La impresentable pataleta de Fognini
El n¨²mero 26 del mundo acab¨® insultando con un "puta chupapollas" a la jueza de silla en su primer y ¨²ltimo partido en el US Open
"Troia bocchinara", le dijo este pasado mi¨¦rcoles Fabio Fognini a la jueza de silla durante su primer partido en el US Open contra Stefano Travaglia, y ¨²ltimo, porque perdi¨® en cuatro sets. "Troia bocchinara", en italiano, es "puta chupapollas" en castellano. As¨ª, Fognini pas¨® a engrosar la lista de deportistas que quiz¨¢s olviden que millones de personas los observan mientras escupen lindezas como esta.?
El n¨²mero 26 en la ATP, nervioso porque ve¨ªa que su compatriota (144 en la lista) lo arrinconaba de manera rotunda, protest¨® una de las decisiones de la jueza y acab¨® insult¨¢ndola en italiano. Ella, que no lo escuch¨®, no puso sanci¨®n alguna y el partido continu¨®. En Fognini, los reproches y las quejas cuando el partido no va por d¨®nde a ¨¦l le gustar¨ªa no son raras ¡ªah¨ª qued¨® el "no me rompas los huevos" a Nadal en 2015¡ª, sin embargo, el punto en esta ocasi¨®n es que quien ten¨ªa enfrente no era otro tenista, ni un hombre sobre la silla, sino una mujer; y la elecci¨®n del improperio no fue neutral.
Las palabras que instintivamente escogi¨® Fognini?¡ªque se disculp¨® despu¨¦s en su cuenta de Twitter¡ª son reflejo de un machismo casi autom¨¢tico, no solo en el tenis, sino en el deporte (y en cualquier ¨¢mbito). Las asociaciones inmediatas al insultar con palabras como "puta", y otras referencias carnales, son tan comunes que pueden pasar incluso desapercibidas, pero arrastran toda una historia de menosprecio, machismo y sexualizaci¨®n de la mujer en el lenguaje que est¨¢ siendo dif¨ªcil exterminar.
Hace un par de a?os, Mar¨ªa Irazusta invit¨® al debate en Eso lo ser¨¢ tu madre (Espasa, 2015), una biblia del insulto que incid¨ªa sobre la necesidad de reflexionar cuando se ofende al sexo femenino porque, por lo general, se eligen (voluntaria o involuntariamente) palabras que prolongan esa discriminaci¨®n, a la que no le hace falta la ayuda del lenguaje para campar de vez en cuando a sus anchas en grandes eventos como ocurri¨® este mi¨¦rcoles en el ¨²ltimo Grand Slam del a?o; o en la pasada edici¨®n de Roland Garros con Maxime Hamou y Maly Thomas, periodista de Eurosport Francia; o en el US Open en 2008, cuando tambi¨¦n a una jueza de silla David Ferrer, incontrolable en su soliloquio, le dijo "es normal, t¨² eres una chica. Las chicas no pueden hacer nada, nada".?
El alcance de p¨²blico de eventos deportivos como un Grand Slam provoca que la cr¨ªtica y la reprobaci¨®n a actitudes tan lamentables como esta sea mayor y pueda servir como punta de lanza (aunque acabe siendo breve en el marem¨¢gnum informativo) para avanzar un poco m¨¢s en la educaci¨®n ling¨¹¨ªstica y social que a veces parece que no ha terminado ni de quitarse el pa?al. El lenguaje, eso que usamos diariamente para relacionarnos con el resto del mundo, deber¨ªa servir para reducir brechas, para avanzar en una igualdad sem¨¢ntica que no se limite a buscar t¨¦rminos femeninos para conceptos hist¨®ricamente masculinos y para que "zorra" no tenga nada que ver con el n¨²mero de hombres con el que una mujer se acuesta ni el gusto o disgusto por las felaciones sea objeto de insulto.
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