El bloqueo seguir¨¢
Prevalecen el hartazgo y el temor a estar atrapados en una peligrosa espiral
Otro septiembre, otra Diada. Y esta vez con otro amago de refer¨¦ndum y, parece, otras elecciones auton¨®micas en el horizonte. Hay que ir al calendario y frotarse los ojos para averiguar el a?o.
Dos sentimientos prevalecen. Uno es el del hartazgo. Parecemos estar en un bucle donde se repiten hechos, ritos y declaraciones que nos devuelven siempre al punto de partida. Otro es el temor a que no estemos atrapados en un sopor¨ªfero bucle sino en una peligrosa espiral en la que cada crisis va cebando un barril explosivo que, de seguir as¨ª, prender¨¢ cuando alguien lance dentro, intencionadamente o por error de c¨¢lculo, una cerilla.
La mala noticia es que el bloqueo seguir¨¢. Y lo har¨¢ porque hay dos posiciones enfrentadas que no disponen de un terreno intermedio sobre el que pactar. Espa?a, como la inmensa de la mayor¨ªa de los Estados del mundo, democracias avanzadas incluidas, se ha configurado como un Estado indivisible. Estar¨¢ bien o mal y podr¨¢ ser de otra manera o no -Canad¨¢ y Reino Unido son divisibles, en principio-. Pero no lo es. Es un hecho. Y tan poco an¨®malo que el proyecto de Estado catal¨¢n que dibuja la ley de transitoriedad que promueven los independentistas asume sin m¨¢s que la futura rep¨²blica catalana tambi¨¦n ser¨ªa indivisible y que de ella no podr¨ªa desgajarse ning¨²n territorio con ninguna mayor¨ªa ni procedimiento. Lo que para los independentistas es inconcebible -que el demos catal¨¢n no sea soberano e indivisible- lo es tambi¨¦n para la mayor¨ªa de los espa?oles y, hoy por hoy tambi¨¦n, para la mayor¨ªa de catalanes no independentistas.
Se dice que hay una tercera v¨ªa. Pero no es cierto. Mejorar el autogobierno, incluso exponencialmente, es posible, pero no altera la indivisibilidad. Luego supone una derrota del independentismo. Y acceder a un refer¨¦ndum sobre la independencia modifica la naturaleza del Estado as¨ª que es una decisi¨®n que no pueden tomar solos los catalanes sino todos los espa?oles y que no parece que quieran adoptar. O los independentistas renuncian a la independencia a cambio de m¨¢s autogobierno o el Estado acepta su divisibilidad y arbitra los mecanismos para verificar la voluntad de unidad o secesi¨®n. No hemos llegado todav¨ªa a ninguno de estos dos escenarios. As¨ª que esto va para largo. @jitorreblanca
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