Infierno

Los negros de Los ?ngeles se han dado al vandalismo porque les ha desesperado una sentencia absolutoria bochornosa: la de cuatro polic¨ªas que apalearon a un negro bestialmente. Por su parte, esos cuatro energ¨²menos con chapa se comportaron as¨ª porque muchos negros son pobres, y marginados, y delincuentes, y violentos. Quiero decir que en definitiva todo esto, la brutalidad de los polic¨ªas y la ferocidad de los vand¨¢licos; todo este desquicie, en fin, este dolor profundo y esta barbarie, es un producto directo del capitalismo, de ese neoliberalismo que algunos alaban tanto.

?Les parece acaso que exagero? Seg¨²n el informe sobre desarrollo humano de la ONU, los habitantes de Harlem, un barrio de Nueva York, tienen una esperanza de vida de 46 a?os, menor que los de Bangladesh, uno de los pa¨ªses m¨¢s pobres de la Tierra. En el mismo centro del imperio, en medio del dinero y del poder, se incrusta el Tercer Mundo m¨¢s terrible, m¨¢s desasistido y tenebroso, porque es un pudridero entre la opulencia.

Tambi¨¦n crece d¨ªa a d¨ªa la distancia entre los pa¨ªses ricos y los pa¨ªses pobres, y entre los pobres y los ricos dentro de los pa¨ªses. El sistema genera eso: esa sucia enfermedad de la desigualdad enloquecedora. ?C¨®mo se atreven los neoliberales a sentirse triunfantes y a glorificar un sistema que ha fracasado tan estruendosamente? ?De verdad desea alguien que esa monstruosidad sea nuestro futuro? Miro a mi alrededor y veo un decreto sobre el desempleo peligrosamente insolidario; y unos modos laborales como los de la impresentable patronal de la limpieza, que ni tan siquiera se sienta a negociar unos sueldos brutos de 70.000 m¨ªseras pesetas. Si no queremos que se ahonde el abismo y que nos crezca en las entra?as sociales un infierno, habr¨¢ que reaccionar contra todo esto.