Cuando los zapatos reflejan poder
La pol¨¦mica sobre los 'stilettos' de Melania Trump es una nueva prueba de que el calzado de los pol¨ªticos manda potentes mensajes
¡°?Cu¨¢ndo un zapato no es solo un zapato? Cuando se convierte en un s¨ªmbolo de lo que muchos ven como la desconexi¨®n entre la administraci¨®n Trump y la realidad¡±, ha escrito la prestigiosa cr¨ªtica de moda Vanessa Friedman en The New York Times acerca de los ya famosos stilettos ¨Caparentemente un modelo de piel de serpiente de Manolo Blahnik¨C que la primera dama, Melania Trump, eligi¨® para viajar a Texas, la zona afectada por el Hurac¨¢n Harvey. A Melania, que parece caminar con tacones de 10 cent¨ªmetros como si fueran zapatillas de estar por casa, no le mueve la comodidad a la hora de elegir calzado, sino el deseo de realizar un fashion statement en cada una de sus apariciones. Pero en esta ocasi¨®n su dominio de los c¨®digos de la moda la ha traicionado; el look en s¨ª mismo era impecable, pero para una noche de concierto, no para visitar el escenario de una cat¨¢strofe natural.
Cualquier persona que ocupa un cargo con visibilidad utiliza su imagen como herramienta de comunicaci¨®n, y los zapatos, aunque puedan parecer un detalle trivial, forman parte del proceso. El ejemplo m¨¢s notorio entre los pol¨ªticos actuales es el de la primera ministra brit¨¢nica, Theresa May, cuya predilecci¨®n por los accesorios audaces le llev¨® a calzarse unas botas de charol por encima de la rodilla para conocer a la reina Isabel II o a tomar posesi¨®n de su cargo con unos kitten heels de leopardo que llegaron a ocupar portadas de peri¨®dicos. La prensa brit¨¢nica da por hecho que los utiliza para recalcar la parte m¨¢s divertida y moderna de su personalidad, lastrada por la falta de carisma. Ella ha reconocido que le sirven para romper el hielo, y el peri¨®dico The Times fue a¨²n m¨¢s lejos al sugerir que el hecho de que en los ¨²ltimos tiempos solo se incline por firmas brit¨¢nicas -como Russell and Bromley o LK Bennett- estaba directamente influido por el Brexit. Nicola Sturgeon, su hom¨®loga escocesa, tambi¨¦n est¨¢ mandando un mensaje obvio cuando se pone zapatos de tart¨¢n, el t¨ªpico tejido de cuadros escoceses, al igual que la canciller alemana, Angela Merkel, con sus zapatos c¨®modos y gastados por el uso que gritan ¡°pragmatismo¡±.
Pero no solo son las mujeres quienes utilizan los zapatos para algo m¨¢s que para caminar; la diferencia con sus colegas del g¨¦nero masculino es que ellos normalmente los usan para elevarse alg¨²n cent¨ªmetro m¨¢s sobre el suelo, convencidos de que existe una relaci¨®n directa entre estatura y poder. Silvio Berlusconi, Nicolas Sarkozy o Vladimir Putin han sido acusados de llevar alzas, pero otros, como el senador por Florida, Marco Rubio, no se molestan en camuflarlas; el republicano es conocido por sus botines de estilo cowboy con tac¨®n grueso.
El ex l¨ªder del partido laborista brit¨¢nico Ed Miliband prefer¨ªa mandar un mensaje de cercan¨ªa y comodidad al inclinarse por la poco sofisticada firma Clarks. A alguien le debi¨® de convencer el mensaje, pues un par de zapatos suyos, usados y firmados, se subastaron en 2015 en eBay por 277 libras (300 euros)
Curiosamente, cuanto m¨¢s cent¨ªmetros ganan ellos, m¨¢s a ras del suelo caminan sus parejas. Con tretas como la del pr¨ªncipe Carlos, que se sub¨ªa a un escal¨®n para parecer m¨¢s alto que Lady Di en las fotos oficiales, la supuesta necesidad -de trasfondo sexista- de que nuestros l¨ªderes sean m¨¢s altos que sus esposas, o al menos lo parezcan, hizo que Carla Bruni o Michelle Obama se pasaran al zapato de tac¨®n bajo o las bailarinas para no restarle empaque a Sarkozy y Barack Obama. La reina Letizia, amante de los tacones infinitos con plataforma, no tiene ese problema; los 1,97 metros del rey Felipe le dejan un margen m¨¢s que suficiente.
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