Un paso en falso

Es una realidad que la oposici¨®n tiene los n¨²meros suficientes para provocar la comparecencia del presidente del Gobierno en el Congreso, como contemplamos ayer en el pleno convocado de forma extraordinaria para que diera explicaciones sobre el caso G¨¹rtel,pero es tambi¨¦n verdad ¡ªtan o m¨¢s importante que la anterior¡ª que no suma con ellos la capacidad para censurarle o sustituirle. Forzar la comparecencia del presidente, una de las primeras iniciativas del PSOE de Pedro S¨¢nchez junto a Podemos, ha sido posible, s¨ª, como lo fue convocar la moci¨®n de censura de Pablo Iglesias. Pero de ah¨ª a que resulte ¨²til, a que aporte datos o argumentos nuevos para el debate y a que obtenga resultados tangibles dista una enorme distancia. La que va tambi¨¦n desde el poder de lo posible al poder de transformar la realidad en servicio al ciudadano.

Rajoy volvi¨® a demostrar, arropado adem¨¢s por un formato c¨®modo elegido por la presidenta del Parlamento, que sabe utilizar este tipo de comparecencias para pronunciar m¨ªtines sobre su supuesto compromiso contra la corrupci¨®n y las manchas que encuentra en la oposici¨®n, y para exhibir la legitimidad que le otorga el respaldo popular. Si le est¨¢n pidiendo responsabilidades pol¨ªticas ¡ªsubray¨®, no sin raz¨®n¡ª, estas deben adquirir el car¨¢cter constitucional de una moci¨®n de censura. Y por ah¨ª ya hemos pasado sin sacar nada en limpio.

El pleno extraordinario sirvi¨® para que el presidente toreara c¨®modamente a la oposici¨®n y tambi¨¦n, de forma torticera y paralela, para que los independentistas catalanes utilizaran el p¨²lpito parlamentario para un discurso demag¨®gico, c¨ªnico y mentiroso sobre una corrupci¨®n que identifican con Espa?a frente a una Catalu?a limpia que pronto se va a librar de esta lacra. ¡°Adi¨®s, corrupci¨®n; bienvenida, Rep¨²blica¡±, lleg¨® a decir Tard¨¤ olvidando los diversos casos que afectan al clan Pujol, el caso Palau, el 3% y todos los sumarios que hacen perfectamente la competencia a G¨¹rtel o a P¨²nica.

El pleno fue, por tanto, una ocasi¨®n fallida y perdida para hacer la oposici¨®n correcta, la que sirve para cambiar las cosas, y una oportunidad, por el contrario, para reforzar a Rajoy y dar aliento a la causa independentista, bajo el riesgo adem¨¢s del hartazgo ciudadano. Fue un fracaso de la oposici¨®n, que quema as¨ª un cartucho de un arsenal que no es infinito.

Administrar ese arsenal de forma racional, coherente, ¨²til y efectiva es responsabilidad de esta oposici¨®n de contornos m¨®viles y minor¨ªas exiguas que ocasionalmente logra sumar fuerzas para los empe?os comunes. Que estos objetivos est¨¦n bien elegidos, que las prioridades de una ciudadan¨ªa acuciada ahora por el desaf¨ªo independentista catal¨¢n, la recuperaci¨®n del empleo y el terrorismo ¡ªy, s¨ª, tambi¨¦n la corrupci¨®n¡ª est¨¦n inteligentemente seleccionados y abordados debe ser el ejercicio m¨¢s importante de los partidos que los votantes han preferido ver en la oposici¨®n. Porque si se empe?an en no sintonizar con esos votantes, que son quienes en primera y ¨²ltima instancia deciden qui¨¦n nos gobierna, arriesgar¨¢n perder el tren del potencial liderazgo como han perdido ya una moci¨®n de censura (Podemos) y un pleno extraordinario (fundamentalmente, PSOE y Podemos).