lose Your Soul de Dead Man Bones. Se mete en el bullicio, en sus calles abarrotadas para captar las impresiones de los votantes de uno y otro bando mientras el histerismo se apodera de todos los personajes que se empapan de esa atm¨®sfera de nerviosismo y de cambio. Todo este escenario sirve para contar una historia de desencuentro conyugal que tiene la virtud de hacernos pasar por toda la vor¨¢gine de emociones contradictorias, impulsos y rabietas incontroladas por las que pasan los personajes.
Hay un cierto sentimiento de desorientaci¨®n y de p¨¦rdida en Laeticia y tambi¨¦n en Victoria, pero en el fondo las dos saben perfectamente que lo que no quieren es plegarse a los designios de nadie y mantener su independencia como madres y mujeres trabajadoras. Y si volvemos a poner en relaci¨®n Los casos de Victoria con la screwball comedy, la podr¨ªamos comparar con La costilla de Ad¨¢n, de George Cuckor y considerar a Virginie Efira como la nueva Katherine Hepburn. Al fin y al cabo, nos encontramos ante una visi¨®n actualizada de la guerra de sexos, solo que en esta ocasi¨®n hay una total subversi¨®n de los roles tradicionales, raz¨®n por la que Victoria tendr¨¢ que aguantar que la llamen fr¨ªgida, monstruo cerebral o mujer f¨¢lica. ?Es usted mis¨®gina?, le preguntan. ¡°Mis¨®gino es pensar que las mujeres siempre somos v¨ªctimas¡±, contesta ella.
Y es que nuestra protagonista ha tenido que blindarse a las emociones para poder sobrevivir en un mundo en el que tenerlas parece un signo de debilidad. A Justine Triet le interesa acercarnos a las encrucijadas a las que se enfrenta la mujer en la sociedad actual, porque las nuevas hero¨ªnas de la comedia rom¨¢ntica, son inevitablemente fruto de su tiempo.
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