Pato cojo
Los partidos invertir¨ªan mejor su tiempo en mejorar su capacidad de construir coaliciones alternativas que supongan una amenaza cre¨ªble a quien gobierna
En pol¨ªtica, convertirse en un pato cojo es la antesala de la p¨¦rdida del poder. Con ese t¨¦rmino se describe al mandatario que permanece en el cargo mientras el resto considera que est¨¢ pol¨ªticamente amortizado. Es lo que ocurre con los presidentes que se enfrentan a un segundo mandato sin posibilidad de reelecci¨®n. Se convierten en pol¨ªticos extra?os: no tanto por su brevedad en el poder como porque gobiernan sin horizonte electoral.
Cuando Ciudadanos defiende en Espa?a la limitaci¨®n de mandatos como medida para prevenir la corrupci¨®n centran su argumento en la brevedad del cargo. Sin embargo, existen muchos ejemplos donde la caducidad en el poder no modifica la forma de ejercerlo. O, si lo hace, no es en la direcci¨®n deseada, pues quienes gobiernan sabiendo que no ser¨¢n juzgados en las urnas pueden perder inter¨¦s en representar a sus electores o decidir en mayor medida seg¨²n lo que les dicte su conciencia. Existe evidencia que apunta en esta direcci¨®n aunque, en conjunto, el debate acad¨¦mico no es nada concluyente.
Los costes de limitar mandatos, en cambio, resultan m¨¢s predecibles, pues la renovaci¨®n peri¨®dica del liderazgo puede generar m¨¢s inestabilidad en los partidos. De entrada, cualquier formaci¨®n est¨¢ sometida a las tensiones internas asociadas a los vaivenes electorales. Pi¨¦nsese en la primera ministra brit¨¢nica, Theresa May, quien tras el fracaso electoral es para muchos de su partido una pol¨ªtica amortizada, un pato cojo pendiente de sustituci¨®n. ?Por qu¨¦ los partidos quieren entonces aprobar una reforma que obliga a la renovaci¨®n continua y a?ade una potencial fuente de inestabilidad interna? Los votantes, que tan bien acogen la propuesta, ser¨¢n los primeros en penalizar a los partidos que se muestren desunidos.
Una mejor disciplina que la limitaci¨®n de mandatos frente al abuso de poder es que quien lo ejerza pueda perderlo. Por eso los partidos invertir¨ªan mejor su tiempo en mejorar su capacidad de construir coaliciones alternativas que supongan una amenaza cre¨ªble a quien gobierna, que en insistir en una reforma donde los beneficios son m¨¢s inciertos que los costes. @sandraleon_
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