?Es leg¨ªtima la secesi¨®n de Catalu?a?
La senda unilateral requiere ampl¨ªsimos apoyos dentro y fuera, de los que hoy carece
La secesi¨®n, cuando un Estado se desgaja de otro, ha venido justificada desde la teor¨ªa pol¨ªtica por tres grandes argumentos.
El primero es la teor¨ªa adscriptiva, que defiende que el sujeto legitimado para secesionarse es la naci¨®n ¡ªcomunidad territorialmente concentrada con trazos culturales comunes¡ª. Una idea muy popular en el nacimiento de Estados-naci¨®n durante el XIX. Sin embargo, dado que las naciones son artefactos construidos, no resultan f¨¢ciles de objetivar (m¨¢s a¨²n cuando las identidades son compartidas). Adem¨¢s, si basta con ser naci¨®n para tener derecho a un Estado, esto podr¨ªa justificar decisiones unilaterales o la violaci¨®n de los derechos de las minor¨ªas.
La segunda teor¨ªa se conoce como la de causa justa. Seg¨²n esta idea la secesi¨®n solo es leg¨ªtima de manera excepcional; cuando se violan derechos humanos de un grupo o hay la vulneraci¨®n de un acuerdo entre partes (normalmente de autogobierno). Esta idea encaja, por ejemplo, con las rep¨²blicas de la antigua Yugoslavia. Sin embargo, esta teor¨ªa no resuelve qui¨¦n es el ¨¢rbitro que determina dicha opresi¨®n fuera de casos extremos de genocidio. Adem¨¢s, es un argumento contra-mayoritario. No importa que una mayor¨ªa quiera la independencia, no ser¨ªa posible en ausencia de avasallamiento.
Por ¨²ltimo, la tercera teor¨ªa se centra en el procedimiento, y establece que una secesi¨®n es leg¨ªtima si se produce mediante cauces mayoritarios, con alg¨²n tipo de refer¨¦ndum pactado. Los casos de Escocia y Quebec ser¨ªan tipos ideales. Pero de nuevo, tambi¨¦n hay cr¨ªticas. No siempre se sabe qu¨¦ sujeto (demos) es la base de dicha mayor¨ªa (?Una regi¨®n? ?Un municipio?) y, seg¨²n esta teor¨ªa, se podr¨ªan desencadenar secesiones ad infinitum. Adem¨¢s, las preferencias ni son inmutables ni son independientes de las opciones que se pregunte. Finalmente, no se debe olvidar que estas mayor¨ªas cambiantes generan decisiones casi irreversibles.
El independentismo catal¨¢n ha sabido manejar las tres ideas simult¨¢neamente; Catalu?a es una naci¨®n oprimida con una mayor¨ªa que desea ser preguntada. El principio de legalidad, sin restarle importancia, interpela poco a estos argumentos. Sin embargo, una afirmaci¨®n tan grave necesita evidencia s¨®lida para ser cre¨ªble en una democracia liberal, un marco flexible que permite acomodar derechos colectivos.
De ah¨ª la naturaleza de este pulso. La senda unilateral requiere ampl¨ªsimos apoyos dentro y fuera de Catalu?a de los que el independentismo, a d¨ªa de hoy, carece. Por lo tanto, lo f¨ªa todo a provocar una reacci¨®n desmedida del Estado que refuerce el argumento de la opresi¨®n. La v¨ªa plebiscitaria es esencialmente un instrumento frente a un Gobierno cuya falta de iniciativa pol¨ªtica ha permitido la encerrona. Lo que est¨¢ por ver es si, tras la inevitable colisi¨®n, se mueve algo en la correlaci¨®n de fuerzas. Porque el d¨ªa despu¨¦s la discusi¨®n de fondo seguir¨¢ esperando.
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