Traves¨ªa
No hay barco m¨¢s seguro que el de papel que fabricamos de ni?os con una hoja donde hab¨ªamos escrito nuestros sue?os
Al final del verano, de vuelta a casa, empiezas a navegar el nuevo curso a merced de las fuerzas oscuras que te acechan en un mar lleno de peligros. Hay que estar bien pertrechado. Para llegar sano y salvo a un puerto abrigado despu¨¦s de sortear todos los escollos de esta dura traves¨ªa, no hay barco m¨¢s seguro que el primer barco de papel que fabricamos cuando ¨¦ramos ni?os con una hoja del cuaderno escolar donde hab¨ªamos escrito nuestros sue?os m¨¢s puros. Despu¨¦s de doblar el papel varias veces de una forma determinada, abr¨ªas el pliegue y de pronto aparec¨ªa entre los dedos un maravilloso velero. Con un leve impulso lo botabas en una orilla de la alberca y comenzaba a navegar el agua estancada bajo el vuelo de lib¨¦lulas verdes y amarillas. Pod¨ªa ser un barco pirata, fantasma, mercante o de guerra. Pese a que la alberca albergaba algunos sapos, el barco siempre consegu¨ªa llevar a la otra orilla nuestros sue?os incontaminados. Era un barco que nunca naufragaba. Vivimos ahora tiempos de azar, entre la violencia y la banalidad. No sabes qui¨¦n te vigila, qui¨¦n te controla, qui¨¦n decide por ti, pero eres consciente de que alguien puede apretar el bot¨®n que te har¨¢ saltar por los aires. Ya no existen maestros a los que seguir ni valores s¨®lidos a los que agarrarse y puesto que vale todo pero nada es firme, en esta traves¨ªa confusa la salvaci¨®n es ya una cuesti¨®n fiada a la imaginaci¨®n de cada navegante. Un prisionero condenado a cadena perpetua descubri¨® la ¨²nica forma de escapar: pint¨® una ventana abierta de par en par con un horizonte azul en la pared de la mazmorra y a trav¨¦s de ella conquist¨® la libertad. Aquel velero de papel que construiste con una hoja del cuaderno escolar para cargar en ¨¦l los primeros sue?os, hoy puede convertirse en un barco de salvamento si aquellos sue?os, que transportaba, no han sido traicionados.
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